Friedrich Nietzsche: La filosofía del vitalismo

Contexto histórico

Durante el siglo XIX, se producen todos los cambios y características que definen nuestro tiempo presente. Es una época vertiginosa por sus transformaciones en el que el avance de las ciencias y la tecnología promueven una imagen de progreso económico.

El siglo XIX será el siglo de las revoluciones políticas, pero también de las revoluciones obreras, el del socialismo y el anarquismo, y el de la contrarrevolución conservadora.

Es también el siglo de los nacionalismos, vinculados a la reacción independentista frente a la dominación napoleónica. Estos nacionalismos se enfrentarían al concepto internacionalista de los movimientos obreros, aunque, sin embargo, esta oposición no fue motivo para que los movimientos de unificación nacionalista dejaran de contar con un enorme apoyo popular.

Todo este período tan convulso generó una polarización del pensamiento. Muchos pensadores, entre ellos el propio Nietzsche, representan una relectura de la historia y la cultura occidental en términos de regreso a ideales de la antigüedad.

Contexto cultural

Desde el mundo de la cultura, esta relectura de la historia se presentará como una ruptura con el orden establecido. Dicha ruptura está representada por el mundo bohemio del artista. Se renuncia a vivir conforme a los valores de la sociedad dominante desde una posición artística reservada solo a los espíritus geniales.

El impresionismo rompe con la tradición anterior del clasicismo descubriendo un mundo fragmentado. Por otra parte, la música quiere convertirse en el arte definitivo que una a pintura, drama y canto en la ópera.

Contexto filosófico

Richard Wagner es una de las primeras fuentes de inspiración de Nietzsche. Amigo personal del músico creador, comparte con él el concepto de arte total como medio de recuperar el sentido trágico de la existencia.

Por otra parte, el estudio de las obras clásicas griegas será otro referente para el autor. La cultura clásica, su importancia e influencia es tratada por Goethe, otra referencia para Nietzsche. Esta revalorización del pensamiento clásico propicia el surgimiento de una generación de estudiosos, decisiva en la fascinación del autor por el mundo clásico, clave para que éste pudiera hacer su crítica contra la tradición cristiana occidental.

Por otro lado, el pensamiento de Nietzsche se sitúa en pleno debate entre Kant y Schopenhauer de cómo tomar al ser humano, como un ser definido por sus capacidades intelectuales o como un ser de acción.

Además, otra importante influencia podemos encontrarla en el pensamiento evolucionista, en especial las nociones de lucha por la vida y de selección natural de las especies. En definitiva, trata de redescubrir el componente biológico del ser humano y su parentesco con el resto de las especies vivas.

Vida y obra

Nietzsche nació en Alemania, en 1844. Se crió en un ambiente muy religioso, ya que todos los que le rodeaban pertenecían de alguna manera a la Iglesia. Este factor le condicionó en su vida y obra.

Consigue a los 14 años una beca para estudiar en el mejor colegio de Alemania, que era además cristiano. Aquí empieza su distanciamiento con la religión.

Más tarde, ingresa en la Universidad de Bonn, a los 20 años, para estudiar teología, conforme a la tradición familiar, y filología según su vocación personal, aunque al poco tiempo, dejó los estudios de teología para dedicarse únicamente a los de filología, debido a la admiración que le tenía a su profesor de filología griega.

Cuando éste se trasladó a la Universidad de Leipzig, Nietzsche lo siguió como discípulo. Aquí también nace su entusiasmo por la música.

En 1875 se encontró con la obra de Schopenhauer, que le influyó mucho, ya que le acerca mucho a la filosofía.

Otro acontecimiento importante fue su encuentro con Richard Wagner. Al principio, la relación fue muy estrecha, pero al incorporarse Wagner a la cultura tradicional alemana empezó el enfriamiento. En 1872, lamentando la orientación del que fuera su maestro, le recriminó que éste buscara la popularidad y el haberse vendido a la burguesía y al cristianismo.

