Otros pensadores Racionalistas:
Descartes fue el innovador que afrontó los problemas que la nueva ciencia abría a la filosofía. Con Descartes, la filosofía inicia una nueva navegación; su obra filosófica, matemática y física se convirtió en punto de referencia para otros racionalistas.
Pascal:
En su obra, se hace presente la influencia de Descartes, pero también muestra una perspectiva anticartesiana. Valora el espíritu geométrico cartesiano como la expresión más potente de la racionalidad humana, capaz de darnos continuas conquistas. Ahora bien, considera que este espíritu geométrico es insuficiente e incapaz a la hora de acceder al más profundo conocimiento del hombre y sus vicisitudes.
Pascal exige a Descartes reconocer los límites del poder matemático y racional. Por este motivo, contrapone al espíritu geométrico un espíritu de finura, capaz de captar aspectos y matices del ser humano y de la vida que escapan a la razón. En este espíritu es el que nos permite intuir la situación paradójica del hombre: un ser infinitamente grande e infinitamente pequeño, inmerso a la vez en la grandeza y la miseria.
Para Pascal, el ser humano es un nada comparado con el infinito, pero también es un todo si lo comparamos con la nada. Para Pascal, el Dios cartesiano de los filósofos es un Dios racional y frío, el Dios de la fe es el Dios del corazón, un Dios que conlleva un factor de riesgo, ya que no ha sido demostrado. Es el corazón el que siente a Dios y no la razón.
La razón, creadora del cálculo de probabilidades, ve que por lo que se refiere a la existencia de Dios se dan dos posibilidades para elegir, ambas inciertas como cara y cruz: Dios existe y Dios no existe. Racionalmente no se puede demostrar ninguna de las dos posibilidades. Según las reglas del cálculo de probabilidades y considerando la magnitud, Pascal apuesta a favor de tener fe en la existencia de Dios, ya que esta le parece la posición más inteligente: todo se puede ganar y nada se puede perder.
Spinoza:
Su evolución intelectual le aleja de la religión judía ortodoxa, hasta el punto que en 1656 fue excomulgado y declarado no-judío. Spinoza vivió permanentemente exiliado en varios puntos de Holanda. Para ganarse la vida aprendió a pulir lentes.
Espíritu racionalista:
La filosofía de Spinoza se inspira en el racionalismo moderno. Igual que Descartes, Spinoza abarca el método matemático para elaborar un discurso que se despliega de manera deductiva. La deducción matemática es considerada la forma más elevada de racionalidad. Es la racionalidad que nos permite acceder con más rigor a la realidad.
Su obra más importante, la Ética demostrada según el método geométrico, se estructura como cualquier otro tratado de geometría: establece primeramente unas definiciones, fija a continuación una serie de axiomas, a partir de las definiciones y los axiomas se dedica a obtener diferentes proposiciones o teoremas, la verdad de los cuales se demuestra aplicando la lógica deductiva.
El orden expositivo de Spinoza trata de constituir un verdadero conocimiento, un conocimiento por causas. Sigue un orden lógico, que va de lo universal a lo más particular, confiriendo a su discurso una coherencia máxima. Da la impresión que si se aceptan sus definiciones y axiomas, ya basta decir sí una vez tras otra a cada una de las proposiciones que después se derivan, ya que estas se derivan de las anteriores de una forma perfecta y por medio de un simple ejercicio de la razón. Aquí radica la fuerza de la exposición de Spinoza y el hecho de que fuera un pensador que no deja a nadie indiferente, y más aún si consideramos que esta exposición contiene controvertidas afirmaciones sobre Dios, el hombre y el mundo.
El monismo substancial:
Spinoza parte de la definición cartesiana de sustancia; para Descartes esta era una realidad que existe de tal manera que no necesita ninguna otra realidad para existir. Spinoza concluye que sólo existe una sustancia, no tres. Sólo Dios corresponde a la noción de sustancia. Esta única sustancia es una realidad que se identifica con la naturaleza, tal como expresa la fórmula de Spinoza «Deus sive Natura» (Dios o Naturaleza).
Spinoza distingue entre:
- La naturaleza naturans es la naturaleza creadora, es decir, Dios como sustancia infinita y causa de todo.
- La naturaleza naturata es la naturaleza creada, el conjunto de todas las realidades individuales existentes / / esta infinidad de las cosas creadas no es otra cosa que diferentes formas de la única sustancia existente, Dios. Las realidades individuales son modalidades de Dios, expresiones infinitas de la infinitud de Dios.
Spinoza aclara que la creación sigue una necesidad natural. Dios debe, en tanto que sustancia infinita, expresarse creando la realidad. Pero a pesar que la creación constituye un acto necesario, este hecho no supone que Dios no sea un ser libre: Dios crea libremente.
Leibniz:
Leibniz tenía una mente polifacética y creadora, y en sus obras trató prácticamente todos los conocimientos humanos. Investigó en muchos ámbitos como Filosofía, Teología, Matemáticas, Física, Lógica, Economía, Historia, Filología, Derecho, Política.
Teoría del conocimiento:
Leibniz acepta la importancia de los sentidos en el proceso del conocimiento. También considera que la mente impone ciertas marcas innatas. Leibniz acepta la existencia de elementos innatos, como la idea de Dios, los principios prácticos de la moral, los primeros principios lógicos y matemáticos, determinados impulsos y tendencias… incluso considera innata la persistente inquietud humana que nos lleva a la actividad.
Una aportación de Leibniz viva aún es la distinción de dos órdenes o tipos de verdades. Para él, todo el conocimiento humano está formado por dos tipos de verdad: las verdades de razón y las verdades de hecho. Para Leibniz, el mundo de la coherencia lógica es diferente e inconfundible con el mundo de las cosas. Las ciencias formales como la lógica o las matemáticas, son de un orden diferente del de las ciencias empíricas, como la física o la biología, ya que las verdades de razón son absolutas y las verdades de hecho, contingentes.