Datos biográficos y contexto histórico de René Descartes
René Descartes nació en La Haye (Turena) en 1596. Fue enviado al colegio jesuita de La Flèche, que era uno de los centros de enseñanza más famosos de su tiempo. Allí recibió una sólida formación inspirada en los principios de la filosofía escolástica. Aquella enseñanza dejó insatisfecho y confuso a Descartes. Pronto se dio cuenta de la distancia enorme entre aquella corriente cultural y los nuevos fermentos científicos y filosóficos que pugnaban por salir a la luz en diversos contextos y sobre todo, percibió la ausencia de una metodología seria.
Así, después de pasar por la universidad decidió dedicarse a la carrera militar, participando en la Guerra de los Treinta Años. Más tarde, ya en Holanda, abordó el problema de la objetividad de la razón y la autonomía de la ciencia en relación con Dios. Esto en un contexto de condenas a Giordano Bruno, Campanella o Galileo. Debido a numerosas polémicas que suscitaron sus obras aceptó la invitación a la corte de la reina Cristina de Suecia. Murió allí al de un año a causa de una pulmonía (1650).
Características generales del racionalismo
El racionalismo es un movimiento filosófico que se desarrolla en el siglo XVII. Constituye la última respuesta al problema medieval de la razón y la fe. La razón se alza sobre la fe con predominio absoluto.
Las principales características del racionalismo son las siguientes:
- La exaltación de la razón humana como facultad cognoscitiva, dándose una evidente depreciación sobre el conocimiento sensible. En esa confianza de la razón destaca una gran admiración por las matemáticas. También afirma la existencia de ideas innatas, ideas que están en nosotros independientemente de las experiencias sensibles.
- Desde el racionalismo hay una preocupación constante por el método de conocimiento, siguiendo la tradición aristotélica y escolástica. Existe una aspiración a crear una ciencia universal, una filosofía universal, que sea válida para todo ser racional.
El método en Descartes
Para Descartes el método consiste en la marcha natural y espontánea de la propia razón. Cuando la razón razona de la manera que le es propia, sin ningún tipo de perturbación, razona correctamente y descubre la verdad. Se trata, pues, de cuatro reglas o preceptos mediante los cuales Descartes pretende conocer la realidad y construir su sistema.
- Regla de la evidencia: consiste en aplicar el criterio de la verdad sin aceptar ningún conocimiento que no nos resulte claro y distinto.
- Regla del análisis: se trata de dividir los elementos complejos en sus componentes más simples.
- Regla de la síntesis: requiere recomponer ordenadamente lo que antes se ha analizado y dividido, con el fin de entenderlo mejor.
- Regla de enumeración: sirve para repasar las dos reglas anteriores.
Estas cuatro reglas constituyen el método cartesiano de tal modo que serán inseparables entre sí.
La existencia de Dios y el mundo
Yo soy un ser que piensa. Puedo distinguir en mí la sustancia pensante (res cogitans) y la parte corpórea (res extensa). El ser humano se compone de cuerpo y de alma. Efectivamente, puedo pensar que mi cuerpo no es real, pero no puedo dudar de la existencia de mi pensamiento. Luego, si puedo dudar de mi cuerpo pero no de mi pensamiento, quiere decir que son dos sustancias diferentes. Descartes identifica que el cuerpo es mortal.
Mi cuerpo pertenece al mundo exterior a mí (es sustancia corpórea), pero Descartes aún no ha demostrado que exista el mundo, sino que aún sigue encerrado en el yo que piensa. Para demostrar la existencia del mundo es preciso demostrar previamente la existencia de Dios. Para ello partirá de la idea innata de “Dios”, al contrario que Tomás de Aquino, que partía del mundo, y de forma similar a Agustín de Hipona. De hecho, propone dos versiones del argumento de la perfección: tengo, dice Descartes, la idea de un ser perfecto, pero esta idea no la puedo haber forjado yo, que soy imperfecto; luego, solo puedo poseerla porque un ser perfecto la ha puesto en mí, ese ser perfecto es Dios.
La otra versión es una variante del argumento ontológico: la perfección debe incluir la existencia como uno de sus rasgos, junto a la omnipotencia, la infinitud, la omnisciencia, pues de lo contrario no sería perfecto, le faltaría algo. Una vez que conocemos la existencia de Dios, que es infinitamente bueno y poderoso, no cabe dudar de la existencia del mundo externo, ni de la capacidad de mi razón, ya que Él no me engañaría ni permitiría que lo hiciera un genio maligno.
La duda metódica y la primera certeza: el cogito
Descartes, puesto que con anterioridad había admitido como verdaderas muchas cosas que no lo eran, decidió dudar de todo aquello que no fuera claro y distinto. Ahora bien, como resulta imposible examinar uno por uno los diferentes contenidos, estableció cuatro motivos de duda:
- Como los sentidos nos engañan a veces, pueden engañarnos siempre. De modo que proporcionarían conocimientos inseguros.
- Los mismos pensamientos que tenemos cuando estamos despiertos pueden asaltarnos cuando dormimos. De manera que éstos podrían no ser más que las ilusiones de nuestros sueños.
- Puede existir un “Dios engañador” todopoderoso que nos ha podido crear con limitaciones para conocer. No pudiendo alcanzar ninguna verdad.
- Del mismo modo que también puede darse la existencia de un “genio maligno” que emplea toda su habilidad en engañarnos y convertir todos nuestros conocimientos en una sarta de falsedades.
Esta última, la más radical, plantea la situación de vivir en tal engaño, que todo lo que sabemos y que nos rodea pueda ser falso.
Características generales del empirismo
El empirismo es la teoría filosófica que enfatiza el papel de la experiencia, ligada a la percepción sensorial, en la formación del conocimiento. Aunque tiene precedentes en la filosofía antigua y medieval, aquí me refiero al empirismo como corriente de la filosofía moderna, que se desarrolla en oposición al racionalismo. David Hume, junto con John Locke y George Berkeley son los principales representantes de este movimiento de los siglos XVII y XVIII.
Para los empiristas, la fuente de todo conocimiento es la experiencia sensible. Pero no solamente la fuente, sino que también es el límite de lo que se puede conocer. Esto, por supuesto, supone una negación de cualquier tipo de conocimiento innato. Cada una de las ideas que tenemos, por abstracta que pudiera parecer, tiene que tener un fundamento empírico y derivarse de la acción del sujeto.
Como consecuencia de esta concepción del conocimiento se valorará negativamente a la metafísica; para un empirista no será más que una vacua construcción especulativa desvinculada de la observación.
Por último, señalar que para esta corriente el tipo ideal de ciencia no son las matemáticas y su método deductivo, como en el racionalismo, sino las ciencias empíricas que se basan en hechos comprobables y utilizan el método inductivo (por ejemplo la física de Newton).