1. Dimensión personal y social de la Ética
1.1. Ética personal, ética social y ética política
1.2. Interrelación entre ética y política
1.3. El bien como idea rectora de la política: Platón
1.4. Solo en sociedad es posible el bien moral: Aristóteles
2. Modos de plantear la relación entre la ética y la política
La política es la participación en el ejercicio del poder de un país. La acción política tiene como finalidad influir de un modo eficiente en la forma de organizarse y gobernarse las sociedades humanas.
Según Max Weber, el Estado es una comunidad humana que, dentro de un determinado territorio, es la única fuente del derecho a la violencia.
Para Platón y Aristóteles no debe haber oposición entre la ética y la política. Y una sociedad está bien gobernada cuando tiene como finalidad el bien común.
Pero actualmente el campo de la política y la ética se presenta incompatible.
Aranguren presenta cuatro actitudes de cuestionar la relación entre la ética y la política.
2.1. Realismo político: primacía de la política sobre la moral
La moral puede perturbar el éxito de la acción política por su carácter ideal, en el sentido de irreal.
El político se tiene que adaptar a la realidad política, que tiene sus propias leyes, y prescindir, cuando sea necesario, de utopías e ideales morales.
Según Maquiavelo, si el gobernante quiere mantenerse en el poder y construir un estado sólido, ha de aprender a no ser bueno moralmente cuando las circunstancias así lo exijan. A Maquiavelo le parece más necesario en política conocer cómo es la realidad que imaginar cómo debería ser.
2.2. Incompatibilidad entre moral y Estado
Esta actitud comparte con la anterior el reconocimiento de que las normas que rigen en el ámbito privado no son aplicables en el ámbito estatal, ya que este es malo por sí y corrupto.
Hay dos perspectivas dentro de esta postura:
- Para la moral burguesa del siglo XIX, lo importante era la libertad individual y un Estado que garantizase el ejercicio de la libertad y, sobre todo, la económica.
- Para la tradición anarquista que ve en el Estado el principal obstáculo para que los seres humanos vivan de acuerdo con la dignidad que les corresponde como personas. El Estado es un instrumento de la opresión que los patronos ejercen sobre los obreros. Para conseguir una sociedad sin opresores ni oprimidos y sin Estado, defiende la acción sindical directa.
2.3. La imposibilidad de compaginar moral y política
Los imperativos morales llevan necesariamente a un compromiso político, pero el intento de llevar a cabo una acción política que sea al mismo tiempo eficaz y justa está condenado al fracaso.
Sartre presenta la contraposición que se da entre un joven revolucionario idealista y moralmente puro, pero ineficaz, y un político realista, al que no se le puede calificar de inmoral, pero que es capaz de sacrificar los ideales morales para conseguir resultados eficaces en su acción política.
Merleau-Ponty intenta mostrar la imposibilidad de una acción política moralmente buena y pacífica, ya que la violencia se encuentra en el origen mismo del poder.
2.4. La relación problemática entre la ética y la política
La confluencia entre ética y política no se vive como imposible, sino como problemática.
Ejemplos:
- Un caso extremo de esta problemática se encuentra en la vivencia del revolucionario terrorista.
- La violencia legal para mantener el orden establecido.
- Señalar la ambigüedad moral de la persona que está sometida a un régimen injusto, pero que lo acepta y se somete a él, haciéndose cómplice del mismo.
3. Formas de legitimación del poder político
3.1. El poder se dice de varios modos
Si nos fijamos en una agrupación humana, observamos que las personas que la forman se encuentran en distintas posiciones, tienen funciones específicas y gozan de diferentes posibilidades para influir en la conducta de los demás. Todos manejan un poder, pero no todos tienen el mismo, ni todos tienen reconocida la misma autoridad. En todas las agrupaciones humanas se dan relaciones de poder.
A lo largo de la historia se han elaborado diferentes teorías para responder al problema de la legitimidad del poder, y más concretamente del poder político.
