El Conocimiento
Respecto al resto de su sistema filosófico, sobre el conocimiento, Tomás de Aquino plantea la necesidad de relación, pero a la vez independencia, entre la filosofía y la teología, y de la veracidad de ambas, ya que existen dos tipos de verdades:
- Las verdades de razón, obtenidas por el entendimiento humano a partir de los sentidos.
- Las verdades reveladas, que tienen su origen en la autoridad de Dios.
La filosofía ayuda a la teología porque demuestra los preámbulos de la fe: que Dios existe, que es sabio y que es veraz. (Busca relaciones con el texto). Por ello, Tomás critica las posiciones extremas que se dan en su época:
- A los místicos, para quienes solo vale la fe.
- A los dialécticos, porque hay verdades que la razón no comprende.
- La Doctrina de la Doble Verdad de Averroes, que plantea la posibilidad de que se contradigan los dos tipos de verdades.
- A Agustín de Hipona, porque no hay una delimitación entre ambas.
La razón, sin embargo, se subordina a la fe, porque en caso de conclusiones contradictorias, hay que admitir que habremos realizado un razonamiento incorrecto. Pero sigue a Aristóteles, manteniendo una posición empirista, al defender que el conocimiento empieza siempre por los sentidos, pero el entendimiento puede, a partir de la capacidad de abstracción, reducir la experiencia individual al concepto o definición universal, permitiéndonos obtener una verdad universal y absoluta. De ahí se deduce que los universales son reales, porque representan la realidad, pero no tienen una existencia independiente del intelecto humano, por lo que defiende una posición de realismo moderado en el problema de los universales.
Metafísica
En su metafísica, es una teoría fundamental la distinción de la esencia y la existencia en los seres creados, que deben su existencia a Dios y, por tanto, son contingentes; mientras que en Dios sí coinciden esencia y existencia y, por ello, existe necesariamente. También define la individuación como la materia marcada por la cantidad y establece la teoría de la Jerarquía de los seres, donde Dios y los ángeles son superiores al ser humano, que, al tener alma, está por encima del resto de las criaturas, a partir del concepto platónico de participación, al afirmar que el grado de perfección de las criaturas depende del grado de participación de la esencia de Dios, ya que el mundo está hecho a su semejanza, es decir, que las criaturas son análogas a la esencia infinita de Dios.
Antropología
Sin embargo, en su concepción antropológica, no acepta el dualismo de Platón para explicar la naturaleza del ser humano, manteniéndose en el monismo de Aristóteles, al afirmar que el ser humano es una sola sustancia, pero compuesta de cuerpo y alma inmortal, que es identificada con el entendimiento agente, pero ahora individual, y no de la especie como Aristóteles afirmaba.
Ética
Tomás sigue a Aristóteles al plantear una ética eudemonística, donde el fin del ser humano es alcanzar la felicidad, aunque en Tomás su fin último es la contemplación de Dios, con lo que consigue la felicidad eterna. Al estar dotado de inteligencia, el ser humano puede dirigir su inclinación desde una voluntad que es libre, cuyo objeto propio es el bien; esta atracción del alma humana hacia el bien constituye la más perfecta libertad. A la doctrina de Aristóteles sobre las virtudes, donde postula las virtudes intelectuales, cuyo mandato es «haz el bien y evita el mal», y las morales, que consisten en el término medio, añade Tomás el concepto de Ley Natural, que es impresa por Dios en nuestra naturaleza, permitiendo que la razón haga lo que considere bueno.
La Ley Natural es única y su primer precepto es «haz el bien y evita el mal»; es universal porque está en toda la humanidad, es evidente porque puede ser conocida y no cambia, luego es inmutable. Pero incluye también una serie de preceptos secundarios, basados en nuestras inclinaciones, como la conservación de la propia vida, común a todos los seres vivos, la procreación y educación de los hijos, común a todos los animales, y buscar la verdad acerca de Dios y vivir en sociedad, mandato exclusivo del ser humano. Estos mandatos sí pueden ser oscurecidos por las malas persuasiones o costumbres. De la ley natural se derivan las Leyes positivas, que, como son humanas, no siempre son buenas y pueden aplicarse de modo diferente en cada comunidad.
Política
En cuanto a su concepción política, también sigue a Aristóteles al afirmar que el ser humano es un animal político y que las mejores formas de gobierno son la monarquía, la aristocracia y la democracia, aunque Tomás propone como gobierno ideal una combinación de todos ellos. Por último, plantea también que el Estado debe estar subordinado a la Iglesia.