Un poco antes, Nietzsche llega como profesor de griego a la Universidad de Basilea, con 24 años.

Su primera obra encuentra las críticas más duras y, virtualmente queda excluido de cualquier futuro en la Universidad. Pero sus obras posteriores ahondaron aún más en el rechazo académico y cultural del autor.

En 1879, pide el cese definitivo de la universidad acosado por sus enemigos y por una enfermedad, que concluiría con ataques de demencia. Tiene, por tanto, que jubilarse.

Así comienza una vida errante, sin paradero fijo, que coincide con los primeros síntomas de locura. A pesar de ello, no renuncia al esfuerzo y al trabajo, hasta su derrumbe psíquico total, creando en este período las obras más importantes de su filosofía.

En 1889, tiene que ser ingresado en un hospital psiquiátrico bajo el diagnóstico de parálisis progresiva. Murió finalmente en 1900.

Después de su muerte, se publicaría una serie de fragmentos que Nietzsche estaba elaborando cuando le sobrevino la crisis, y que, a juicio de algunos filósofos, es su obra más importante.

El conjunto de su obra se distingue según los diferentes momentos del día:

  • Filosofía de la noche: período romántico, influencia de Wagner, Schopenhauer y Heráclito
  • Filosofía de la mañana: período ilustrado y positivista, influencia de Voltaire y los ilustrados franceses. Condena la metafísica y la religión
  • Su obra alcanza la madurez y se concretará en su obra fundamental (“Así habló Zaratustra”)
  • Filosofía del atardecer: ataque contra la civilización occidental. Filosofía a martillazos.

Fundamentos de la filosofía: el vitalismo

El vitalismo parte de la tesis de que la única realidad absoluta es la vida individual. Conceptos como “ser”, “realidad”, “esencia”, “conciencia”, “Dios”, lo único que hacen es ocultar que es el individuo y la vida que está viviendo, lo único que existe y todo lo demás es una forma de tratar de ocultar el hecho de que el fin verdadero es saber por qué vivimos, por qué morimos, y sobre todo, para qué vivimos.

Nietzsche llega a estos planteamientos a partir de sus estudios de literatura griega. Con ello, trata de explicar que en la cultura griega se dan dos tendencias opuestas. Por un lado, lo razonable, conceptual, representado por el dios Apolo. Por el otro, lo espontáneo, arbitrario, apasionado, representado por el dios Dionisos. Lo Apolíneo y lo Dionisiaco. Lo apolíneo representa la necesidad de los seres humanos por la razón, mientras que lo dionisiaco representa la pasión, la música, la danza, la embriaguez, la sexualidad…

La tragedia es la representación de la lucha entre estas dos tendencias contrarias. Pero también la representación de la auténtica realidad de los seres humanos: al final las pasiones triunfan, el protagonista es víctima de sus propias pasiones humanas.

Esta concepción de la vida puede parecer pesimista, pero se transforma en la filosofía de Nietzsche en todo lo contrario. La vida es dolor porque necesariamente tiene que terminar, es sufrimiento porque nunca estamos satisfechos, es esfuerzo porque nada se nos regala. Pero Dionisos enseña mediante la tragedia que el dolor, la muerte y el sufrimiento es sólo una visión parcial de nuestra existencia. En realidad el principio de la vida es la vitalidad: vivir es una fuerza natural que nos exige seguir viviendo. Por eso, para Nietzsche la vida es, ante todo, alegría, porque mientras estamos vivos no hay nada más valioso.

A partir del descubrimiento de estas dos tendencias vitales contradictorias, Nietzsche elabora una filosofía en la que, por un lado, hace una feroz crítica de la cultura occidental a la que acusa de decadente, y el desarrollo del vitalismo mediante una concepción original de la vitalidad, el tiempo y el individuo.

Crítica de la cultura

La crítica de Nietzsche a la cultura occidental es demoledora: la cultura occidental está viciada en su origen y su efecto es la negación sistemática de la vida. En su crítica, Nietzsche denuncia que la sociedad occidental tiene su origen en una actitud moral que tiene su origen en el miedo a vivir. Actitud que se justifica en la filosofía metafísica y en la religión cristiana.

