“¿En qué medida el hecho de ser mujer ha afectado a nuestra vida? ¿Qué oportunidades se nos han dado y cuáles se nos han negado?” Estas son algunas de las preguntas formuladas por Simone de Beauvoir en El segundo sexo con una gran vigencia en la actualidad, especialmente en las sociedades regidas por normas morales basadas en férreas creencias no comprobadas. Estas preguntas siguen vigentes incluso en las democracias liberales del mundo occidental. Salarios más bajos, una educación diferenciada… suponen un “techo de cristal”, en palabras de Amelia Valcárcel, en el desarrollo pleno de las mujeres en sociedades supuestamente desarrolladas. Pero es en países calificados como «subdesarrollados» donde el patriarcado es llevado al extremo. En estos países la feminidad se ha forjado a lo largo del tiempo a través de los intereses de sus líderes. Las mujeres han sido, y siguen siendo, excluidas de todo tipo de funciones alejadas del ámbito del cuidado. Las férreas creencias que consideran a las mujeres como simples objetos y deficiencias del varón, construyen una sociedad donde el poder social y la autoridad son únicamente asumidos por varones. No obstante cada vez se producen más críticas contra estas situaciones y más reivindicaciones feministas en todo el mundo con el fin de lograr la completa igualdad tan ansiada por los feministas. En conclusión, desde la perspectiva existencialista de Simone de Beauvoir, las situaciones que viven muchas mujeres en el mundo son totalmente inaceptables, pues han de sufrir todo tipo de calvarios por el simple hecho de nacer hembras humanas. Su libertad es inexistente y su subordinación total. Por este motivo es necesaria una reflexión global, y sobre todo una acción, para erradicar de una vez por todas el mito de la feminidad y las sociedades patriarcales.
Glosario de términos
Alienación: En sentido amplio, estar poseído por fuerzas extrañas a uno mismo. Vivir en una vida ajena a sí mismo. Beauvoir lo usa para referirse a la tendencia del sujeto a huir de sí, buscándose en las cosas, por la angustia que le produce su libertad. Se trata de un hecho existencial y denota una actitud de falta de autenticidad.
Alteridad: Otredad. Condición de ser otro respecto de alguna cosa. Categoría relativa, reversible respecto al opuesto en relación al cual se establece como tal. En El segundo sexo es el significado del término »mujer», según el análisis que realiza Beauvoir de la condición femenina. Posee la particularidad de que no es reversible respecto a la categoría de »varón» en relación a la cual se establece este significado. El término »hombre’ en el sentido de »varón». Es el término esencial respecto al cual la mujer es la Otra insencial. Por ello, la mujer está considerada Alteridad pura.
Conceptualismo: Noción que en la Edad Media se usó en relación al llamado problema de los universales. La discusión acerca del tipo de realidad que poseen las ideas abstractas. Según el conceptualismo, una idea (como la de »mujer») existe sólo en la mente, como causa común de la imposición del mismo nombre a todas las mujeres individuales.
Eterno femenino: Características que supuestamente, tendrían que compartir todas las mujeres independientes de su contexto histórico, sólo por el hecho de haber sido consideradas mujeres desde el momento de su nacimiento. Estas características constituirían su »esencia», esto es, aquello que permite reconocerlas como tales. En la Introducción se describe a la »mujer, mujer» es decir, a la mujer que manifiesta el eterno femenino, como frívola, pueril, irresponsable, sometida al hombre. A este eterno femenino se hace referencia en el texto, siempre de manera crítica, con la noción de la feminidad, especie de idea platónica de la que participarían las mujeres si son como habrían de ser desde este punto de vista. Beauvoir utiliza también la expresión ‘eterno masculino».
Inmanencia: Característica de cosas y animales, de los que pueden ofrecerse definiciones cerradas, a diferencia de los seres humanos, que son seres históricos cuyo existir conlleva una superación continua de lo que son, en proyección hacia el futuro. Se opone a la »transcendencia». Corresponde a lo »en sí, al ser, a la facticidad, a lo estático, a diferencia del »para sí» de los humanos, de la conciencia, que es el ámbito de la libertad y la transcendencia.
Mala fe: Tener »mala fe’ es mentirse a uno mismo, autoengañarse, por comodidad, en relación libre de la existencia propia. Supone huir de la libertad y convertirse en cosa; no realizar el esfuerzo moral que requiere el desarrollo humano mediante proyectos personales. Se pretende así evitar la angustia y la tensión de la existencia auténticamente asumida. Desde la perspectiva de la moral existencialista, actuar con mala fe implica una falta moral. Se puede actuar con mala fe también en relación con los otros, si no los tratamos como sujetos libres y obstaculizamos con posibilidades de acción.
Sujeto situado: El ser humano concreto que, por un lado, es »sujeto» que ha de decidir y actuar para poder ser, que se constituye en proyectos propios, pero, por otro, lo hace en el marco ineludible de un complejo contexto que incluye factores diversos. Todo ser humano concreto tiene un posicionamiento singular aunque constituye su situación.