Nietzsche: Crítica a la Modernidad y Transvaloración de los Valores

Contexto: Friedrich Nietzsche (1844-1900)

Friedrich W. Nietzsche (1844-1900), filósofo alemán, hijo y nieto de pastor protestante. En 1864 ingresó en la Universidad de Bonn para estudiar Filología y Teología, después se trasladó a la Universidad de Leipzig, donde se especializó en Filología Griega. Desde joven fue un entusiasta de la filosofía de Schopenhauer y de la música de Wagner. Participó en la guerra franco-prusiana, de la que extrajo un profundo rechazo de Alemania y el nacionalismo. A los 25 años llegó a ser catedrático de Filología Clásica en Basilea.

Etapas en su obra:

  • Estética o romántica: Con clara influencia de Schopenhauer y Wagner, y de inspiración heracliteana, El nacimiento de la tragedia (1872).
  • Ilustrada o positivista: Más tarde se inspira en Voltaire y los ilustrados, adoptando una actitud positivista para criticar la metafísica. Aurora (1881).
  • Profética o de madurez: Su pensamiento inicia una crítica feroz a la modernidad y a la moral tradicional. El crepúsculo de los ídolos. En 1889 sufre un colapso mental que le hará depender de los cuidados de su madre primero y de los de su hermana más tarde. Muere diez años después de apoplejía.

Contexto histórico: Siglo XIX

En el siglo XIX se extienden por Europa la Revolución Industrial y las revoluciones liberales-burguesas. Consecuencia de todo ello es que la sociedad estamental es sustituida por la sociedad de clases, representada por la burguesía capitalista e industrial, defensora de un liberalismo político y económico, y por el proletariado, que va tomando conciencia de su miserable situación e iniciando el movimiento obrero, en el que tuvo un papel destacado Carlos Marx. Nietzsche no comparte ninguna de estas ideologías, que propugnaban un final feliz para la sociedad humana.

Influencias:

  • Darwin: El acontecimiento más importante en el campo de las ciencias biológicas fue la publicación en 1859 de El origen de las especies de Darwin. La concepción que Nietzsche tiene de la vida humana, junto con el tema del superhombre y la voluntad de poder se relacionan con el evolucionismo darvinista: basado en la selección natural.
  • Movimientos filosóficos: El siglo XIX significa el fin de los grandes sistemas y el surgimiento de una pluralidad de movimientos filosóficos que rechazan la concepción sistemática y especulativa de la filosofía.
  • Romanticismo: En la primera mitad del siglo, con precursor a Goethe. Sus características principales son la exaltación de lo pasional y el sentimiento frente al racionalismo ilustrado y la revalorización de la tradición frente al progreso en el futuro. Escritores que se movieron en la órbita romántica fueron: Víctor Hugo o Espronceda.
  • Positivismo: En la segunda mitad del siglo. Considera que la ciencia y la filosofía deben limitarse al análisis de los hechos de experiencia, estableciendo entre ellos relaciones y leyes, e implica una actitud antimetafísica. En el terreno filosófico destaca el idealismo alemán en la primera mitad del XIX, cuyo mayor representante es Hegel. Tras Hegel, tenemos a los antihegelianos, entre los que se puede nombrar a Schopenhauer, cuya obra El mundo como voluntad y representación tuvo una fuerte influencia en nuestro autor. Más tarde surge el vitalismo, corriente en la que se incluyen autores dispares (como Bergson o Ortega) reivindicando la vida como la realidad primera y radical a la que todo lo demás debe subordinarse.
  • Impresionismo: En pintura, introduce un corte con la tradición pictórica desde el Renacimiento. Quieren pintar la realidad tal y como se ve y no como se piensa que se ve. Así pretenden ser fieles a la naturaleza, de manera paralela a como Nietzsche, en su filosofía, pretendió serlo a la vida.
  • Wagner: Nietzsche veía en el drama musical de Wagner la expresión artística de su propio pensamiento.

