1. Etapas del pensamiento de Ortega y Gasset
1.1. Primera etapa: Objetivismo
Ortega se plantea el problema de España y elabora la doctrina objetivista. La ciencia significa objetividad, precisión, método y racionalidad, mientras que lo subjetivo es el error. En este sentido, España es el símbolo de la decadencia y el retraso, mientras que Europa representa lo objetivo, la sistematización, la ciencia. “España es el error y Europa la solución”.
1.2. Segunda etapa: Circunstancialismo y Perspectivismo
En Meditaciones del Quijote se produce el descubrimiento de toda su filosofía posterior. “Yo soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella no me salvo yo”. También se alude a las dos grandes circunstancias que han configurado la cultura occidental: la filosofía griega y el judeocristianismo. El descubrimiento de Ortega va más allá de estas dos circunstancias y llama la atención sobre las circunstancias cercanas, aplicando el análisis filosófico a temas poco comunes en la reflexión filosófica. En su estudio, además de la identidad individual, están las circunstancias a las que el yo da sentido y que a su vez dan sentido al yo. Se abre un nuevo enfoque de la relación entre el hombre y el mundo, entre el yo y la circunstancia.
También en Meditaciones del Quijote se formula la idea de perspectiva. Si los elementos fundamentales son el yo y la circunstancia, según Ortega, el punto de vista individual es el único punto de vista desde el cual puede mirarse el mundo de verdad. La perspectiva individual es la única manera de aprehender la realidad. Con la doctrina del perspectivismo, Ortega quiere superar el escepticismo y el racionalismo; aunque acepta que lo concreto es mutable y está sometido a diversas perspectivas, tantas que renuncia a la teoría, suicida; y acepta del racionalismo establecer una relación con la realidad más allá de su mutabilidad.
1.3. Última etapa: Raciovitalismo
El raciovitalismo es la doctrina de su etapa de madurez. Es el intento de examinar las dos perspectivas más importantes para el ser humano: la vida y la razón. Con la razón vital, Ortega pretende evitar el desprestigio al que los filósofos vitalistas someten a la razón (el irracionalismo), proponiendo un nuevo modelo de razón que sustituya a la razón pura (racionalismo). Su obra es calificada como vitalista. El vitalismo desprestigia el papel de la razón. Él mismo se define en el raciovitalismo, desde donde afirma que el conocimiento es de naturaleza racional y la vida constituye su tema central. Es el reconocimiento del hecho de que cualquier idea que el hombre tenga de la razón, no tiene más remedio que admitir que la razón se halla siempre arraigada en la vida.
2. Vida: Superación del realismo e idealismo. El yo y las cosas
Para Ortega, la historia de la filosofía ha transcurrido entre dos grandes periodos, ambos procedentes de las dos posturas que se han adoptado en la relación entre razón y ser: realismo e idealismo.
- Postura realista: perspectiva general que la filosofía ha empleado desde sus orígenes hasta el Renacimiento europeo. Consiste en dar primacía e independencia a la cosa sobre el ser humano.
- Postura idealista: nueva actitud vital y filosófica, desde el Renacimiento hasta la actualidad, que surgió como una crítica y superación del realismo, considerando al sujeto humano como protagonista de la relación ser humano-mundo.
Frente a este antagonismo, para Ortega lo auténticamente real es el yo y las cosas; el yo permanentemente referido a las cosas y las cosas, no como algo ajeno a mí, sino referidas a mí. Ese encuentro entre el yo y las cosas es lo que Ortega entiende por vida, que es lo auténticamente real; por ello, la vida es la realidad radical. La vida es la suma de lo que hacemos y lo que nos pasa, eso es la biografía. Por tanto, si nos asomamos a cualquier vida real, observamos que ella consiste en un permanente aquí y ahora donde se encuentran el yo y las cosas en un estar haciendo algo, físico o mental, privado o público…; vivir consiste en un permanente hacer.
2.1. Circunstancia
Materialmente, la circunstancia es el conjunto de cosas que hay a mi alrededor. Su condición es la de ser para mí un sistema de facilidades y dificultades, integrado por los otros seres humanos, las cosas… en definitiva, la circunstancia es todo el conjunto de elementos (sociales y naturales) que integran el mundo del ser humano.
2.2. El Yo
Yo, en mi última y radical realidad, no soy ni mi cuerpo, ni mi personalidad… soy quien quiere llegar a ser esto o lo otro. Yo soy un proyecto vital de mí mismo. Así, el yo carece de un proyecto vital constitutivo o natural y ha de identificarse con un querer ser algo en función de sus propias circunstancias.
3. La razón vital: La razón histórica
Ortega denuncia lo que entiende como la raíz última de la situación de crisis en la que se encuentra la sociedad europea: ha entrado en crisis la fe en la razón humana. El Renacimiento supuso la crisis de lo que había sido la gran creencia medieval: la fe en Dios. Ésta ha sido sustituida por otra nueva fe, la fe en la razón físico-matemática, pero esta última también ha resultado insuficiente. Se hace necesario diseñar un nuevo modelo de racionalidad que sea capaz de dar respuesta a la problemática vital de nuestro tiempo.
La razón pura debe ser sustituida por la razón vital, cuya misión consiste en dar razón de la realidad radical que es la vida. La razón no puede estar separada de la vida. Aplicar la razón a la vida significa que el hombre trata de comprender los elementos de la realidad, incluida la razón misma. En este proceso de análisis, el ser humano descubre que su manera de ser, de actuar… depende del patrimonio de ideas y creencias que la humanidad ha ido elaborando. Somos lo que hemos recibido de quienes nos precedieron y lo que hacemos de nosotros mismos. Por tanto, no existe una naturaleza inmutable sino historia. Pero si la vida humana es historia, la razón vital es razón histórica, pues trata de comprender toda identidad humana como resultado de un proceso histórico.