Libertad
Libertad: Al actuar desde el deber a la propia razón, el ser humano se hace libre puesto que se desprende de todo tipo de condicionamiento sensible. La libertad reside en la autodeterminación de la propia razón, en la superación de los propios deseos. La racionalidad práctica plantea que la libertad es la condición de la moralidad y, a su vez, solo desde la moralidad, desde la autonomía de la propia racionalidad, es posible la libertad. Se trascienden así las determinaciones de las causas naturales puesto que en este ámbito no es posible la responsabilidad.
Giro Copernicano
Giro Copernicano: Se produce para Kant en los humanos una perfecta relación entre la sensibilidad y el entendimiento, cada una con sus formas a priori. Esto es muy importante porque es lo que lleva a Kant a sostener que el conocimiento comienza con la experiencia pero no todo procede de ella. En cualquier caso, es el sujeto, no el objeto, el productor del conocimiento, aunque al final solo conozcamos fenómenos. Esto supone una tercera vía entre el empirismo radical y el racionalismo dogmático que en la Historia de la Filosofía ha quedado como un nuevo giro copernicano. La epistemología kantiana habría supuesto una revolución similar a la que en su día provocó Copérnico al proponer su sistema heliocéntrico, modificando una visión del mundo que estuvo vigente durante muchos siglos. Con Kant, toda una tradición filosófica en la que coexistían dos corrientes enfrentadas, el empirismo y el racionalismo, encuentran una primera síntesis, cosa que tendría una enorme influencia en la Filosofía posterior. Además, su idea de que el sujeto es un ente activo, y no meramente pasivo, en el proceso de conocimiento equivalía a poner al sol en el centro del sistema y no ya la Tierra como hasta entonces.
Ilusión Trascendental
Ilusión Trascendental: La diferencia entre la concepción de la razón kantiana y otras dogmáticas es que, para Kant, no deben utilizarse las Ideas como si fueran propias de la experiencia o tuvieran algo que ver con ella. Esto es lo que hace la Metafísica y por eso cae en lo que Kant denomina Ilusión trascendental, lo que quiere decir que es tomar por objetos reales lo que no son sino meras ideas, hacer un uso ilegítimo de las categorías aplicándolas al margen de la experiencia. En el ser humano hay una tendencia natural a caer en este tipo de ilusiones, a intentar conocer noúmenos tales como el alma, el mundo o Dios, cosa que la crítica filosófica debe tratar de neutralizar. Las condiciones para realizar una crítica a la Metafísica están dadas.
Empirismo
Empirismo: Son los seguidores de Hume. Piensan que el conocimiento debe limitarse a la experiencia. Todo lo que vaya más allá de ella es una afirmación vacía. Vimos cómo la crítica humeniana del concepto de causalidad lleva a muchos empiristas a mantener una postura escéptica en el ámbito del conocimiento: los acontecimientos futuros no son a priori necesarios, solo podemos tener un conocimiento basado en la probabilidad. Esto es algo que Kant tampoco comparte porque para él no todos los conocimientos proceden exclusivamente de la experiencia. A pesar de esto, Kant siempre elogiará a Hume a quien le atribuía el haberle sacado del sueño dogmático de la razón, frase muy repetida por este filósofo.
Racionalismo
Racionalismo: Son los cartesianos-racionalistas. Piensan que sí es posible un conocimiento metafísico, objetivo y universal, basado solo en conceptos puros (racionales), sin necesidad de experiencia alguna, que lleve a la construcción de un sistema filosófico. Kant les acusa de ser poco críticos con el concepto de razón que utilizan puesto que parten de la base de que tiene que ser verdadero. La verdad de los postulados de la razón se convierte en un dogma. Para Kant, esto supone correr el riesgo de terminar construyendo un sistema filosófico vacío, sin ninguna relación con la realidad palpable.
Imperativos
Imperativos: Una ética autónoma, formal, universal y deontológica produce una serie de obligaciones, es decir, de imperativos. Un imperativo es un mandato, un principio práctico que nos prescribe cómo debemos actuar. En el terreno de la ética kantiana los imperativos son Imperativos categóricos (mandato moral consistente en seguir únicamente lo que nuestra voluntad racional nos dicta. Esto es un mandato único y universal, válido para todos. Hay que distinguirlo del Imperativo Hipotético, que manda algo de forma condicionada como medio para conseguir un fin determinado). Las formulaciones más generales del imperativo categórico dicen:
- Actúa de tal modo que la máxima de tu acción pudiera valer al mismo tiempo como el principio de una legislación universal.
- Obra de tal manera que la voluntad pueda considerarse a sí misma como legisladora universal.
- Actúa de tal modo que uses a la humanidad siempre como un fin en sí misma y nunca como un medio.
El imperativo categórico está basado en el deber por el deber. El deber sustituye a todo tipo de condicionante externo al individuo y se basa en la obligación de respetar las leyes morales que surgen de la razón. Obrar por deber es hacerlo respecto a todas las personas, en cualquier circunstancia y sin ningún interés personal o de otro tipo. Debemos actuar solo en base a nuestra conciencia, al deber que esta nos impone.
Contrato Social
Contrato Social: Crear un orden social justo es una necesidad puesto que hay que tener en cuenta que la situación de paz no es un Estado Natural, es decir, no es propia de la naturaleza humana. El Estado Natural es una situación hipotética, previa al Estado Civil, en el que reina un clima de enfrentamiento, de alegalidad y que habría que superar. Por tanto, hay que buscar un orden social racional, basado en el derecho, en un contrato social, que garantice a la vez la libertad de los individuos y la aspiración de la paz y que se aleje del despotismo. Este Contrato Social del que habla Kant también es una situación hipotética en la que los individuos, que no tienen garantizada su seguridad y supervivencia en un Estado Natural, acuerdan instaurar un marco legal al que se debe respetar y que está obligado a procurar un trato igualitario para todos los individuos. Solamente de esta forma el hombre podrá superar sus tendencias egoístas y agresivas y podrá disfrutar de un horizonte de paz.