Pensamiento de Nietzsche

Para Nietzsche la realidad no es objetiva sino un conjunto de interpretaciones. Su filosofía se presenta como una radical crítica al pensamiento que va desde la Ilustración hasta el idealismo de Hegel. La genialidad del pensamiento de Nietzsche, se desmarca de todas las corrientes de su época, incluso de las más críticas. Su formación clásica y sus dos símbolos: Apolo y Dionisos, le sirvieron para pensar la cultura griega con nuevas categorías y sobre todo para elaborar una nueva perspectiva original y trágica.

Características de su filosofía:

  • Considera que antes que ser racional, la situación del humano es vital.
  • Mata a Dios.
  • Describe el eterno retorno.
  • Busca lo que está más allá del bien y del mal.
  • Provoca al superhombre.

Análisis de Crepúsculo de los Ídolos

Sentido de Crepúsculo de los Ídolos:

El crepúsculo es la fase que precede al final de algo. Un ídolo es cualquier cosa objeto de culto y de admirada exaltación. Los ídolos a los que Nietzsche se refiere son los conceptos fundamentales de la filosofía tradicional. Para Nietzsche estos conceptos son falsas creencias tenidas por verdaderas, pero que son nada, pues han dejado fuera la vida. El ocaso de los ídolos significa que el fin de la verdad está próximo. La obra tiene como subtítulo Cómo se filosofa con el martillo. El martillo se convierte en la prueba de la falsedad de los ídolos y de su próximo final.

Sentido y estructura de «Razón»:

El interlocutor de Nietzsche es el «platonismo», entendido como el modo de pensar que arranca con las filosofías pitagórica y eleata. La «razón» ha originado los errores que han llevado a la filosofía a falsificar la realidad. Por eso Nietzsche la va a llamar «vieja hembra engañadora». El capítulo se divide en seis parágrafos en los que se abordan los dos rasgos específicos de la filosofía tradicional, las causas de su error y el resumen nietzscheano de la crítica a ese modo de pensar.

Relación con el pensamiento platónico:

El objeto de la crítica nietzscheana es lo que el autor llama «filosofía» o «platonismo».

  • Realidad:
    • Platón: Mundo verdadero (razón/objetivo-inmutable/eternidad/el bien y el alma) vs. Mundo aparente (sentidos/subjetivo-cambiante/nacimiento, duración y muerte/el mal y el cuerpo).
    • Nietzsche: Defiende que la única realidad es el devenir.
  • Conocimiento:
    • Platón: Dualismo epistemológico.
    • Nietzsche: El conocimiento sensible es el único válido, por lo que será múltiple, cambiante y subjetivo. Obliga al filósofo a reivindicar la metáfora frente al concepto, y la expresión artística frente a la racional.
  • Ética: Vitalismo frente a moral contra-natural:
    • Platón: Representa la moral contra-natural que Nietzsche critica. Profundiza en la moral socrática adoptando el intelectualismo moral como teoría clave a la hora de entender el bien, la justicia, la verdad y la felicidad. Solo los placeres intelectuales le son propios al sabio; los placeres materiales son contraproducentes para alcanzar la felicidad. El cristianismo asume el dualismo platónico identificando el mundo verdadero con el cielo, y el mundo de la apariencia con este «valle de lágrimas».
    • Nietzsche: Califica estas tres formas de entender la moral como patologías. Es una moral contra-natural que se opone a los valores vitales que permiten al ser humano desarrollar sus capacidades. Los valores propios de la vida se convierten en valores morales. Lo instintivo, lo que favorece a la vida, la satisfacción de lo corporal son los únicos criterios de validez moral.

