La Ilustración: Características Generales
El Siglo Ilustrado, también conocido como el Siglo de las Luces o el Siglo de la Filosofía, tuvo su origen en la Ilustración inglesa, a partir de la Revolución de 1688. El avance de las ciencias con Newton y los empiristas fueron grandes aportaciones al movimiento ilustrado.
La Ilustración en Francia se caracterizó por el proyecto de la Enciclopedia y por figuras como Montesquieu y Voltaire. La Ilustración alemana fue impulsada por Federico II. En España, la Ilustración se configuró como un auténtico despertar crítico, con figuras destacadas como Feijoo y Jovellanos. En Italia, sobresale Vico, quien influiría en el pensamiento historicista.
El espíritu del racionalismo de la nueva filosofía se mantuvo durante los siglos XVI y XVII. Durante el siglo XVIII, el espíritu de secularización, de superficie racional y de escepticismo, invadió la sociedad. Los ideales del racionalismo y el espíritu de emancipación penetraron en los salones de la alta sociedad, criticando los principios y supuestos teóricos en que la sociedad y la monarquía se apoyaban.
El nombre de Iluminismo procede del ideal de iluminar todos los sectores de la realidad con la razón y el progreso. La Enciclopedia de las Ciencias, Artes y los Oficios tuvo la importancia simbólica de ser el primer libro de lo que se ha llamado espíritu cientificista.
Sin embargo, en el seno de la Ilustración surgió Rousseau, quien, si bien participaba del espíritu general del movimiento, disentía respecto a su filosofía de la historia y, por ende, respecto a la actitud personal que el hombre debe adoptar ante ella. Rousseau dijo: «El hombre nace bueno y es la sociedad la que lo corrompe».
La consecuencia de este largo movimiento de secularización y racionalismo, espoleado por la ideología revolucionaria, fue la Revolución Francesa, en la que el pueblo amotinado adoró en la catedral a la Diosa Razón. El nuevo sistema sería conocido como liberal y democrático. Destruidas las instituciones históricas intermedias entre el poder del Estado y los individuos, quedaron solo el individuo y el Estado.
Rasgos de la cultura europea del siglo XVIII:
- Predominio absoluto y confianza ciega en la razón sobre otras fuentes de conocimiento (autoridad, revelación religiosa).
- La ordenación del mundo y de la vida social según el criterio racional era la única garantía de progreso cultural y, así, de felicidad.
- Las ciencias experimentales consideradas ciencias útiles.
- El espíritu crítico, nervio del siglo, llegó a todos los campos, incluido el religioso, con la consecuente negación de la idea de Dios o la reducción de su papel al de un principio abstracto ordenador (deísmo).
La Crítica de la Razón Pura: La Concepción Kantiana
El estado de la cuestión parte de una triple constatación:
- La historia de la metafísica es fallida.
- La historia de la ciencia ha elegido el camino acertado para sus investigaciones porque existe acuerdo entre los científicos en cuanto a las verdades.
- El espíritu humano posee una tendencia natural a resolver los problemas metafísicos.
El propósito kantiano fue la preparación para la realización de una metafísica como ciencia. Kant propuso para su nueva filosofía el nombre de idealismo trascendental, también llamado criticismo. Hay que diferenciar todas las posiciones posibles en filosofía: el dogmatismo, el escepticismo y el criticismo.
El dogmatismo, descrito por Kant de una forma nueva, aunque tradicional, se refiere al filósofo que considera posible el conocimiento de las cosas tal como son en sí mismas. El filósofo crítico empieza por dudar de la capacidad del entendimiento humano para acceder verdaderamente a la realidad misma. Desea analizar con cuidado el valor y los límites del propio entendimiento.
La historia anterior de la metafísica occidental puede describirse en términos de un debate entre racionalistas y empiristas. Kant pretendía que ambos, todos dogmáticos, debían ser llamados realistas. La definición común a ambos términos es que el conocimiento filosófico alcanza a descubrir la existencia y la esencia de la realidad tal como es en sí misma, y no solo tal como aparece ante la razón finita.
La Crítica de la Razón Pura se pregunta: ¿Es posible la metafísica como ciencia? La experiencia, en la terminología de Kant, se llama también conocimiento. El conocimiento es una relación del sujeto con el objeto. Kant llama intuición a la relación inmediata con el objeto.
El conocimiento consiste en lo que aparece y nos afecta a la receptividad. Kant llama sensibilidad a la receptividad y impresión a la afección. La existencia de impresiones no contribuye al conocimiento si no son referidas a un objeto. El fenómeno del conocimiento es la sensación y el concepto.
La facultad teórica se analiza en dos facetas: la sensibilidad y el entendimiento como espontaneidad de las representaciones de las cosas. Si hablamos de cosa en sí, suponemos que, por encima de lo que hasta ahora hemos entendido por conocimiento, hay algo distinto que podemos llamar conocimiento humano. Entonces, se puede decir que lo conocido en aquel conocimiento es la cosa en sí, mientras que lo conocido en el conocimiento humano es la cosa tal como aparece.