Comparativa del pensamiento filosófico de Kant, Hume y Descartes

Relación de autores

Kant, Hume y Descartes

Partiendo de que Kant fue un filósofo racionalista y sabiendo que él mismo dice que Hume fue quien le despertó de su «sueño dogmático», es importante destacar que Kant, al ser racionalista, no está de acuerdo con los métodos dados por Hume y Descartes. Kant se basa en la metafísica. Kant resuelve la duda de Hume sobre las leyes de la naturaleza, planteando que sí las hay y que coinciden con las reglas de uso de las categorías, por lo que las leyes se imponen a la naturaleza por el entendimiento, a priori.

Resuelve el problema de la metafísica (rechazada por Hume) sacándola del campo de la ciencia y situándola en el campo regulativo de los fenómenos. El alma, el mundo y Dios son ideas que unifican los fenómenos y permiten construir los postulados básicos de la razón práctica: existencia de Dios e inmortalidad del alma que garantizan la felicidad y el progreso del conocimiento.

Kant y Descartes: El problema del hombre

En cuanto al problema del hombre, Descartes nos separa al cuerpo (máquina) del alma que cree que es inmortal. Kant nos presenta al hombre como un ser de «insociable sociabilidad», es decir, que son sociables e insociables por naturaleza.

El sujeto y el conocimiento

Con Descartes, el sujeto se abre a una verdad fundamentada mediante el pensamiento que actúa como sustancia que ordena; comienza un realismo trascendental, una fundamentación de la existencia y la realidad del mundo exterior.

Con Kant, ese «realismo» trascendental se consuma con el salto idealista. El sujeto ya no encuentra afuera un mundo preexistente permeable a la explicación racional. El sujeto ahora crea. Crea lo conocido, lo representado, el objeto de toda experiencia posible y objetiva de la naturaleza.

Ambos valoran la «intelección» como herramienta de una teoría del conocimiento: Descartes conserva la actividad de la mente (nuestro conocimiento se basaba en una deducción racional a partir de las ideas innatas). Para Kant, además de los elementos a priori que emite nuestra mente, hay unos elementos que recibimos de fuera.

Giro Copernicano

Kant explica el cambio que supone su filosofía en la concepción del conocimiento basándose en una analogía con la revolución copernicana. Copérnico comprendió que no se podía entender el movimiento de los objetos celestes si la Tierra está en el centro del Universo. Para entender el movimiento debía poner al Sol en el centro y suponiendo que es la Tierra la que gira a su alrededor. Kant realiza la misma inversión; la filosofía anterior suponía que el sujeto era pasivo, y que la realidad influía en el conocimiento del individuo proporcionándole una representación fiel de aquélla. Con esta concepción difícilmente se pueden obtener juicios científicos. Solo se obtendrían juicios empíricos contingentes. El conocimiento debe partir del individuo, quien no es un pasivo receptor de lo que ocurre fuera. Para ordenar las sensaciones pone el espacio y el tiempo y así se construye los fenómenos. Gracias a estas intuiciones de espacio y tiempo podemos hacer juicios sintéticos a priori. En conclusión, son las cosas las que se deben someter a nosotros.

Ilusión trascendental

Kant habla de la ilusión trascendental como una aspiración humana al conocimiento absoluto. No se puede probar ninguno de los principios de la metafísica: la existencia de Dios, la naturaleza del mundo en su conjunto y la inmortalidad del alma.

El conocimiento intelectual los enlaza desde el más particular hasta el más general. Esta tendencia de la razón puede llevar a traspasar las barreras de los datos sensibles: los fenómenos físicos se pretenden unificar y explicar, lo que da lugar a antinomias; los fenómenos psíquicos se pretenden unificar y explicar, lo que da lugar a paralogismos: unos y otros, se intentan explicar y unificar por medio de teorías metafísicas acerca de una causa suprema de ambos (Dios).

Imperativo categórico

Imperativo quiere decir, que obliga a actuar de una manera determinada. Para Kant existen diversas clases de imperativos que pueden ser objetivos y subjetivos. Los principios subjetivos se llaman máximas. Dentro de los principios subjetivos se encuentra el imperativo hipotético, en el cual la determinación universal de la voluntad se lleva a cabo por su fin. Este principio suele formularse de modo condicional, porque para obtener un fin es preciso realizar anteriormente alguna otra acción.

Pero existen otros principios que son objetivos y valederos para la voluntad de todo ser racional. Este es el imperativo categórico, en el cual la determinación universal se lleva a cabo por la voluntad misma; la moral considera el imperativo categórico como ley fundamental.

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