Actualidad del pensamiento de Nietzsche

  • Ateísmo o antiteísmo: Nuestra cultura se caracteriza por vivir de espaldas a Dios. El cristianismo y el catolicismo han perdido la influencia que tuvieron en el pasado. La creencia en Dios es menos sólida. Se acentúa la tendencia a una religión a la carta que se adopta y modifica en función de intereses personales y coyunturales.
  • Vulgarización del vitalismo: Critica la valoración negativa que de la vida había propagado el pensamiento occidental, y apuesta por la vida y por una moral que gira en torno a ella. Se trata de vivir el momento y de buscar ese sentido en la propia vida. Consecuencias de este vitalismo se encuentran en la actual identificación de la felicidad con lo material, en el culto al cuerpo y a la imagen, en la búsqueda de la eterna juventud.
  • El arte: La imagen frente al concepto: Si la realidad tiene un carácter dinámico y cambiante, la realidad es perspectiva. Por eso Nietzsche afirma la pluralidad y subjetividad de la metáfora. Esta es considerada como una verdadera perspectiva. La única relación factible con la realidad del devenir es el comportamiento estético. La realidad va haciéndose y cambiando constantemente. El llamado «arte moderno» es una expresión perfecta de la pluralidad de significaciones que, según Nietzsche, constituye la realidad. Tan válida será una emoción e interpretación como otra, sea del autor o del espectador. La capacidad de evocar o de suscitar emociones e interpretaciones será el criterio para valorar una obra de arte.
  • Cultura de masas: La cultura de masas también ha apostado por la imagen en detrimento de la palabra. Esto ha supuesto una banalización de los productos culturales que deben ser simples, fáciles y de utilidad inmediata. Esta simplificación cultural genera en el consumidor una homogeneización del gusto y una recepción pasiva y acrítica de sus contenidos. Los productos culturales basados en la reflexión son denostados por los grandes propagadores de esta cultura de masas. Estos productos culturales no venden. El tópico -«una imagen vale más que mil palabras»- se ha extendido irreflexivamente para cualquier caso.
  • Valor de la educación para la crítica y la vida: Propone no admitir acríticamente ninguna verdad aunque la tradición, el tiempo, la apariencia la hayan mostrado incuestionable. Ningún tema debe escapar al examen de una razón intencionadamente libre de prejuicios. Nietzsche propone una razón que no debe esclavizar los instintos, sino procurar satisfacerlos de la manera más inteligente y eficaz posible.

Vitalismo de Nietzsche

La filosofía de Nietzsche se plantea como crítica al camino que el hombre occidental ha venido recorriendo, un camino caracterizado por la herencia de la antigüedad. Su pensamiento está marcado por la sospecha de que tal camino es un camino errado y que es necesario renunciar a todo lo que hasta ahora se ha considerado como «santo» o «bueno». Nietzsche rechaza el racionalismo introducido por Sócrates en el pensamiento occidental; rechaza la distinción entre un mundo aparente y una realidad trascendente que desde el platonismo ha caracterizado la visión del mundo; rechaza la filosofía de Hegel en tanto que, en su opinión, asimila el pasado espiritual llevándolo a su culminación; y rechaza el materialismo histórico, en tanto que niega este mundo de contradicciones para afirmar un utópico mundo de colaboración recíproca entre todos los seres humanos. Su filosofía ha sido calificada como una forma de vitalismo en tanto que exalta lo vital y lo afectivo. El método que utiliza Nietzsche en su crítica de la tradición occidental es el análisis genealógico que trata de detectar el origen, las condiciones y las circunstancias en las que se produce la inversión de los valores (transmutación) en las diversas formas culturales que se han venido dando en la historia. Según Nietzsche, el pensamiento socrático-platónico que ha dado origen a la metafísica occidental se asienta sobre una transmutación (antítesis de valores) y trata de justificarla inventando un mundo distinto de éste.

Crítica al platonismo

Aspecto ontológico:

Nietzsche critica la metafísica dualista platónica a la que considera el «error ontológico» que alimenta el pensamiento occidental. Platón divide la realidad en dos órdenes: el mundo sensible y el mundo inteligible, y considera que el primero es un «mundo aparente». Por eso, hay que buscar lo auténticamente verdadero más allá de la apariencia. Para Nietzsche sólo existe el mundo experimentable, el real, y este mundo no conoce nada estable, más bien es movimiento, devenir. El platonismo propone una ideal moral: el ascetismo y el sometimiento del cuerpo a los dictámenes de la razón como auténtica forma de libertad. Para Nietzsche el hombre es voluntad de vivir, como voluntad de crecimiento y de expansión de sus potencialidades en la existencia. La ontología platónica supone, para Nietzsche, un juicio valorativo sobre la vida y se trata de un juicio negativo, pues en ella se produce una desestimación del valor de los sentidos y una sobreestimación de la razón. La división del mundo real y aparente, propia del platonismo, se vincula en Nietzsche a una moral contra-natural que ve el mundo de los sentidos como causa de la perdición.

