La Metafísica de Aristóteles: La Sustancia como Principio del Ser

La Metafísica de Aristóteles: La Sustancia

La Metafísica de Aristóteles es un conjunto de tratados o «cursos» elaborados a lo largo de sus últimos períodos de pensamiento. Él la llamó «filosofía primera». El nombre «metafísica» se debe a Andrónico de Rodas, quien compiló el conjunto de tratados de filosofía primera. Desde entonces, «metafísica» también significa «aquello que está debajo de la física», es decir, la realidad que no es demostrable experimentalmente.

El Deseo de Saber y la Ciencia de los Primeros Principios

«Todos los hombres desean, por naturaleza, saber». Con esta frase, Aristóteles inicia la Metafísica. Existen diferentes grados de saber, considerando superior aquella ciencia deseable por sí misma y no por sus resultados. Esta ciencia deseable es la ciencia de los primeros principios o de las primeras causas, cuyo principio está en la admiración.

La Metafísica como Ciencia del Ser

Aristóteles definía la Metafísica como «la ciencia del ser en cuanto ser» y también como «la ciencia de los primeros principios», es decir, estudia la realidad en su conjunto. La filosofía nació del deseo de comprender, según Aristóteles. La Metafísica es la sabiduría por excelencia, un conocimiento universal en el más alto grado. Las ciencias particulares se centran en objetos específicos, por lo que la metafísica es la “filosofía primera” porque es universal. El ser es analógico (tiene muchos sentidos). En conclusión, el ser tiene muchas formas de manifestarse, pero todas remiten a la sustancia.

La Sustancia como Esencia

La filosofía primera, o ciencia que estudia el ser, se presenta en Aristóteles como un saber sobre la sustancia. Hay una categoría básica llamada sustancia (ousía) que es la esencia de cada cosa, que existe por sí misma y no se predica de ninguna otra cosa.

Crítica a Platón y la Teoría de las Ideas

Aristóteles critica a Platón por la teoría de las Ideas, por haber afirmado que lo verdaderamente real, el ser o la sustancia, era la Idea. Aristóteles no admite el carácter separado de las esencias, y todas sus críticas a Platón se centran en este punto:

  • Al intentar explicar este mundo, Platón crea otro mundo, el de las Ideas, con lo que la dificultad se duplica.
  • El mundo de las Ideas no permite explicar nada sobre el mundo de las cosas, ya que, al estar separadas de las cosas, las Ideas no son propiamente sus esencias, pues si fueran la esencia de las cosas estarían en ellas.
  • Las Ideas tampoco permiten explicar el origen y el devenir de las cosas; de hecho, Platón se ve obligado a recurrir a la figura del demiurgo.
  • Aristóteles también critica la matematización de la teoría de las Ideas.

La Sustancia como Individuo Concreto

Para Aristóteles, las sustancias son únicamente los individuos concretos. Frente a Platón, este mundo recupera su plena realidad. Aristóteles observa que, tras los cambios de apariencia que afectan a casi todos los objetos, permanece algo inalterado: el sustrato material, al que no le afectan los cambios. Esa es la sustancia; ella es el soporte real sobre el que descansan todas las demás cualidades cambiantes de las cosas. Estas cualidades cambiantes son los accidentes (el color, la dureza de un material, la forma).

Sustancia Primera y Segunda

Aristóteles distingue entre:

  • Sustancia primera: el individuo concreto.
  • Sustancia segunda: las especies a las cuales pertenecen los individuos (hombre) y los géneros a los cuales pertenecen esas especies (animal). La sustancia segunda es la esencia del individuo.

La especie y el género son también algo real, ya que solamente sobre ellos, y no sobre los individuos, versa la ciencia (la ciencia tiene por objeto lo universal); por eso los considera también sustancias, pero en un sentido secundario. La sustancia primera es el individuo concreto (Sócrates); en él se encuentran realizada la especie (hombre, la sustancia segunda), la cual se predica de la primera. Con ello, Aristóteles afirma que este mundo es real y que la pluralidad y el devenir son reales (oposición a Platón y Parménides: hay muchos individuos de la misma especie y están sometidos a cambios permanentes).

La Teoría Hilemórfica

Aristóteles introduce en la sustancia el concepto de devenir o de desarrollo: la sustancia es lo que deviene, lo que se desarrolla. Para explicar este hecho, sostiene que la sustancia es un compuesto (synolon) de materia (hyle) y forma (morphé): teoría hilemórfica. La forma es la esencia de cada cosa, la sustancia segunda, y es eterna, pero existe solo en la materia. Lo que deviene, lo que se engendra, es el individuo concreto, el compuesto de materia y forma. Aristóteles concede prioridad a la forma sobre la materia porque es la esencia de cada cosa, lo común a toda la especie.

Potencia y Acto

De forma paralela a la distinción materia-forma para explicar la composición de los seres, Aristóteles distingue entre potencia y acto para justificar la posibilidad del cambio, con lo que se opone a la idea de Parménides (el cambio es imposible porque equivaldría al tránsito del no-ser al ser). Según Aristóteles, hay que distinguir entre lo que «ya es ese ser»: el acto, y lo que «puede llegar a ser pero aún no es»: la potencia. El movimiento es posible porque los seres tienen dentro de sí la capacidad de transformación; el movimiento es el paso del ser en potencia al ser en acto. El acto predomina sobre la potencia, ya que solo hay potencia cuando se da un acto determinado: se pueden tener innumerables potencialidades, pero solo son reales aquellas que se actualizan. Potencia-acto y materia-forma son estructuras paralelas: la materia está en potencia de la forma, y la forma es lo que actualiza la materia.

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