El existencialismo de Sartre
Introducción
Jean-Paul Sartre, figura central del existencialismo, desarrolla sus ideas a partir de la influencia de Nietzsche, Heidegger y la teoría crítica, paralelamente al pensamiento de Lacan, del cual adopta el concepto de «yo» como producto de una alienación originaria. Sartre extiende el diagnóstico de la decadencia de Occidente, vinculando la muerte de Dios con la muerte del hombre o del sujeto. Este hombre, convertido en un animal carente de sentido, busca construirlo a través de su existencia. Las guerras mundiales y los desastres de su tiempo influyen en su filosofía, que se convierte en una forma de resistencia. Sartre radicaliza el giro copernicano moderno, situando al «yo» en un solipsismo absoluto. Sus temas principales son la búsqueda de un sentido a la vida humana y la lucha contra la alienación inherente a la condición humana.
Esencia y Existencia: La clave del existencialismo
Como existencialista, la clave del pensamiento de Sartre reside en la inversión de los conceptos de esencia y existencia. Reinterpreta el inicio fundamental de la filosofía, en relación al ser y al no ser o nada, explorado en su obra principal, «El ser y la nada» (1943), particularmente en la dialéctica del amo y el esclavo. El ser humano, según Sartre, es ontológicamente deficiente, lo que causa desamparo y angustia.
Sartre distingue entre conciencia y yo o ego. Inicialmente, el ser humano posee una impersonalidad que supera al fijar su «yo» mediante la imagen especular, con la cual se identifica, según el estadio del espejo de Lacan. Este movimiento se expresa en dos planos del ser: el ser en sí, que representa la facticidad y se asocia con la materia, y el ser-para-sí, que es la conciencia que determina al individuo desde la libertad absoluta. Esta libertad, sin embargo, puede ser desdichada, ya que el ser humano se pierde en el «para-sí» en su intento de alcanzar el «en sí», conduciendo a la mala fe o autoengaño.
El sadomasoquismo y la mirada del otro
El individuo se ve a sí mismo como conciencia o sujeto absoluto, o es reducido a pura materia cosificada por los demás. Este fenómeno se expresa paradigmáticamente en el sadomasoquismo, una experiencia relacionada con la primacía que Occidente ha dado al sentido de la vista. En «Crítica de la razón dialéctica» (1960), Sartre explora la posibilidad de una sociedad auténtica desde una perspectiva marxista.
La ética de la responsabilidad
En sus «Cuadernos de moral», Sartre desarrolla una ética de la responsabilidad basada en la libertad absoluta y la contingencia. Con influencias nietzscheanas, propone decir «sí» a lo que se hace en la vida, intentando superar la dialéctica cosificante hegeliana mediante el «amor auténtico». El proyecto existencial consiste en articular la existencia hacia el futuro, como una salida de la conciencia vacía que busca realizarse a través del tiempo. El ser humano solo puede ser de verdad en la medida en que es para otros, permitiendo al mismo tiempo que los demás expresen su individualidad. Este es el significado del amor: amar al otro en su totalidad, incluyendo su libertad, su cuerpo y sus aspectos más oscuros.
Contexto histórico de Sartre y el existencialismo
El auge del existencialismo
Sartre (1905-1980), figura clave del existencialismo, vivió en París durante el período de entreguerras y la posguerra, momento de auge de esta corriente filosófica. El existencialismo, con raíces en el siglo XIX en Kierkegaard, se centra en la pregunta por el sentido de la vida. Figuras como Heidegger, Jaspers, Simon de Beauvoir y Camus también pertenecen a este movimiento.
Las guerras mundiales y la posguerra
El período de entreguerras (1914-1945) y la posguerra fueron cruciales para el desarrollo del existencialismo. La Primera Guerra Mundial (1914-1918), la Revolución Rusa (1917), la crisis económica de 1929 y el auge de los fascismos marcaron un contexto de conflictividad social y surgimiento de las vanguardias artísticas. París se mantuvo como centro cultural, donde florecieron movimientos como el surrealismo, el dadaísmo, el cubismo y el existencialismo, popularizando a Sartre.
La Segunda Guerra Mundial y la descolonización
La Segunda Guerra Mundial tuvo un impacto catastrófico en Occidente, con la población civil sufriendo las consecuencias de la guerra civil española, el Holocausto, las purgas soviéticas y la represión nazi. Este contexto generó un sentimiento de absurdo y pérdida de sentido. Sartre, en la resistencia contra la ocupación nazi, se adhirió al comunismo. La posguerra trajo consigo el empobrecimiento y la desorientación de Europa, el auge de Estados Unidos y la URSS, y el proceso de descolonización. Sartre y otros existencialistas, desde posiciones izquierdistas, denunciaron el colonialismo y abogaron por la liberación de los países colonizados a través de conferencias y revistas como Les Temps Modernes.
El Mayo del 68 y el declive del existencialismo
El activismo político de Sartre continuó durante las protestas estudiantiles y obreras de Mayo del 68. Abandonó el partido comunista y se unió a la extrema izquierda maoísta, colaborando con los estudiantes y participando en las asambleas y manifestaciones. A partir de los años 70, el existencialismo perdió influencia, dando paso a la posmodernidad en los años 80, con autores como Lyotard y Váttimo, quienes criticaron la noción de sujeto, el humanismo y las ideologías emancipatorias, incluyendo el existencialismo.