1. La Crítica de Nietzsche a los «Muy Sabios»
El texto presenta una crítica a la tradición filosófica, a la que Nietzsche acusa de antivitalismo. Según él, los «muy sabios» de todas las épocas han coincidido en su juicio negativo sobre la vida: «Sobre la vida, en todas las épocas los muy sabios han juzgado siempre igual: no vale nada … Siempre y en todas partes se ha oído de su boca el mismo sonido, -un sonido lleno de duda, lleno de melancolía, lleno de cansancio de la vida, lleno de oposición a la vida». Para Nietzsche, Sócrates es un ejemplo paradigmático de esta postura, representativa de la decadencia de la cultura occidental. Estos «muy sabios» son los filósofos que han construido la historia de la filosofía como una «gran mentira».
La mayoría de los filósofos han menospreciado la vida. Nietzsche describe a estos pensadores con un tono lleno de dudas, melancolía, cansancio y oposición a la vida. Para ilustrarlo, cita las palabras de Sócrates antes de morir, según Platón: ««vivir – quiere decir estar enfermo mucho tiempo: debo un gallo a Asclepio Salvador»». Asclepio, dios de la medicina, recibía ofrendas en agradecimiento por la salud recuperada. Así, Sócrates ve la muerte como la curación de la enfermedad de vivir, mostrando su voluntad de autoaniquilación y su odio a la vida. Muchos filósofos siguen esta visión socrática, y Nietzsche ironiza sobre el supuesto consenso de los sabios como prueba de la verdad.
Nietzsche se opone a esta visión: ««Aquí, en todo caso, algo ha de estar enfermo»». Se pregunta irónicamente sobre la causa de esta actitud: «¿será que estaban en los últimos momentos de su vida?: ¿Quizá ya ninguno de ellos estaba firme sobre las piernas?, ¿eran tardíos?, ¿se tambaleaban?, ¿eran décadents (decadentes)?».
Para Nietzsche, hay algo enfermo en su tiempo: una decadencia fisiológica que se refleja en una moral decadente, una voluntad de poder débil, propia de seres enfermos que solo sobreviven negando el caos de la vida.
2. Enfermedad y Vida
2.1. Enfermo
Aquellos cuya fisiología no afronta las manifestaciones de la sobreabundancia y el poder de la vida, reprimiéndolas por miedo. Esta negación de la vida indica debilidad. Se desprecia este mundo, sacrificando la vida por un más allá inalcanzable. Se desconfía de los sentidos, los impulsos humanos y la energía vital. Se cree en una realidad inventada, sin la fuerza para aceptar la vida tal como es y luchar por crearla según las propias aspiraciones.
2.2. Vida
Uno de los conceptos más importantes en la filosofía nietzscheana. La vida es voluntad, instinto, deseo, pasión, creación, cambio y movimiento. No es un concepto estático, sino un proceso continuo de creación y recreación. Por ello, Nietzsche rechaza que el intelecto, la razón o los conceptos intenten aniquilar, apagar y encorsetar la vida en creaciones falsas con pretensiones de permanencia y universalidad. La vida también nos muestra una verdad a veces esquivada: la muerte, el aniquilamiento completo y la carencia de sentido.
3. El Nihilismo
La cultura occidental está enferma de nihilismo. La causa es el descubrimiento de que sus ídolos eran falsos. Es el «crepúsculo de los ídolos» que nos han engañado y dominado. El nihilismo tiene dos significados para Nietzsche:
- Nihilismo activo: signo de la voluntad de poder, de quien supera la angustia inicial ante la «muerte de Dios».
- Nihilismo pasivo: la decadencia de quien se hunde ante la falta de referentes, viviendo «desfondado», sin abrazar los valores de la vida.
La clave para diferenciarlos reside en la voluntad de poder. Si esta se reduce, aparece el nihilismo pasivo, derivado de la pérdida de referentes. Nietzsche cree que está a punto de surgir en Occidente: todos sus valores son falsos, decadentes, negadores de la vida, hijos de la «voluntad de la nada». Cuando estos valores muestran su debilidad, surge la angustia del nihilismo pasivo. Dios, la verdad, el bien y el mal se vacían, y el hombre reflexivo, influenciado por Sócrates, Platón o Descartes, no encuentra una base sólida para su reflexión y su vida. Entonces llega el último hombre, vencido por el desfondamiento, angustiado, temeroso y deprimido ante la tristeza de un mundo ilusorio que se derrumba.
El nihilismo activo es la respuesta a esta crisis: la fuerza para sobreponerse al nihilismo pasivo, impulsada por una enérgica voluntad de poder. El nihilista activo destruye los valores y los sustituye por los suyos propios. La voluntad de poder crea destruyendo, y destruye al crear. Este nihilismo lleva a Nietzsche a criticar radicalmente dos fundamentos de Occidente: la filosofía y la moral.
4. Nietzsche y el Gregarismo en la Actualidad
Desde la perspectiva del gregarismo, existen dos tipos de personas: quienes siguen al rebaño y quienes actúan de forma independiente. Nietzsche se identifica con los segundos, más cercanos al superhombre: creativos, espontáneos, libres, con una voluntad de poder fuerte. Su independencia les permite convertir su vida en una obra de arte.
Los gregarios se identifican hoy con los seguidores de equipos de fútbol o macrofestivales. Estos fans siguen a figuras idolatradas por multitudes, sin originalidad. Son uno más de la masa, conformistas, sin interés por crear, solo copiar e imitar. También se incluyen aquí los «mansos cristianos», que encuentran su fuerza en el rebaño.
En conclusión, lo importante es una vida diferente, alejada de la masa. Nietzsche, como esteta, abogaba por una vida estética, diferente y original.