Ortega y Gasset clasifica estas teorías en tres grupos:
- La vida antigua fue cosmocéntrica.
- La vida medieval fue teocéntrica.
- La vida moderna fue antropocéntrica.
3.2. Naturaleza y poder: teorías cosmocéntricas
Estas teorías suelen entender la naturaleza como un organismo sujeto a unas leyes que le permiten conseguir sus fines.
Según Aristóteles, los individuos y las sociedades humanas, que considera naturales, como la familia, la aldea y el Estado, están sometidos a las leyes naturales, y cada uno tiene que desempeñar las funciones que la naturaleza le confiere.
Según estas teorías, la naturaleza hace a unos libres, a otros esclavos, a unos capaces de gobernar y a otros de obedecer, y dentro de la familia les otorga autoridad a los varones, y las mujeres han de obedecerlos.
A finales del siglo XIX y principios del XX se renuevan estas teorías en las que se recurren a las teorías biológicas de Darwin para defender un darwinismo social.
Esta teoría se guía por la ley del más fuerte. De este modo se han justificado la esclavitud, el racismo, el sexismo o el colonialismo.
3.3. Origen divino del poder: teorías teocéntricas
Estas teorías defienden que todo poder y autoridad provienen de Dios.
Los reyes y gobernantes reciben el poder de Dios.
El obispo Bossuet fue uno de los defensores del absolutismo de la Edad Moderna.
Afirmaba que Dios establece los reyes como ministros suyos y reina sobre los pueblos por medio de los monarcas. Así, ni siquiera el monarca absoluto puede gobernar en contra de la voluntad y la ley de Dios.
3.4. La voluntad humana como origen del poder: teorías antropocéntricas
En la época del Renacimiento empiezan a surgir teorías que sostienen que el poder y las leyes proceden de la voluntad racional de los seres humanos.
Las teorías más importantes del pacto social son:
- Hobbes considera que los seres humanos en estado de naturaleza se comportan con otros como lobos, de modo que, para no matarse mutuamente, designan un gobernante, que será el único que podrá utilizar la fuerza; de este modo los ciudadanos pierden libertad, pero ganan seguridad.
- Locke es uno de los primeros filósofos que formula con claridad los principios sobre los que se asentará el pensamiento democrático liberal. Defiende la primacía del individuo y su libertad como fundamento legítimo del poder y del Estado.
- Rousseau elabora una teoría de la democracia directa y social, en la que los seres humanos abandonan su libertad individual, pero adquieren la libertad política y se dan a sí mismos unas leyes que son expresión del pueblo.
4. Fundamentación de la ética del derecho
4.1. Legalidad y legitimidad
4.2. El derecho natural
4.3. El bien común
4.4. Los derechos humanos
5. La democracia como forma de organización y de convivencia
5.1. Definición y reglas de la democracia
5.2. Estado de derecho
Todo Estado tiene un conjunto de leyes para regular la vida de sus habitantes.
Pero no todos los Estados de derecho están sometidos a la ley.
Según Elías Díaz, las características generales que corresponden a un auténtico Estado de derecho son:
- El imperio de la ley: la ley es expresión de la voluntad general creada por el Parlamento y la Asamblea Nacional.
- La división de poderes: corresponde al poder legislativo, ejecutivo y judicial.
- La legalidad de la Administración: debe respetar siempre la primacía de la ley.
- La garantía en el ejercicio y la seguridad de los derechos y libertades fundamentales de la persona.
5.3. Democracia social
El sistema liberal del siglo XIX defendía un Estado mínimo que se abstenía de intervenir en la vida económica. No obstante, en el siglo XX se fueron asumiendo políticas sociales más equitativas para acabar con las desigualdades económicas y sociales existentes entre los ciudadanos.
Para resolver los conflictos entre el jefe y los trabajadores, el Estado se convierte también en un árbitro y mediador de los conflictos sociales, por lo que recibe el nombre de Estado social.
