El Materialismo Histórico de Marx
La Dialéctica en Marx
El materialismo histórico de Marx consiste en la aplicación de la tesis materialista y del método dialéctico a la historia de la sociedad. El método dialéctico en el que se inspira Marx es el de Hegel, aunque vista como una inversión de la dialéctica hegeliana.
La dialéctica de Hegel puede entenderse como una concepción de la realidad dividida en tres momentos que sigue un proceso circular: tesis, antítesis, síntesis. Hegel lo aplica a la naturaleza, Marx a la historia.
Infraestructura y Superestructura
Hay una relación dialéctica entre la infraestructura y la superestructura, si bien el fundamento económico es el principio de la explicación.
El Motor de la Historia
El motor de la historia es la contradicción entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción, es decir, la lucha de clases.
El Fin de la Historia
El fin de la historia es la desaparición de las clases y la instauración del comunismo. Con él acabarán las cinco alienaciones y permitirá la realización total del ser humano.
El Sentido de la Historia
Para Marx, tanto el hombre como la sociedad en la que vive han de encuadrarse en un determinado desarrollo histórico. Siguiendo a Hegel, Marx afirma que ese desarrollo está dirigido por unas leyes dialécticas que persiguen un objetivo final. Por eso, lo que sucede en la historia tiene un sentido y sucede necesariamente, ya que la propia historia es la que busca un determinado objetivo: el resolver los conflictos y contradicciones sociales.
Los Modos de Producción
Lo que se desarrolla en la historia son los diferentes modos de producción, en los cuales observamos la lucha de clases. El objetivo de la historia es la llegada al sistema de producción comunista, en el cual no habrá lucha de clases y desaparecerán las alienaciones.
El Motor de la Historia: La Lucha de Clases
Para Marx, el motor de la historia son las contradicciones entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción, es decir, la lucha de clases. Los cambios que se producen en las infraestructuras económicas producen cambios que se rigen por una finalidad: la obtención del beneficio. Por eso se rige por la ley de la oferta y la demanda: trata de producir al menor coste posible para afectar a precios competitivos. Ello implica incorporar el mayor número de máquinas y menos obreros, lo cual genera paro y descontento social que se extenderá también a los pequeños empresarios.
Nietzsche: Crítica a la Cultura Occidental
Filosofía de Nietzsche
Nietzsche, filósofo de la edad contemporánea del siglo XIX nacido en Röcken (Alemania). Su filosofía se presenta como una crítica a la cultura occidental en todas sus acepciones (filosofía, moral, religión). Para él, este tipo de sociedad nace con Sócrates y llega a su apogeo con el cristianismo. Toda su filosofía pretende elaborar una nueva valoración de la vida. El resultado será una filosofía vitalista, irracional y atea. Su huella podemos verla en la filosofía actual en autores como Lyotard y Vattimo, de los más influyentes en la filosofía actual. Obras: Así habló Zaratustra, Más allá del bien y del mal, La genealogía de la moral, El Anticristo.
Ética de Nietzsche
En el problema ético, Nietzsche lleva a cabo una crítica de la moral occidental: la moral judeocristiana o «moral de los esclavos» (moral antivitalista que reprime los instintos) y propone una nueva moral vitalista o «moral de los señores» (promueve el desarrollo de nuestros instintos vitales) fundamentada en los principales conceptos nietzscheanos: la muerte de Dios, nihilismo, voluntad de poder, eterno retorno, superhombre y transmutación de los valores.
Crítica de la Moral Judeocristiana
En La genealogía de la moral critica Nietzsche a la moral a partir del estudio de los prejuicios morales. Para ello utiliza el método genealógico, que consiste en una investigación etimológica e histórica de la evolución de los conceptos morales.
Nietzsche afirma que en todas las lenguas «bueno» significa al principio lo noble, aristocrático, mientras que «malo» significaba lo plebeyo, lo vulgar. Estas dos denominaciones, bueno-malo, fueron creadas por los nobles y poderosos, ya que eran ellos quienes tenían el poder de dar y darse nombres. Sin embargo, más tarde estos conceptos terminarán siendo morales, desplazando al significado anterior. Es la primera «transmutación de valores»: los que se consideran malos (en el sentido de bajos, plebeyos) se revelan y comienzan a llamarse a sí mismos buenos, denominando a los nobles como malvados. Esta transmutación fue realizada primero por los judíos y seguido por los cristianos. Es decir, los nobles pasan a ser malvados y los buenos son los que antes eran denominados por los nobles malvados. Así pues, la moral surge de la rebelión de los esclavos y es consecuencia del resentimiento. El resentimiento es el causante del nihilismo. La lucha entre lo bueno y lo malo, por un lado, y lo bueno y lo malvado, por el otro, gana la segunda, pero llegará el día en que se pueda vivir más allá del bien y del mal, recobrando la inocencia y surgiendo el superhombre, anunciado por Zaratustra, reformador religioso persa de los siglos VII y VI a. C., cuya religión se basaba en el dualismo entre el bien y el mal.