Contexto Histórico
Ortega y Gasset se inserta en la tradición regeneracionista de intelectuales españoles que, desde finales del siglo XIX, miraban con preocupación la situación del país. Denunciaban el arcaísmo de las estructuras sociales (caciquismo) y económicas (producción agrícola latifundista), e intentaban insertar a España en un contexto europeo y moderno. La aparente paz y estabilidad política que se iniciaron con el régimen de la restauración borbónica se apoyaba precisamente en esas estructuras sociales caducas.
No es de extrañar que Ortega, nacido en 1883 en el seno de una familia burguesa, liberal e ilustrada, después de estudiar Filosofía en Madrid, su ciudad natal, se marchase a Alemania en 1905 huyendo del retraso y subdesarrollo español. En Alemania, Ortega estudia con el neokantiano Cohen, hasta que regresa a España en 1910 para ocupar la cátedra de Metafísica de la Universidad de Madrid. Esta etapa de su pensamiento (1902-1910), dominada por el neokantismo, se conoce como etapa objetivista.
Su vuelta a España supone el comienzo de su segunda etapa, la del perspectivismo (1910-1923), a la que pertenecen Meditaciones del Quijote y España Invertebrada. Los problemas de España se agudizan y Ortega cree que radican fundamentalmente en el carecer de una sociedad activa y emprendedora. Ortega intentó contribuir a esa necesaria revitalización social con proyectos como la fundación en 1917 del periódico El Sol y en 1923 de la prestigiosa Revista de Occidente. Incluso participó activamente en política, buscando el régimen más propicio para ese protagonismo de la sociedad buscado por él. Por ello criticó la dictadura de Primo de Rivera y contribuyó, desde la Agrupación al Servicio de la República, al advenimiento de la Segunda República española, para cuya primera presidencia se barajó su nombre.
Pero Ortega se desencantó pronto del régimen republicano. La democracia liberal por él soñada parecía imposible, acosada por las ideologías comunistas y fascistas que son la antítesis de su propuesta política; las dos ideologías que agotaron el proyecto republicano y se enfrentaron en la Guerra Civil.
En 1923 comienza su periodo de madurez, la etapa raciovitalista, que dura hasta su muerte en 1955. A esta etapa pertenecen El tema de nuestro tiempo y La rebelión de las masas. El comienzo de la Guerra Civil supuso el exilio de Ortega, que vivió en diferentes países europeos y americanos, hasta que finalmente pudo regresar a España en 1945, donde moriría una década más tarde. En esta época, Ortega toma conciencia de la pérdida de protagonismo de Europa en el mundo y propone como instrumento para el relanzamiento de su papel director la unidad política europea.
Contexto Filosófico
Ortega parte de la ausencia de tradición filosófica en España, tradición que buscará en Alemania. El primer autor desde el que Ortega se forma es Kant; sin embargo, el neokantismo, aunque marca su etapa objetivista, no determinará su pensamiento. Solo hará que Ortega se sitúe en planteamientos en los que el sujeto tenga un papel protagonista en los procesos del conocimiento.
La salida de Ortega del neokantismo guarda una estrecha relación con su conocimiento del pensamiento de Husserl. Dos son las tesis husserlianas que Ortega habría de hacer suyas:
- En primer lugar, la idea de que el conocimiento no es ni una simple copia de la realidad (realismo antiguo), ni una construcción del sujeto (idealismo moderno). Lo que hay es un coprotagonismo de sujeto y objeto, lo que Husserl denomina “el a priori de la correlación”.
- En segundo lugar, la idea de que lo primero que se da, de forma previa a la experiencia científica, es la experiencia inmediata de la vida, lo que Husserl denomina el a priori de lo inmediato.
Sin embargo, Ortega se separará de Husserl porque considera que su filosofía concebía al sujeto como algo abstracto y no como quería Ortega, como algo vital e histórico.
Precisamente en la toma de conciencia de ese carácter vital e histórico del sujeto, desempeñan un papel clave dos autores: Heidegger y Dilthey.
- Heidegger contribuye a desarrollar en Ortega su concepción de la vida humana, y cómo el conocimiento es algo que siempre se encuentra inserto en ella, aunque no comparte su visión pesimista de la vida.
- Dilthey es el autor que contribuye a que Ortega otorgue cada vez más importancia al carácter histórico del ser humano.
Finalmente, cabe señalar cómo Ortega comparte con Nietzsche la consideración de la vida como algo con un valor intrínseco e inmanente, así como el tono lúdico y festivo de su concepción de la existencia humana.