El Estado social institucionaliza la consecución y defensa de los derechos sociales de los ciudadanos. Entre sus políticas destacan:
- Proporcionar a los ciudadanos prestaciones económicas en circunstancias concretas.
- Asume la prestación de servicios generales gratuitos.
- Promueve políticas de ayuda.
Todas estas funciones del Estado están recogidas en el artículo primero del título preliminar de la Constitución española.
6. Las promesas incumplidas de la democracia
6.1. Democracia y participación cívica
La democracia se presenta como un modelo ideal de organización y funcionamiento de un Estado.
Son frecuentes las críticas que denuncian situaciones en las que se producen déficits democráticos.
Una de las enfermedades que suelen padecer las democracias es la escasa participación de los ciudadanos.
Una democracia de calidad exige ciudadanos preparados y participativos.
Los partidos políticos aparecen, a veces, como instituciones alejadas de los intereses reales de los ciudadanos, tan solo interesados en llegar al poder y mantenerlo a cualquier precio. Es ahí cuando la democracia corre el riesgo de convertirse en una partitocracia, que es aquel sistema político en el que los partidos acaparan un poder excesivo y se convierten en un fin en sí mismos.
Otro de los problemas consiste en que cada vez queda menos margen de decisión política a los gobernantes y parlamentarios, pues las grandes decisiones se toman en instancias supranacionales o por grupos de poder económico.
6.2. Las paradojas de la democracia
La democracia perfecta, como defiende Rousseau, solo sería adecuada para los Estados pequeños y para aquellas sociedades cuyos ciudadanos se pueden reunir para participar en el gobierno directamente.
Pero el tamaño de los Estados actuales no permite esta forma de gobierno, sino la participación de los ciudadanos indirectamente, a través de unos representantes. Los procedimientos de esta democracia indirecta se ven obstaculizados por contradicciones que pueden llegar a desvirtuar la pureza y la eficacia de la democracia.
Norberto Bobbio señala las siguientes paradojas:
- El tamaño de las organizaciones: cuanto más grandes son, más difícil resulta respetar las reglas del juego democrático.
- En la medida en que se amplía el sufragio universal, el Estado tiene que dar respuesta a las necesidades de más personas y se ve obligado a incrementar sus prestaciones, lo cual supone un crecimiento del aparato burocrático.
- En las sociedades industriales se plantean problemas técnicos que requieren soluciones complejas, que se alejan de las competencias del ciudadano no experto.
7. Valores cívicos para una democracia de calidad
7.1. Necesidad y sentido de una moral civil
Según Pedro Laín Entralgo, vamos a entender por moral civil la que, cualquiera que sea nuestra religión, nuestras creencias últimas, nuestra concepción de la felicidad y de la vida buena, debe obligarnos a colaborar lealmente en la perfección de los grupos sociales a los que pertenecemos.
La moral civil gira en torno a unos valores compartidos, considerados dignos de ser realizados porque se basan en convicciones profundas acerca de la condición humana y su puesto en el mundo. Estas convicciones son la dignidad, el respeto y la igualdad, el derecho a la vida y la necesidad de diálogo para lograr acuerdos.
La moral civil ha de incluir también los valores necesarios para que se produzca el diálogo, que son:
- El respeto mutuo.
- La actitud de escucha al otro.
- Respeto al turno de palabra.
- Humildad intelectual.
7.2. El sujeto de la ética política
La moral individual no basta para el establecimiento de un orden justo en las sociedades en que vivimos. Por ello, es necesaria una ética política orientada a producir un ordenamiento socioeconómico justo.
Los fines morales de la política se pueden reducir a dos:
- Justicia distributiva: igualdad de bienestar. Para conseguir eso, es preciso que todos los ciudadanos se hagan cargo de las necesidades económicas que la sociedad genera, de acuerdo con sus ingresos.