Aspecto epistemológico:

Mediante el proceso de abstracción en el que elaboramos los conceptos eliminamos el devenir, prescindimos de las diferencias para quedarnos con lo que permanece. Esos conceptos buscan identidad bajo el flujo cambiante de las cosas: pero la realidad es continuo cambio y flujo. Estos conceptos se fijan a través del lenguaje, formando todo un sistema desde el cual captamos el mundo y que limita la interpretación que hagamos de él. Así, Nietzsche defiende el perspectivismo. Por tanto, de las cosas mismas no sabemos nada, de ellas sólo poseemos metáforas. Esto conlleva un escepticismo respecto a la correspondencia de la verdad conocida con la realidad: la verdad no es más que un conjunto de metáforas de las que el hombre hace uso. La verdad no es más que una ilusión: las verdades son ilusiones de las que se ha olvidado que lo son, metáforas ya utilizadas que han perdido su fuerza sensible. La verdad no es más que un error, una apariencia afirmada por encima del resto de las apariencias, pero un error necesario, ya que el hombre no podría vivir si no pone un orden en lo real para poder dirigirse. La cuestión es que el hombre fuerte es consciente de ello, mientras el débil ha olvidado esa génesis, se ha hecho racionalista. En efecto, el hombre fuerte conoce esta dependencia. Para Nietzsche, el intelecto es un medio de conservación del individuo y que la voluntad de verdad posee un valor pragmático. Pero una verdad es auténtica únicamente si está puesta al servicio de la vida.

Voluntad de Poder

Vida como voluntad de poder:

En la naturaleza, la vida se manifiesta como un instinto espontáneo: como una fuerza que se enfrenta a otras fuerzas, en una constante lucha de energías contrarias, en un proceso interminable de intercambios de vida y muerte en el que nada permanece estable. De ahí que se pueda interpretar la vida como un acontecimiento trágico: un proceso regido por la dominación de unos sobre otros y la preeminencia de las fuerzas espontáneas. Negar la vida supone escapar de su realidad eliminando o limitando su propio ser; por el contrario, afirmar la vida supone aceptarla tal cual es, trágica y paradójica, y esto es lo que Nietzsche llama «voluntad de poder», que es la fuerza creadora íntima de cada viviente. La vida es voluntad de poder, y esta es la voluntad de ser más, superarse, demostrar una fuerza siempre creciente; es voluntad de crear. La voluntad de poder no es la ley del más fuerte; es el poder de los creadores. Podemos afirmar que la voluntad de poder nietzscheana es la voluntad ciega de las fuerzas multidireccionales que componen el universo. Tales fuerzas luchan, se equilibran parcialmente, si vencen las fuerzas activas, afirmativas, tendremos una voluntad de poder afirmadora de la vida, del juego, de los «valores ascendentes». Si por el contrario son las fuerzas reactivas las que resultan vencedoras, la voluntad de poder será negativa, «nihilista».

Nueva idea de «ser»:

Para Nietzsche la realidad es esencialmente: dinámica (devenir, siempre está por hacerse), perspectiva (resultado de interpretaciones diferentes) y múltiple (que se convierte en «apariencia» cuando lo que se nos muestra en una perspectiva se fija, o queda establecido como lo único determinante). La ontología nietzscheana combate a la ontología estática que veía una apariencia en el «devenir» y la combate con argumentos «irracionales». Invierte por lo tanto la lógica platónica para salvar la realidad múltiple y cambiante, la única realidad.

