El Empirismo de David Hume: Un Análisis del Conocimiento Humano
Hume y el Conocimiento
David Hume dedicó gran parte de su filosofía al examen del conocimiento humano. Aplicó el principio empirista, según el cual todos los contenidos de nuestra mente proceden de la experiencia y dependen de ella. Para Hume, solo conocemos nuestras propias percepciones, que son los hechos de conciencia que experimentamos. Dividió todas las percepciones en dos géneros: impresiones e ideas.
Impresiones e Ideas
Las impresiones son percepciones intensas, fuertes y vivaces, mientras que las ideas son percepciones menos intensas, copias de impresiones producidas por la imaginación y la memoria.
Las impresiones tienen su origen en la sensación o en la reflexión.
Impresiones de sensación: percepciones que aparecen en la mente y que no provienen de ninguna anterior. Sus causas son desconocidas. Un ejemplo de estas impresiones serían los colores que percibimos al ver la fachada de una casa.
Impresiones de reflexión: percepciones que se forman en el entendimiento a partir de impresiones de sensación o de ideas. El agrado que sentimos al dar un paseo sería un ejemplo.
Principios para la Asociación de Ideas
Impresiones simples: no admiten distinción ni separación y dan lugar a ideas simples. La percepción de blanco en una pared, por ejemplo, es una impresión simple y su recuerdo es una idea simple.
Impresiones complejas: formadas por un conjunto de impresiones simples, por ejemplo, la percepción sensible del interior de una habitación que presenta diversas paredes blancas. Las ideas complejas se siguen de impresiones complejas.
La combinación de ideas es fruto de la imaginación, que puede agrupar ideas de dos formas: una natural, siguiendo unas reglas de asociación que imponen cierta regularidad, y otra arbitraria, sin ningún orden establecido.
Tipos de Juicios
Hume distinguió dos tipos de juicio en nuestro conocimiento:
Relaciones de ideas: proposiciones cuya verdad se alcanza mediante la razón, sin recurrir a la experiencia, como las ciencias formales o exactas. Se basan en el principio de no contradicción (no hablan de la realidad, analizando el sujeto encuentras el predicado).
Cuestiones de hecho: enunciados cuya verdad no se obtiene a través de un simple razonamiento.
Las ciencias que utilizan este tipo de juicios son las ciencias naturales o físicas, que se basan en la inducción y en la relación causa-efecto. No implican contradicción, no se encuentra el predicado.
El Problema de la Inducción
Las ciencias de la naturaleza, según Hume, se asientan en la inducción, por lo que tratan de obtener juicios o leyes universales acerca del mundo físico a partir de la experiencia de un determinado número de casos. Sin embargo, el razonamiento inductivo es problemático. Un conocimiento basado solo en la experiencia no permite predecir el futuro con certeza, es decir, formular leyes universales. Hume negó la realidad del conocimiento físico como saber universal y necesario y lo redujo a la experiencia sensible.
En la relación causa-efecto, no hay nada en la causa que lleve al efecto.
Crítica del Principio de Causalidad
Desde los primeros filósofos, este principio se había tomado por evidente. Para filósofos anteriores, este principio había gozado tanto de un valor ontológico como de un valor lógico. Se consideraba que había una conexión real y necesaria entre la causa y el efecto y que, conocido el efecto, era posible remontarse al conocimiento de su causa, o que, conocida una causa, se podría prever sus efectos.
Hume se preguntó por la impresión de la que deriva la idea de causa, para concluir que no tenemos ninguna impresión de las causas, sino solo de algunas relaciones entre objetos.
Causa-efecto es una relación de contigüidad en el espacio y una relación de sucesión en el tiempo. Estos dos elementos no bastan para poder hablar de causalidad. Siempre pensamos que hay una tercera relación, que es la conexión necesaria entre causa y efecto. Ahora bien, si esta conexión necesaria se ha de conocer por la experiencia, Hume sostiene que solo tenemos impresiones directas de la contigüidad y la sucesión de los objetos, pero no de su conexión necesaria.
La regularidad con que se repiten las relaciones de contigüidad y sucesión de los objetos permite que se forme en nosotros una costumbre o hábito.
Antropología (Metafísica)
La crítica al principio de causalidad condujo a Hume a realizar una crítica de la metafísica.
Hume se preguntó por el origen de nuestra idea de sustancia y llegó a la conclusión de que es una idea compleja elaborada por nuestra imaginación de acuerdo con las leyes de asociación.
Hume señaló que habitualmente recibimos impresiones de cualidades semejantes que se repiten y se asocian en una idea común, como por ejemplo la del caballo (sustancia material).
Dios
En cuanto a la idea de Dios, Hume consideró imposible demostrar su existencia puesto que no poseemos ninguna impresión que dé lugar a dicha idea.
Fenómenos
o. No se puede salir del ámbito de nuestra experiencia sensible y no podemos saber con certeza si existen cosas distintas de nuestras ideas.
Hume se vio abocado al escepticismo; las limitaciones de nuestro conocimiento en pediría aceptar racionalmente la existencia de un mundo exterior distinto de nuestras percepciones o de un sujeto pensante que fuera el sujeto de estos.