Genealogía de la moral: debilidad y vitalidad

La fuerza de la naturaleza, la vitalidad, es tanto creadora como destructora. Ante la vitalidad de la naturaleza, el ser humano tiene dos actitudes vitales:

Por un lado la actitud de los débiles, que tienen miedo frente a la vida, y por el otro lado, existen ciertos individuos que aman la vida y la aceptan tal y como es. Es la actitud de los fuertes. Éstos tienen la voluntad de superación propia de quienes son dueños de su propio destino, de su propia vida.

El miedo impide a los débiles que puedan tomar decisiones sobre qué hacer, necesitan de un poder superior que les diga qué tienen que hacer. El débil se convierte entonces en un esclavo. Recurren a los fuertes, a los triunfadores, porque su actitud creativa ante la vida les protege sobre la posibilidad del fracaso, del dolor o de la angustia. Su necesidad de encontrar a un señor es tan grande que si no lo tienen se lo inventan, de ahí la existencia de Dios.

Los esclavos inventan la moral, que se entiende como una serie de órdenes que nos obligan a vivir la vida siguiendo los valores propios del buen esclavo. Se produce entonces la genealogía, el origen de la moral.

Los fuertes por su parte saben que la vida es constante superación, no pueden aceptar ni la resignación ni la mansedumbre ni la aceptación por eso se les puede considerar inmorales.

A lo largo de la historia de occidente, los señores han sido un pequeño grupo de aristócratas que han sido capaces de crear nuevas ideas, nuevas formas de organizarse, nuevas realidades. Sin embargo, también la historia ha mostrado como estos creadores además de incomprendidos han resultados despreciados, olvidados. La pregunta entonces es ¿por qué occidente desprecia, olvida y elimina a los mejores?

Se debe al resentimiento. Esta es la única pasión que se permiten los débiles. El resentimiento es el odio mezclado con el deseo de venganza propio de los espíritus miserables, de los débiles de voluntad.

El resentido odia al triunfador, y desea su desgracia así que imagina que existe un poder superior, un destino o una fatalidad que acabe poniendo a los señores en su sitio: junto al resto del rebaño.

Ahora bien, no basta con desear la desgracia ajena para que esta se produzca. En su deseo de hacer desaparecer a todo lo vital, lo fuerte o lo heroico, los débiles van a tener a su lado a la filosofía y a la religión.

Crítica a la religión

El débil tiene miedo de toda pasión y por eso intenta racionalizar esas pasiones que lo poseen.

En su intento de razonar recurre a la filosofía. Los filósofos son los intelectuales que como les da miedo vivir la vida, tratan de racionalizarla.

El prototipo de filósofo es Sócrates, que dice que es más importante pensar en lo que haces que hacer lo que piensas.

Sócrates es, además, el gran corruptor: su influencia manipuladora era un veneno lento para proceder, pero de efectos devastadores: la sustitución del hombre trágico, dionisiaco, por el hombre teórico. Según Nietzsche, Sócrates convenció a la gente de que había que dominar las pasiones y los instintos bajo el poder de la razón.

Con Sócrates empieza la decadencia de la cultura griega porque inserta las ideas de renuncia de la vida y la opción por la teoría.

El problema es que en ese mundo irracional se encontraba todo lo sentimental, lo vital, por lo que el racionalismo, en su afán por encontrar la verdad teórica renuncia a la vida. Esta renuncia a la vida se puede comprobar en que la historia del pensamiento está marcada por los conceptos universales.

El relativismo pretende preservar la vitalidad de la realidad negando la existencia de cualquier verdad absoluta. La verdad es solo un problema subjetivo.

Así, el problema que plantea el relativismo es que al negar la existencia de una verdad absoluta, conduce fácilmente al escepticismo, negar la existencia de cualquier tipo de verdad.

