Crítica de Hume a la Metafísica Racionalista: Impresiones, Ideas y Límites del Conocimiento

Crítica de Hume a la Metafísica Racionalista

Principios Fundamentales del Empirismo de Hume

A partir del principio empirista fundamental de que todo nuestro conocimiento descansa en la experiencia y del principio de que toda idea que no se derive de la experiencia ha de ser rechazada por no considerarse válida, Hume llevará a cabo una crítica de la metafísica racionalista. Hume realizará una crítica a la noción de sustancia y a sus tipos, así como una crítica a la noción de causalidad.

Dicha crítica se basa en la idea de que los filósofos racionalistas pueden usar ideas vacías, carentes de un significado definido. Cuando haya una sospecha de que un término filosófico sea usado sin ningún significado, bastará con preguntar de qué impresión o conjunto de impresiones se deriva dicha idea. Cuando no sea posible asignarle ninguna, se tratará de una idea carente de toda validez. Por el contrario, si podemos señalar la impresión correspondiente, estaremos ante una idea verdadera. Las impresiones no solo constituyen el origen de nuestro conocimiento, sino también su límite.

Crítica a la Noción de Causa

El conocimiento de los hechos está basado en nuestras impresiones actuales o en los recuerdos de las impresiones pasadas, pero no en hechos futuros, pues de ellos no tenemos impresión alguna. Nuestra certeza acerca de lo que en el futuro acontecerá está basada en la idea de causa. Para Hume, en la idea de causalidad no solo tenemos en cuenta la contigüidad espacio-temporal entre el efecto y la causa, sino que la entendemos como una conexión necesaria entre la causa y el efecto.

Lo único que hemos observado ha sido que, en el pasado, siempre que se ha dado la causa se ha dado el efecto. En el fondo, dicho conocimiento de hechos futuros solo se basa en la creencia de que lo que ocurrió en el pasado volverá a ocurrir en el futuro. Dicha creencia está basada en la costumbre de haber observado en el pasado ese fenómeno, pero no cabe tener un conocimiento con certeza absoluta de que lo mismo ocurrirá en el futuro.

El principio de causalidad no es una proposición que expresa relaciones entre ideas matemáticas que no pueden ser negadas sin incurrir en contradicción; tampoco es una proposición relativa a cuestiones de hecho que pueden ser negadas sin incurrir en contradicción. No es, por tanto, ninguna verdad a priori, independiente de la experiencia, ni una verdad que se apoye en la experiencia. No constituye, pues, un verdadero conocimiento científico y, en consecuencia, debe ser rechazado.

Crítica a la Noción de Sustancia

Hume muestra que esta idea, introducida por el aristotelismo y renovada por Descartes, es una idea vacía. No puede derivarse de las impresiones de sensación. Tampoco se deriva de las impresiones de reflexión, pues la sustancia no es ninguna emoción o pasión. La idea de sustancia se reduce a una colección de ideas simples que son unidas mediante la imaginación y a la que asignamos un nombre. Pero es solo una ficción de nuestra mente a partir de las leyes de asociación.

Crítica a la Idea de Dios como Sustancia Perfecta

La crítica de Hume a la idea de Dios se basa en lo siguiente:

  1. De Dios no tenemos impresión alguna, por lo que su idea en la mente, al no derivarse de ninguna impresión, es vacía, inválida.
  2. Otros filósofos empiristas (Berkeley) habían introducido la idea de que Dios es la causa de nuestras impresiones. A juicio de Hume, esto es injustificable porque no vamos de una impresión a otra, sino que vamos de nuestras impresiones a Dios. Ahora bien, no podemos ir más allá de nuestras impresiones. Estas son el límite de nuestro conocimiento.

Crítica a la Realidad Exterior como Sustancia Extensa

Descartes ha introducido la noción de sustancia extensa o cuerpo material y Locke señala que la existencia de tales cuerpos es la causa de nuestras impresiones. Ahora bien, Hume considera que esto no está justificado, ya que entonces no vamos de una impresión a otra. En realidad, no percibimos nuestro cuerpo ni cualquier otro cuerpo material. Solo captamos algunas impresiones que entran por nuestros sentidos a las que, injustificadamente, atribuimos existencia corpórea. Nuestra creencia en la existencia de cuerpos materiales se basa en la imaginación, que atribuye la multiplicidad de las impresiones captadas a la existencia de sustancias materiales.

Crítica al Yo como Sustancia Pensante

Descartes la había considerado como una verdad indubitable. La crítica de Hume a este concepto se basa en que:

  1. El yo no es ninguna impresión, sino aquello a lo que supuestamente referimos nuestras impresiones.
  2. Tampoco el Yo se deriva de ninguna impresión, ya que ésta tendría que ser idéntica e invariable y, por tanto, no existe una idea válida del Yo. El Yo no es más que un haz de percepciones en continuo movimiento.

Fenomenismo y Escepticismo

Las ideas empiristas radicales de Hume conducen a éste al fenomenismo y al escepticismo.

a) Fenomenismo: Solo podemos contar con las percepciones, impresiones e ideas, como elementos últimos, y con la asociación de las mismas mediante las correspondientes leyes psíquicas. La realidad, por tanto, queda reducida a percepciones, es decir, a meros fenómenos. Hume defiende, con esto, un fenomenismo.

b) Escepticismo: El fenomenismo le lleva al escepticismo. Ahora bien, Hume rechaza el escepticismo radical. Admite un escepticismo moderado y reconoce que nuestro conocimiento acerca de las cosas carece de una seguridad absoluta. El entendimiento humano nos proporciona conocimiento solo dentro de los límites de la experiencia.

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