Platón
Teoría de las Ideas
La existencia independiente y absoluta de unas entidades inmateriales, inmutables y universales que constituyen la auténtica realidad. Las ideas constituyen un mundo perfecto, eterno e inmutable, que se encuentra jerarquizado. Aparece la idea de bien, causa y fin de las demás ideas, su conocimiento, que es propio de la razón, permite apreciar el orden de las cosas. Solo al alcance de pocos. De ahí la propuesta platónica de que sean ellos los que gobiernen. El mundo sensible es modelado, queriendo imitar el mundo de las ideas. Aunque la materia impide que se alcance la perfección.
El Conocimiento: Reminiscencia y Dialéctica
Conocimiento como reminiscencia: el hombre es cuerpo y alma, y esta, que es inmortal, pertenece al mundo de las ideas, a donde regresa cuando muere el cuerpo. Mientras permanece en el mundo de las ideas, el alma conoce todo cuanto existe, pero al encarnarse en un cuerpo, olvida lo que sabe. Sin embargo, el contacto con las realidades físicas del mundo sensible hace que recuerde y comience de nuevo su aprendizaje.
Este aprendizaje se gradúa en dos niveles: la opinión y la ciencia. La opinión no es un conocimiento estricto, sino una forma de creencia más o menos generalizada pero carente de fundamento. Tiene dos grados: la conjetura aventurada o la convicción más o menos verosímil.
También hay dos grados de ciencia: el conocimiento matemático, que hace uso de lo sensible para alcanzar sus conclusiones, y la dialéctica, conocimiento de las ideas dirigido por la razón, que representa la culminación de este proceso y la verdad absoluta.
Ser Humano: Cuerpo y Alma
El hombre es cuerpo y alma, pero esta, como perteneciente al mundo de las ideas, es más valiosa que el cuerpo. El cuerpo es una cárcel para el alma, y la muerte significa una liberación.
El alma está dividida en 3 partes:
- El apetito: deseos relacionados con las necesidades básicas.
- La voluntad: que es fuente de pasiones nobles, por lo que colabora con la razón.
- La razón: vida intelectual.
El alma debe servirse de su parte racional, la única inmortal, para controlar la voluntad (alma irascible) y los apetitos (alma concupiscible). Si no fuera así, el hombre caería en la temeridad o en el desenfreno.
Ética y Política: El Hombre y el Estado Justos
El alma racional adquiere el conocimiento y se controlan las pasiones. Saber y felicidad son las finalidades del hombre. Para que el saber sea posible, el ser humano debe gozar de equilibrio en su alma (virtud). La armonía entre las partes del alma, bajo predominio del alma racional, proporciona al hombre justicia, que es el estado moral supremo.
Se extiende al Estado. Alcanzar su felicidad en la polis, y esta ha de estructurarse para alcanzar la justicia. El Estado ideal es aquel en el que cada ciudadano cumple con la función para la que está más capacitado. En la utopía platónica, campesinos y artesanos, guerreros y gobernantes deben hacer uso de sus cualidades (templanza, valor y prudencia). Aunque son los hombres prudentes los que deben gobernar.
Aristóteles
Metafísica y Física
Aristóteles es realista: no existen dos mundos separados, sino un único mundo, formado por objetos individuales: las sustancias. Cualquier sustancia es un compuesto hilemórfico; es decir, un combinado de materia y forma. La forma es la idea platónica unida indivisiblemente a la materia. Las formas son universales, y la lógica se encarga de estudiar sus relaciones.
La metafísica, filosofía primera o sabiduría, se ocupa de estudiar las primeras causas y los primeros principios de la realidad. El ser, aunque es único, se manifiesta de diez maneras, denominadas categorías: sustancia, que es categoría fundamental, y las nueve restantes (cantidad, cualidad, relación, lugar, tiempo, situación, posesión, acción y pasión) son accidentes o modificaciones.
En su física, define los seres naturales, que tienen en sí mismo el principio del movimiento y del reposo. El movimiento se explica como el paso del ser en potencia al ser en acto: un ser que está privado de cierta forma, pero puede tenerla, pasa a adquirirla efectivamente.