- Democracia: implica autonomía y libertad de las mayorías frente a las oligarquías y de las minorías frente a las dictaduras de las mayorías.
La moral ha de impregnar el plano político, administrativo y social.
7.3. Valores cívicos para una época de crisis
Valores cívicos necesarios en los tiempos que vivimos:
- Buscar el bien común: que amplíe el horizonte de los intereses individuales como los únicos fines de la actividad económica y política.
- Establecer la equidad: con la voluntad de sostener el Estado de bienestar.
- Cambio del orden de valores: frente al consumo desenfrenado, la corrupción, etc., es preciso cambiar las formas de vida.
- Decir la verdad: la mentira impide conocer los problemas reales y buscar su solución.
- Desarrollar la cultura de la ejemplaridad: los protagonistas de la vida pública deben mostrar respeto a los demás.
- Rechazar lo inadmisible: es necesario que la ciudadanía rechace las conductas inaceptables para un buen funcionamiento de la sociedad.
- Potenciar el esfuerzo: conseguir metas valiosas cuesta esfuerzo; sin esfuerzo no se pueden lograr.
- Superar la partidización de la vida pública: esto no significa que haya que eliminar los partidos políticos.
- Desarrollar el sentido de la profesionalidad: el buen profesional es aquella persona que entiende el ejercicio de su profesión como un servicio a la sociedad y al interés común.
- Promover la educación: la educación es el mejor instrumento de que disponemos para cambiar el orden de los valores y crear una sociedad más decente.
- Construir un marco de valores comunes: universales, donde todos podamos vivir.
8. La sociabilidad humana
8.1. Sociales por naturaleza
8.2. Autonomía, dependencia e interdependencia
8.3. Agradecidos y solidarios
9. Las agrupaciones sociales
9.1. El centro de una red
9.2. Ellos-nosotros
9.3. Grupos de referencia y grupos de pertenencia
9.4. Los riesgos de la identidad social
10. Familia y amigos
10.1. Las funciones básicas de la familia
10.2. Las diferentes agrupaciones familiares
10.3. Funcionamiento interno de la familia
10.4. La amistad
11. De la comunidad a la asociación
11.1. Comunidades y asociaciones
Las agrupaciones sociales de los seres humanos tienen una determinada estructura. En una sociedad pueden darse diferentes niveles de estructuración, dependiendo de factores diversos.
Una clara distinción es la diferencia entre:
- Grupos primarios: incluyen en general a un número no muy elevado de personas que comparten intereses directos y relaciones afectivas. Las relaciones suelen ser interpersonales. Suelen ser grupos de pertenencia, no elegidos, como la familia o la tribu.
- Grupos secundarios: la agrupación se realiza para la obtención de fines específicos; se participa en general de forma voluntaria. Pueden incluir un número elevado de personas, como el colegio, el hospital, un equipo, etc.
En los primeros momentos de la humanidad predominaban las agrupaciones primarias o comunidades; en las sociedades actuales se mantienen ambas formas de convivencia.
11.2. Roles, estatus y formas de estratificación social
Todas las sociedades muestran una determinada organización en la cual cada persona ocupa una posición y desempeña unas funciones determinadas. Esto da lugar a una estratificación social: la posición social ocupada lleva aparejada un estatus.
Tipos de estatus:
- Estatus adscrito: tiene un fundamento biológico o de nacimiento. Poseer ese estatus no depende del individuo, sino del estatus de sus progenitores.
- Estatus adquirido: este estatus depende de las actuaciones positivas y negativas de la persona.
La estratificación social hace frente a dos problemas:
- Movilidad social: hace referencia a la posibilidad de cambiar de estatus a lo largo de la vida. Nuestra sociedad se basa en la pretensión de la movilidad.
- Igualdad: el estatus provoca una división social, con una clara jerarquía en la que las personas disfrutan de condiciones de vida diferentes en todos los sentidos.