Republicanismo
3.5. La libertad como no-dominación
El republicanismo considera la libertad un valor primordial. Se les ha acusado de defender la libertad de los antiguos (libertad positiva o activa), pero no tanto la de los modernos (libertad negativa o pasiva).
- Antiguos: libertad de los ciudadanos en tanto que participaban en el gobierno.
- Modernos: disfrutar de una esfera de acción a salvo de interferencias ajenas.
El concepto específico de libertad en el republicanismo es el de libertad como no-dominación. La libertad que proporciona la ley no consiste en la ausencia de restricciones, sino en la garantía ante la interferencia de otros en la vida propia, sin consentimiento. Fuera de la ley no hay libertad. Es una restricción que se acepta porque la ley es constitutiva de la libertad, no porque proporcione beneficios como en el liberalismo. Para el liberalismo, la sociedad restringe algunas libertades, los humanos somos libres por naturaleza; en cambio, para los republicanos, la sociedad nos hace libres. ¿Qué ley proporciona la libertad? La que requiere instituciones de una comunidad política republicana y democrática.
3.2. Democracia reflexiva y activa
Aunque la tradición republicana no ha sido así, el republicanismo actual es antielitista y sostiene una concepción de la democracia reflexiva y activa, buscando renovar la vida política y mejorarla. Según Philip Pettit (filósofo canadiense): «Un gobierno será democrático en la medida que el pueblo (como individuo o colectivo) disfrute de la posibilidad permanente de disputar las decisiones de gobierno». Es decir, se trata de una democracia que pide ciudadanos reflexivos y deliberativos. Siguiendo la tradición, estará más preocupada por controlar el poder que por conseguirlo. Por ello, vela para que haya múltiples instituciones entre las que el poder se difumine. Exigirá, con este fin, a la ciudadanía, una dosis de compromiso y de virtud cívica, teniendo así una ciudadanía activa.
3.3. Interés particular y bien común
El republicanismo ha sido tildado de anacrónico, porque la sociedad que quiere no puede existir, por eso ha buscado respuestas más realistas. No entienden hoy la participación ciudadana como abnegación, olvido del bien particular en favor del bien público (como el comunismo), sino como una preocupación por las cosas públicas. Los fines del ciudadano como individuo están ligados al bien de la república. La base de la virtud pública, la participación ciudadana, es la vinculación del interés particular con el bien común. El republicanismo ha sido criticado por su concepción de la comunidad, próxima o igual a la de los comunitaristas, pero, sin embargo, no incluye una cultura común. La comunidad republicana está constituida por leyes e instituciones construidas por la voluntad de la ciudadanía y, por tanto, es abierta y plural. Es una comunidad política (revisable), no ética.
3.6. Aportaciones feministas a la ciudadanía
Revisión de la filosofía política clásica
Las aportaciones feministas al concepto de ciudadanía incluyen la revisión de la filosofía política clásica, de la cual se obtienen tres conclusiones:
- La tradición del pensamiento occidental se basa en un concepto político que excluye a las mujeres.
- Los argumentos de los pensadores sólo son aplicables a los hombres.
- El concepto de hombre está asociado con razón y cultura (caracterizando el ámbito público), y el de mujer con emoción y naturaleza (caracterizando el ámbito privado).
Propuesta de una filosofía política inclusiva
La teoría feminista propone una filosofía política que aborde el ámbito privado. Por eso analizan y revisan los conceptos que se podrían denominar «atributos de las personas o sujetos» (racionalidad), y muestran el contenido androcéntrico. En un segundo momento, reformulan los conceptos. También analizan categorías o conceptos relativos a la teoría política.
Teorías feministas
Teoría feminista liberal
La diferencia de ésta con la matriz general del liberalismo radica en los rasgos pretendidamente universales de la experiencia del hombre. La teoría feminista sostiene que hay una naturaleza humana única. La subordinación se debe a la discriminación injusta a la que están sujetas las mujeres. Por eso su propuesta es una propuesta de igualdad con los hombres. Por este motivo se denomina también feminismo de la igualdad. La igualdad se podría conseguir con la reestructuración de la sociedad, cuando hombres y mujeres compartan las mismas responsabilidades, en el ámbito público y privado.
Teorías feministas marxista y socialista
Estas dos teorías comparten la misma noción de la naturaleza humana: una idea creada mediante la interrelación dialéctica entre biología, la sociedad humana y el entorno físico. Las diferencias entre ambas corrientes surgen al analizar las causas de la subordinación:
- Socialistas: se debe a dos factores combinados, capitalismo y patriarcado.
- Marxistas: sin excluir las anteriores, se centran en la explotación de clase.
Teoría feminista radical
Rasgos sobre el concepto de naturaleza humana que mantienen:
- La reflexión sistemática sobre la relevancia de la política en la biología reproductiva humana.
- La consideración de que la biología femenina es básica para la división sexual del trabajo.
- El papel relevante que se otorga a la cultura y a la socialización, ya que la mujer «se hace, no nace».
La causa básica de la subordinación es el patriarcado. Esta teoría considera necesaria una reconstrucción radical de la sociedad. Diferencias con los otros movimientos:
- Con la liberal: la opresión no se puede eliminar reformando leyes para que hombres y mujeres compartan las mismas responsabilidades.
- Con la marxista y la socialista: no se acabará compartiendo igualitariamente las instituciones políticas y económicas.
Propuesta para acabar con la opresión: Se propone una ciudadanía de «separación». Esto conlleva que las propuestas de actuación, las organizaciones políticas, etc. deben estar separadas de los hombres, al menos temporalmente hasta que se hayan logrado ciertos cambios.