Crítica de Nietzsche a la Filosofía Tradicional: El Error de la Razón y la Supremacía de los Sentidos

Crítica de Nietzsche a la Filosofía Tradicional

El Error de la Razón y la Supremacía de los Sentidos

Párrafo 1: Crítica a la Metafísica

Nietzsche critica a los filósofos tradicionales, a quienes a veces llama platónicos o eleatas, por concebir el ser como estático, en contraposición a la realidad, que es cambio y devenir. Esta contradicción se produce porque los sentidos, que muestran el devenir continuo, son considerados fuentes de engaño. Así, una creencia (la estaticidad del ser) se apoya en otra (la falibilidad de los sentidos).

Los sentidos no solo son considerados fuente de engaño, sino también de inmoralidad, asociando lo corpóreo, lo sensual, la pasión y el deseo con el mal. El filósofo tradicional «entierra» lo real y convierte lo inventado por su razón en la auténtica realidad. De esta manera, lo auténticamente real queda representado por lo máximamente irreal y abstracto.

Dios aparece como la síntesis suprema de lo único, eterno e inmutable: el ser estático absoluto. El odio al devenir se materializa en el odio al cuerpo, a pesar de que las necesidades corporales siguen presentes.

Párrafo 2: Heráclito y el Devenir

Nietzsche destaca la singularidad de Heráclito, el único filósofo que afirma que la realidad es puro devenir, a pesar de que los sentidos nos muestran cierta unidad y duración en las cosas. Para Nietzsche, los sentidos muestran el verdadero ser de las cosas: el devenir. El error no proviene tanto de los sentidos, sino de la razón, de la interpretación que la razón hace del testimonio de los sentidos al inventar un «mundo verdadero».

Párrafo 3: La Importancia de los Sentidos

Para Nietzsche, los sentidos nos dan información precisa y fidedigna, y se desarrollan con el concurso de la razón, que se somete a ellos sin sustituirlos. Además, son la causa de los avances de la ciencia experimental. La revolución científica de los siglos XVI y XVII se produce cuando se asume el método experimental. Solo es ciencia lo que se contrasta con los sentidos. Las disciplinas que no se apoyan en la experiencia, en lo empírico, en los sentidos, son «no ciencias», porque hablan de entidades no sensibles y, por lo tanto, no reales.

Párrafo 4: La Transmutación Ontológica

Nietzsche plantea otro rasgo de los filósofos: no solo han inventado una realidad estática, sino que la han colocado en el lugar más elevado: “la transmutación ontológica”. Su realidad se forma mediante los conceptos supremos, que por ser los más generales, son los más vacíos y, por tanto, los menos reales. Al ser generales, olvidan lo que caracteriza a lo real: la individualidad, la diferencia. Un concepto, por definición, olvida todo lo diferente para recoger solo lo común a un grupo de seres concretos. Por eso, los conceptos supremos son tan universales; pretenden agrupar a tantos individuos que su contenido es como “el último humo de la realidad”, no dicen casi nada.

Para los filósofos, Dios es el ente máximamente real, y se define por ser causa de sí mismo, siendo esta característica la máxima garantía de realidad y de verdad, y por tanto, de superioridad. Lo que proviene de otra cosa es considerado menos real que lo que proviene de sí mismo. Dios es la síntesis de esta forma de pensar, pues encarna todos los conceptos supremos.

Nietzsche señala que esta peculiaridad de los filósofos es un trastorno mental, similar a quien se inventa una realidad y acaba por depender de ella, juzgándola más real que la verdadera realidad. Las arañas atrapan sus presas en la telaraña; del mismo modo, el ser verdadero, causa de sí mismo, nace de la razón de los filósofos y se convierte en una creencia que ha sometido al ser humano y lo ha obligado a renunciar a sí mismo, a sus instintos, a su vida. De ahí las consecuencias negativas de esta invención para la humanidad.

Párrafo 5: El Origen Gramatical de los Prejuicios

Nietzsche comenta las causas del error de la filosofía tradicional, hablando del principio de razón y del lenguaje. Nietzsche es consciente de que su posición es minoritaria. Para él, el error no está en los sentidos, sino en la razón, que se ve obligada a elaborar conceptos supremos para regular, ordenar y sobrevivir al devenir. Siendo conscientes de que el error se produce ahí, no podemos evitar que se produzca; nuestra razón es así, y eso nos hace estar «cogidos» en el error, necesitados del error.

Aunque observamos que una constelación se mueve, sabemos que quienes nos movemos somos nosotros, pero nuestros ojos insisten en su testimonio; es decir, no podemos evitar ver que la constelación se mueve. Pues del mismo modo, aunque conocemos mediante conceptos (categorías) de la razón tales como identidad, sustancia, causa, sabemos que la realidad no es así, pero nuestro lenguaje necesita usar tales categorías para tener significado.

En general, se suele definir la psicología como la disciplina que estudia la mente, y los primeros pasos de esta psicología se dan cuando el ser humano toma conciencia de su lenguaje y se pregunta qué hay detrás de sus palabras. Lo que encuentra es la razón, a la que desde entonces idolatra, y por eso Nietzsche habla de fetichismo grosero. El primer concepto construido es el yo, y el primer hábito del lenguaje consiste en atribuir una acción a un agente, pero esto no es real, sino un postulado lógico-metafísico: lógico porque es una exigencia de la estructura del lenguaje (sujeto-predicado) y metafísico porque el sujeto es quien realiza la acción y al que, por tanto, se le atribuye una existencia independiente de la acción, la sustancia. Aquí empieza a aludir a los primeros filósofos, afirmando que estas categorías no podían proceder de la experiencia, de lo sensible. Alusión a la teoría platónica de la preexistencia del alma, de la reencarnación y del innatismo de las ideas, puesto que si la razón posee categorías que no pueden proceder de lo sensible, deben proceder de otro mundo en el que la razón ya ha habitado.

Párrafo 6: La Distinción de Dos Mundos

La distinción de dos mundos presente en toda la filosofía tradicional es un síntoma de vida descendente, de falta de valor, pues el ser humano se anula a sí mismo y a la vida, y crea un mundo ideal, pero ficticio. Por eso, para Nietzsche, la aproximación a la realidad no puede hacerse con conceptos, al no referirse estos a nada real, y será la estética la única vía de aproximación al devenir. El enfrentamiento entre Apolo y Dionisos simboliza…

Para Nietzsche, la vida no es solamente belleza, cómica…

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