Conocimiento

Conceptos:

La forma más básica de todo conocimiento es la intuición, el conocimiento directo, inmediato; y es la intuición la única forma de captar la vida. El lenguaje sirve para expresar los pensamientos y las intuiciones del mundo. Pero Nietzsche se pregunta si el lenguaje es «la expresión adecuada de la realidad», la respuesta es que el lenguaje se limita a crear metáforas que intentan expresar «las relaciones de las cosas con respecto a los hombres». La palabra no es más que una metáfora aceptada socialmente. En adelante, se entiende como verdadero todo aquello que sea coincidente con la metáfora aceptada, y como falso lo que se aparte de ella. El carácter metafórico de los conceptos venía a indicar una diferencia absoluta entre el mundo y el pensamiento; el concepto resultaba ser una expresión falsa del mundo. El conocimiento es perspectivismo. La voluntad de poder está en el origen del conocimiento: poder que momifica las intuiciones hasta hacerlas conceptos; poder para imponer unos conceptos, unas metáforas, en lugar de otros, para resolver, dominando, las luchas entre distintas perspectivas.

Nueva idea del lenguaje:

Si los conceptos no nos sirven para acercarnos a la realidad del devenir, el único camino es el de la imaginación metafórica, cualidad que nos permite crear y recrear el ser desde la imaginación. La metáfora ofrece la posibilidad de no caer en el dogmatismo platónico porque se mantiene abierta al mundo. Si Nietzsche hace de la metáfora una clave metafísica, es porque está convencido de que no existe ninguna relación de causalidad lógica entre el mundo del objeto y el del sujeto. Por lo que la única «relación» posible es la relación artística. Nietzsche cree que hay que perderle el miedo al hecho de que la realidad se nos escape, lo positivo de ello es que nos permite crearla y recrearla desde la imaginación.

Transvaloración:

El devenir no ha de ser absorbido por Dios, no es un momento negativo, cuya afirmación vendrá de la mano del todo estático y único. Al ser afirmación en sí mismo, el ser, el devenir, es el triunfo de la vida misma que se quiere eternamente cambiante y múltiple. El triunfo de la vida así entendida es el triunfo de la voluntad de poder. En eso consiste la transvaloración, en elevar lo múltiple o cambiante hasta convertirlo en el objeto de la afirmación a favor de la vida; cuando aceptamos que el ser es devenir, aceptamos que la vida también lo es.

Nihilismo

Sentido del nihilismo:

El término ‘nihilismo’ procede del latín: «nihil» significa nada. Es un término empleado para descalificar cualquier doctrina que niegue las realidades que se consideran importantes. El nihilismo es para Nietzsche el movimiento histórico peculiar de la cultura occidental, el destino de los pueblos occidentales. El nihilismo es el resultado del descubrimiento de la falsedad de ese mundo metafísico creado por la razón que ha caracterizado el pensamiento platónico-cristiano.

Nihilismo positivo y negativo:

  • Pasivo: Consiste en la aceptación pesimista de la ausencia de valores y de la falta de objeto de la existencia. Cuando los valores que han sustentado nuestra concepción del mundo se derrumban, por tanto, el nihilismo pasivo es un signo de decadencia y de retroceso, que se produce cuando la voluntad de poder disminuye o se agota. La forma más radical del nihilismo es reconocer que no existe Dios. La metafísica occidental había distinguido entre un mundo aparente y un mundo verdadero, que tiene un fundamento sobrenatural. Nietzsche acuñó la frase «Dios ha muerto» para referirse a la consecuencia normal de la evolución de nuestra cultura. Quiere expresar el culmen del nihilismo: el hombre ha matado a Dios, ha destruido todos los valores en los que había creído hasta ahora. Indica el final del dominio de la razón, el final de la opción por lo uno. Recoge el sentir que vivimos en una época del sinsentido y del absurdo, un tiempo propicio para abandonarse y dejarse llevar por los acontecimientos.
  • Activo: Busca destruir todo aquello en lo que antes se creía, con la esperanza del nacimiento de un tipo de hombre superior, como camino hacia la transformación de los valores. Podemos distinguir dos nuevos momentos: en un segundo momento el nihilismo es una potencia violenta de destrucción, que procede de un creciente poder del espíritu para que los valores hasta el momento vigentes ya no puedan tener vigencia alguna. En un tercer momento, la voluntad de poder cree valores nuevos. Es el momento de la nueva valoración hacia la vida.

