El Uso Público de la Razón: La Ilustración y la Libertad

El Uso Público de la Razón

El uso público de la razón es el uso que hace alguien de la razón en cuanto docto, es decir, conocedor de una materia, y ante el gran público de los lectores. Es la posibilidad de utilizar libremente la propia razón, por tanto, para este uso público de la razón únicamente se requiere la libertad tanto de pensamiento como de expresión (libertad política). No se puede limitar el uso público de la razón a un pueblo pues ello iría contra la evolución hacia la racionalidad y el perfeccionamiento de la humanidad. El uso público de la razón posibilita la Ilustración de los hombres, la salida de estos de su autoculpable minoría de edad, a la vez que el progreso de las instituciones. A través del ejercicio de la función crítica de la razón se pueden hacer patentes las contradicciones que poseen las instituciones, las leyes, la moral, la religión, lo establecido, y de este modo mejorarlas, superar tales incongruencias.

El uso público de la razón no es solo un derecho sino que es considerado por Kant un deber de todos y cada uno de los ciudadanos que componen la humanidad, pues es este el que posibilita la Ilustración y, por tanto, el proceso de racionalidad. Debe apoyarse en el uso privado de la razón, que es quien posibilita la conservación de lo hasta ahora alcanzado por la humanidad en su desarrollo.

Minoría de Edad

Minoría de edad significa la incapacidad de servirse de su propio entendimiento sin la guía de otro. Pero el objetivo del hombre es superar esta minoría de edad y lo logra cuando asume y hace suyo el lema de la Ilustración: Sapere aude. Atrévete a pensar por ti mismo, lema que invita a pensar la verdad a través del esfuerzo propio. Escapar a esta minoría de edad moral (que no física) supone superar ciertos obstáculos.

Obstáculos para la Ilustración

  • Obstáculos internos, propios del individuo, que hacen del hombre autoculpable de su minoría de edad, tales como la propia pereza, la cobardía y la comodidad de que alguien piense por ti, de que alguien prescriba una moral o una meta. La minoría de edad se convierte en una segunda naturaleza con la costumbre: si nos habituamos a obedecer no tendremos necesidad de pensar, el hábito o la costumbre será nuestro guía, no la razón.
  • Obstáculos externos como la opresión política, que negando libertad de expresión y de pensamiento a un pueblo impide su Ilustración, o como la opresión religiosa, manteniendo los dogmas a una comunidad les condena a no ver más allá de lo que unos tutores espirituales permiten. Superar estos obstáculos es un paso más en ese plan de la naturaleza en el camino de la humanidad hacia la época ilustrada.

Dignidad

El hombre en tanto que ser sometido al reino de la necesidad es heterónomo, es decir, sometido a leyes extrañas, ajenas. Sin embargo, en tanto que hombre libre, en tanto que ser moral, es autónomo, capaz de darse a sí mismo sus propias leyes. Y en tanto que libre posee dignidad y no precio. Las cosas sometidas al determinismo heterónomo tienen precio, el hombre sometido a sus leyes tiene dignidad. La dignidad se convierte de esta manera en una especie de categoría específicamente humana y que le viene otorgada por su capacidad de libertad, por el logro de la moralidad, por la posibilidad que le brinda el uso libre de la razón y someterlo todo al criterio de la razón y no al de unos instintos deterministas desde el ámbito de la naturaleza. Es el sello que marca la responsabilidad del hombre sobre sus acciones. Cada hombre tiene dignidad en tanto asume la responsabilidad de sus acciones, estas son fruto de sus decisiones, de la determinación que la propia razón hace sobre la voluntad.

Despotismo Espiritual

Si el despotismo ilustrado lo podemos definir como «todo por el pueblo pero sin el pueblo», el despotismo espiritual del mismo modo podemos entenderlo como la búsqueda de la salvación religiosa del alma de los súbditos pero sin contar con el deseo de estos. A este despotismo espiritual pone fin Federico II, que da plena libertad a sus ciudadanos para que salven su alma como buenamente les dé a entender el uso público de la razón en esta materia. El despotismo espiritual encierra la posibilidad de manejar o manipular a un pueblo. Kant considera que la minoría de edad en cuestiones religiosas es, entre todas, la más perjudicial.

Época Ilustrada

Es una época en la que todos los hombres serán capaces de pensar por sí mismos. Será el triunfo de la racionalidad a nivel de la humanidad, la perfección para toda la naturaleza humana, la culminación del progreso del proceso constante de la racionalidad del plan de la historia, es la meta. La aparición del hombre libre, moral, capaz de darse a sí mismo sus propias leyes y consumar así su libertad frente a la necesidad de la naturaleza.

La época ilustrada está marcada por una armonía entre los pueblos, así como por una paz perpetua brindada por un derecho justo y por la racionalidad.

Conciencia Moral

Utiliza la expresión conciencia moral. Está hablando de aquellas cuestiones en las que el hombre es o puede ser autónomo, es decir, si en cuestiones fenoménicas el hombre está sometido a las leyes de la naturaleza, en las cuestiones de conciencia moral el hombre está libre de estas opresiones deterministas derivadas del mecanicismo newtoniano, lo que no quiere decir que esté libre de toda opresión, pero es claro que debe tender a estarlo en un momento dado. Por tanto, la conciencia moral recoge todo aquel tipo de aspectos humanos en los que este puede ser libre, puede actuar autónomamente, es decir, en cuestiones religiosas y morales principalmente, aunque se pueden incluir también todos aquellos ámbitos en los que se puede hacer un uso público de la razón.

Deber

Para que la voluntad realice actos verdaderamente morales es necesario que obre no solo de acuerdo con el deber o conforme al deber, sino por deber. La voluntad no puede ser buena cuando actúa motivada por el temor al castigo o por la esperanza de conseguir un premio, sino que solo es buena cuando actúa con la exclusiva finalidad de cumplir con lo que se debe hacer, actuar por convicción de que cumplir la ley formulada por la razón es nuestro deber. El deber es la necesidad de una acción por respeto a una ley, es decir, el sometimiento a una ley no por su utilidad o por la satisfacción que su cumplimiento pueda reportarnos, sino por respeto a la ley. Esta ley demanda obrar siempre de tal modo que podamos querer en cada caso que la máxima que preside nuestra acción pueda convertirse en ley universal.

Época de Ilustración

Es la época en la que aparecen las condiciones para que el hombre salga de su autoculpable minoría de edad, tanto en cuanto a libertad política así como libertad en materia religiosa. La época de Ilustración es, pues, un momento histórico en el que los obstáculos para que el hombre comience a pensar por sí mismo han desaparecido. La época de Ilustración es una época de tránsito. Si la concepción de la historia de Kant nos traía la idea de un progreso desde el sometimiento a las leyes de la naturaleza, al mecanicismo newtoniano, la consideración de las acciones humanas como fenómenos y, por tanto, determinables por leyes, hasta el surgimiento del hombre moral capaz de darse a sí mismo sus propias leyes, podemos decir entonces que estamos en el camino hacia la época ilustrada.

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