El Estado ideal de Platón: una alternativa a la democracia

La democracia en el pensamiento platónico

Democracia, palabra griega que significa «gobierno del pueblo», parece ser el mejor sistema de gobierno en la actualidad, al defender la libertad y la igualdad entre las personas. Sin embargo, Platón no compartía esta opinión.

La filosofía de Platón surge del descontento con la política de su época (la democracia) y la insatisfacción con las teorías de los sofistas.

Para Platón, los gobernantes democráticos eran demagogos, manipuladores del pueblo a través de la oratoria. Eran educados por los sofistas para convencer en las asambleas y ganarse el respeto social, aunque no siempre defendieran la verdad. Para los sofistas y sus discípulos, la verdad era relativa. Lo que más indignó a Platón fue la condena a muerte de su maestro Sócrates, acusado de impiedad y de corromper a los jóvenes, obligado a beber cicuta.

El gobierno de los filósofos

Platón actúa como un médico que busca remediar los males políticos de su tiempo. La cura: el gobierno de los filósofos, pues la filosofía es la verdadera ciencia, la única que permite la contemplación de las Ideas en el mundo inteligible.

Platón plantea una alternativa a la democracia: el gobierno de los mejores, los más aptos para gobernar: los filósofos-gobernantes. Esta teoría surge al aplicar el intelectualismo moral de Sócrates al terreno político. Según esta teoría, solo se puede hacer el bien si se conoce su verdadera esencia. Conocer implica actuar aplicando ese conocimiento, por lo que los filósofos no gobernarían buscando riquezas o poder, sino el bien del Estado y la felicidad de sus ciudadanos.

El Estado justo y estratificado

El principal interés de Platón es la felicidad del hombre, solo posible viviendo en una sociedad justa. El Estado justo que propone está estratificado:

  • Productores: Abastecen de materias primas a los habitantes de la polis.
  • Guerreros: Protegen la ciudad.
  • Filósofos-gobernantes: Sabios que gobiernan a la luz de las Ideas, plasmando su esencia en la realidad.

Platón compara la división del Estado ideal con la del alma:

  • Productores: Dominados por la parte apetitiva (concupiscible) del alma. Virtud: moderación.
  • Guerreros: Dominados por la parte irascible del alma. Virtud: valentía.
  • Filósofos-gobernantes: Dominados por la parte racional del alma. Virtud: inteligencia.

El Estado ideal es aquel donde las tres clases sociales cumplen su función y viven en armonía. El bien, la justicia y la virtud son objetivos, universales y accesibles a la razón. El conocimiento de lo bueno es suficiente para obrarlo con rectitud y lograr la felicidad.

La educación al servicio de la política

Platón pone la educación al servicio de la política. El filósofo-gobernante debe recorrer un largo camino de aprendizaje: gimnasia, música, matemáticas, astronomía y, finalmente, filosofía. A través de una selección de las mejores naturalezas, se forman los más aptos para gobernar, aquellos que han contemplado las Ideas. Una vez «arriba», deben «bajar» a la caverna (el mundo sensible) para aplicar lo aprendido, por obligación moral.

Un Estado estatalista y organicista

El Estado ideal platónico es estatalista y organicista. Estatalista porque considera al hombre un animal social cuya vida solo tiene sentido en sociedad, anteponiendo el bien común a la felicidad individual. Organicista porque sigue el modelo de un organismo vivo, donde cada órgano (clase social) cumple una función en beneficio del conjunto.

La democracia como forma de gobierno corrupto

Platón consideraba la democracia corrupta, y en la actualidad, esta percepción persiste. El pueblo no es feliz, padece una grave crisis, y los juzgados se llenan de casos de corrupción política. Parece que ninguno de nuestros gobernantes ha leído La República de Platón.

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