Antropología y Teoría del Conocimiento
El hombre se compone de forma (alma) y materia (cuerpo), siendo el alma el principio vital que anima y organiza el cuerpo. Van siempre unidas, alma y cuerpo son inseparables, Aristóteles niega que el alma humana sea inmortal.
El alma racional es capaz de adquirir la ciencia, un conocimiento basado en conceptos universales, abstrayendo las formas y separándolas de la materia a la que están unidas.
El proceso de abstracción avanza desde los sentidos al concepto universal, y en él desempeña un papel decisivo la imaginación, intelecto paciente (posibilidad de conocer las formas), y el intelecto agente, que las separa de la materia. Este último constituye la parte más perfecta y divina del hombre, eterno e inmortal.
Ética y Política
La ética aristotélica es eudemonista, ética de la felicidad, bien supremo que Aristóteles no entiende como idea separada, sino como un bien accesible a la actividad práctica del hombre.
El fin de nuestros actos es alcanzar la felicidad, pero ni la vida activa (política o militar) ni la vida placentera garantizan su logro. Solo la vida teórica o contemplativa, dedicada a la búsqueda del conocimiento, porque esa vida se caracteriza por el ejercicio de la razón, del intelecto, lo asemeja a los dioses.
El ejercicio de la contemplación permite al hombre alcanzar las virtudes intelectuales, como la prudencia y la sabiduría. La felicidad requiere también un disfrute moderado de bienes externos, como la salud, el bienestar, los amigos, etc., sin los cuales ninguna vida puede ser enteramente feliz.
Virtudes éticas (valentía, templanza, justicia, etc.) que son aquellas que dependen del carácter del sujeto.
San Agustín
Razón y Fe
Para San Agustín el ser humano anhela alcanzar la felicidad y el goce del bien supremo, que identifica con Dios. La felicidad requiere conocer la verdad, que puede buscarse por dos caminos: razón (filosofía) y fe (religión).
Razón y fe no son incompatibles, han de colaborar: la fe dirige nuestra inteligencia en la búsqueda de la verdad, y la razón permite entender la fe, que recibe el apoyo de nuestra inteligencia: «Entiende para creer; cree para entender».
Teoría del Conocimiento
Nuestra búsqueda de la verdad se encuentra impulsada por el amor, no por el amor egoísta, sino por el amor espiritual, que busca elevarse hasta la verdad única, inmutable y eterna.
La teoría agustiniana del conocimiento procede de lo exterior a lo interior, y de lo interior a lo superior. Parte del conocimiento sensible y desemboca en el escepticismo, a no ser que se encuentre alguna verdad indubitable.
San Agustín considera que esa verdad indudable es la certeza interior que proporciona la autoconciencia: si el sujeto se engaña al razonar, es evidente que piensa; si piensa, sin duda existe. En el interior del hombre habita la verdad.
Un camino de ascensión espiritual, que recorre dos grados: el conocimiento discursivo o ciencia y el conocimiento intuitivo de las verdades eternas: belleza, justicia, bondad, etc., que el hombre no puede alcanzar por sí solo, sino apoyado en una acción de Dios sobre su mente: la iluminación intelectual.
Dios y la Creación
El conocimiento de las verdades eternas permite a San Agustín demostrar la existencia de Dios: las verdades inmutables no puede haberlas creado el hombre, que es un ser mudable y finito; por tanto, su fundamento ha de ser la verdad inmutable: Dios.
Demuestra la existencia de Dios por el orden del universo y por el consenso universal: la mayoría de los seres humanos afirman que existe una divinidad, que creó el mundo.
Dios es el ser y la bondad supremos; es inmortal y eterno, y está formado por una Trinidad: Padre (Dios), Hijo (mente) y Espíritu Santo (amor).
Sobre la Creación, San Agustín defiende el ejemplarismo: Dios, que es trascendente al mundo, lo ha creado de la nada tomando las ideas que están en su Mente.
No todos los seres existen desde el principio, sino que Dios implanta en la materia razones seminales de todos ellos, y luego van desarrollándose en el tiempo.