Transvaloración moral y la idea de «superhombre»

Transvaloración moral:

Nietzsche hace una crítica a la moral tradicional a la que considera una moral «contra naturaleza», ya que ha invertido el modo natural de valorar del hombre. Puesto que la realidad es vida, sólo hay un mundo: el mundo que percibimos, que es sensible, y mundo del devenir. La inversión llevada a cabo por la tradición occidental consiste en la invención de un dualismo que pone la realidad en un mundo ideal permanente. Esto es contra-naturaleza porque niega los valores asociados con la vida sensible y el devenir, calificándolos como aparentes y falsos. Nietzsche la clasifica como una moral de resentimiento que diferencia entre moral de señores (está guiada por «fuerzas activas») y de esclavos (tiene su origen en «fuerzas reactivas»). Su génesis está en: la debilidad, la necesidad de huir y el resentimiento.

Hacia la superación del hombre:

El resentimiento y la mala conciencia, la moral judeo-cristiana, habían debilitado en el hombre sus apetencias, su voluntad y su orgullo; lo habían domesticado acostumbrándolo a la moral gregaria. Con la muerte de Dios y la llegada del nihilismo negativo el hombre, acostumbrado a lo eterno, cae en la desidia, la desorientación y en el relativismo más extremo. Todo ello abre camino a la aparición del superhombre. Nietzsche insistirá en que el hombre es algo que debe ser superado. El resentimiento y la mala conciencia se habían convertido en la esencia del hombre; el nihilismo era el destino de Occidente. El superhombre es la posibilidad de superar ese estado por medio de un nihilismo activo: negar la validez universal de la moral, pero sin caer en el escepticismo, afirmando la capacidad humana para crear nuevos valores. El superhombre es aquel que ha sido capaz de llevar a cabo la transvaloración.

Eterno retorno:

Esta afirmación continua de la vida terrenal que se manifiesta en la voluntad de poder alcanza su más alto grado de reflexión en el «eterno retorno»: hay que amar la vida de forma que quiera uno volver a vivirla porque todo vuelve a repetirse eternamente. Nietzsche afirma que la intuición del eterno retorno le llena de consuelo y alegría, porque en el mundo donde todo pasa, donde todo se transforma, la realidad condenada a morir en un ciclo acabará retornando, y lo desaparecido será vida una vez más. El eterno retorno, es decir, la infinita repetición de todo aquello existente, ha sido interpretado de maneras diferentes. Se vincula con la visión cíclica del tiempo propia de algunos pensadores griegos y que fue arrinconada por la visión lineal del tiempo con un inicio y un final.

Tres metamorfosis del espíritu:

Zaratustra nos cuenta de una manera metafórica en qué consiste la evolución del espíritu en tres metamorfosis sucesivas:

  • Camello: Simboliza a los que se contentan con obedecer ciegamente; sólo tiene que arrodillarse y soportar las obligaciones sociales. El camello que quiere ser más se transforma en león.
  • León: Es el que tiene fuerzas suficientes para destruir cualquier valor de un solo zarpazo, es el gran negador; simboliza al nihilista que rechaza todos los valores tradiciones. Pero también el león tiene necesidad de transformarse en niño.
  • Niño: Encarna la inocencia, el espíritu afirmativo que es capaz de crear una nueva tabla de valores. El superhombre, por tanto, posee la inocencia del niño, está más allá del bien y del mal, posee el poder de crear nuevos valores que favorezcan la vida.

Estas transformaciones suponen:

  • Deseo de destrucción: El hombre que ama su propio ocaso, la destrucción del hombre que quiere perecer para que nuevos valores puedan ser creados.
  • Afirmación de lo múltiple: Del cambio, del devenir. Nietzsche afirma que no hay más mundo que éste.

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