Por tanto, necesitamos de la verdad para poder vivir, pero esta verdad no puede ser única y excluyente sino que tiene que incluir los aspectos individuales de la existencia. Ortega crea una nueva teoría de la verdad que no tiene que elegir entre cultura o vida, sino que puede reunir a ambas.

La propuesta de la razón vital significa intentar pensar la vida como algo concreto, individual y cambiante pero sin renunciar la posibilidad de ser racionales.

Para ello plantea que la realidad es un sistema, ya que nada en la realidad puede existir de manera aislada. Así, dentro de este sistema que forma la realidad, el teórico no puede quedarse al margen, ajeno a la realidad que está investigando. Por tanto, el punto de vista que se adopte para comprender la realidad resulta fundamental para hallar la verdad. Aquí Ortega piensa diferente.

No solo los observadores, no solo las posiciones de los observadores son múltiples, también la propia realidad es múltiple: no existe el mundo en sí mismo, existen tantos mundos como perspectivas y cada una de ellas permite una verdad.

Pero también elimina el problema del escepticismo, puesto que se afirma que la verdad existe.

Como consecuencia, puesto que la verdad es una construcción de nuestra mente y además que nunca se termina, la verdad debe de ser histórica porque cada verdad se construye a partir del lugar que ocupa en la historia. En esta diferencia generacional radica la posibilidad de construir históricamente la verdad, la concepción del mundo e innovar sobre lo ya realizado.

Esta existencia independiente recibe el nombre de sustancia por lo que la realidad se dividiría en realidad substancial y realidad aparente. La realidad aparente serían realidades cambiantes mientras que la realidad sustancial sería eterna y no cambiarían. La verdad para el realismo consistiría en encontrar la auténtica sustancia de las cosas.

No podemos culpar de nuestras convicciones a la confusión entre la apariencia y la realidad, porque si lo aparente es lo que ofrece dudas, todo lo que existe se puede someter a crítica.

Y puesto que las demostraciones son producciones de nuestro pensamiento entonces solo lo que puede ser pensado puede ser real.

En otras palabras, el pensamiento es solo uno más de los aspectos de la auténtica realidad radical: la vida.

La vida como realidad radical

Al cuestionar las dos posiciones fundamentales de la filosofía, Ortega está iniciando un nuevo planteamiento, que recibiría el nombre de raciovitalismo.

Esta realidad compleja que se transforma en el tiempo es lo que entendemos por vida.

La vida es la realidad radical.

La vida es la realidad en la que radica todo lo demás. Sólo a partir de estar vivo se puede producir todo lo demás.

Vida es vida individual, la vida de cada cual.

Cada perspectiva es única de la misma manera que cada vida es única e insustituible, una perspectiva irrepetible con respecto a todas las posibles.

La vida es la de cada cual, única e irrepetible, es un hecho que hace que no se pueda entender la vida como algo estático e inamovible.

Cada vida es cambiante, móvil, es decir, cada vida es una historia que se tiene que desarrollar. Estas características serían las categorías de la vida.

Categorías de la vida

Vida es quehacer. Por tanto, tenemos que estar continuamente haciendo algo con nuestra vida puesto que no es algo que ya nos venga hecho de antemano sino que es algo que tiene que hacerse. Que nuestra vida sea nuestra depende de que seamos conscientes de lo que estamos haciendo. Sólo de esa manera puede decir que su vida le pertenece, es su propia vida, y no lo que las demás decidan que sea.

Vivir como proyecto. La ocupación consiste en hacer algo entre las distintas posibilidades que la vida nos presenta. De ahí que un componente esencial de la vida consiste en elaborar cada uno de nosotros un proyecto vital.

En definitiva, vivir supone encontrarse con el mundo que nos rodea.

Nadie puede decidir por nosotros. Porque nadie puede vivir nuestra vida por nosotros. Cualquier decisión que tomemos creará una obligación sobre nuestra futura existencia.

Vida como circunstancia. Todas estas…

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *