El Dualismo Ontológico en Platón: El Mundo Sensible y el Mundo Inteligible

I. El Orden de los Diálogos Platónicos

Siguiendo el orden establecido por E. Lledó, el orden de los diálogos platónicos es el siguiente:

1. Época de Juventud (393-389 a.C)

Diálogos: Apología, Ion, Critón, Protágoras, Laques, Trasímaco, Lisis, Cármides, Eutifrón.
Centro de atención: Problemas del areté. Discusiones conceptuales en busca de la precisión de ciertos términos. Preocupaciones éticas. No hay referencia alguna a la teoría de las Ideas. Socratismo. Justificación de Sócrates. La justicia en función de la muerte de Sócrates.

2. Época de Transición (388-385 a.C)

Diálogos: Gorgias, Menón, Eutidemo, Hipias Menor, Crátilo, Hipias Mayor, Menéxeno.
Centro de atención: Primer viaje a Sicilia (388-387 a.C). Platón tiene cuarenta años. A su regreso funda la Academia (387). Problemas políticos. Sócrates frente a los sofistas y, por tanto, frente a la democracia. Temas presocráticos, sobre todo órfico-pitagóricos. Surge el tema de la preexistencia e inmortalidad del alma. Teoría lógica de los conceptos. Primeros esbozos de la teoría de las ideas. Análisis del lenguaje.

3. Época de Madurez (385-370 a.C)

Diálogos: Banquete, Fedón, República, Fedro.
Centro de interés: Teoría de las ideas, base de la epistemología platónica, de la ética y de la política. Organización del Estado. Teoría del amor. Grandes mitos platónicos.

4. Época de Vejez (369-347 a.C)

Diálogos: Teeteto, Parménides, Sofista, Político, Filebo, Timeo, Critias, Leyes, Epinomis. Cartas (VII).
Centro de interés: Segundo viaje a Sicilia (367 a.C), Tercer viaje a Sicilia (361-360 a.C). Pierde interés la significación ontológica de la teoría de las Ideas, frente al aspecto lógico. Abandono de cuestiones metafísicas. Creciente interés por lo real y por la historia.

1. Problema General

Platón (Aristocles) prosigue la obra de rehabilitación moral iniciada por Sócrates. Pero su reflexión filosófica no se agota en el campo del obrar, sino que se extiende a la esfera del ser (metafísica) y del saber (epistemología). Platón recibe influencias de:

  • Pitagóricos: Acepta la dualidad antropológica y su teoría sobre la inmortalidad del alma. Interés por las matemáticas.
  • Heráclito: La realidad sensible está en devenir (cambio).
  • Eleatas: Las cualidades del ser (que es el objeto de la ciencia universal).
  • Sofistas: Interés antropológico.
  • Sócrates: El método socrático había mostrado que hay verdades (valores universales), pero no había aclarado su fundamento.

Lo sensible es lo múltiple, el ser, lo inmutable. El objeto concreto (ente) lo capto a través de los sentidos, pero ¿qué decir de las ideas o conceptos? Existen diversas interpretaciones de la relación entre realidad y conocimiento:

  1. Nominalismo radical: Afirma que aquello que decimos «idea» no es más que una palabra. Lo dicho es puramente convencional, artificio, sin conexión con la verdadera naturaleza de las cosas. Ejemplo: decir perro, gato, árbol, etc., no es más que un expediente lingüístico para entendernos.
  2. Conceptualismo: Constata que la realidad no se halla fuera de nosotros, como quería Platón, que la única realidad está formada por individuos que percibimos a través de los sentidos, pero que entre ellos hay «características comunes» que nuestra inteligencia es capaz de separar mentalmente.
  3. Para Platón existe una contradicción entre el orden de lo sensible sometido al cambio, al no-ser, donde es imposible la ciencia (universal y necesaria), y si esto fuera así, la concepción sofista tendría razón al afirmar el escepticismo en el orden epistémico y el relativismo en el orden ético. Por tanto, debe existir otro orden de realidad que sea más real que este «mundo de sombras».

2. Los Dos Mundos

La distinción entre realidad visible sujeta al cambio y una realidad invisible (no percibida por los sentidos), siempre inmutable, alude al radical dualismo entre el mundo sensible y el mundo inteligible (realidad ontológica). El primero es el mundo de las realidades particulares (la multiplicidad), el segundo es el mundo de la realidad en sí (lo inmutable), el mundo de las Ideas que sólo percibimos con el entendimiento, con «los ojos del alma» (República, 533d). El pensamiento platónico entrará en un nuevo territorio inexplorado anteriormente por el pensamiento presocrático. Descubre la existencia de una realidad suprasensible, que no aparece en la filosofía de la physis.

Anaxágoras había introducido en su explicación de la physis la necesidad de una inteligencia universal como causa de la multiplicidad de la physis, pero no supo extraer todas las implicaciones de esta novedad. ¿Es posible la existencia de una causa que sea superior a las causas naturales (agua, aire, tierra, fuego, calor, frío, etc.)?

Para responder a esta cuestión, Platón emprende la «segunda navegación» que alude a la imagen marina cuando no hay viento y es necesario utilizar los remos. La primera navegación venía impulsada por el pensamiento presocrático a través de una visión naturalista de la physis. Según Platón, no es posible explicar lo sensible desde lo sensible, es necesario suponer otra fundamentación, y ésta requiere de esta «segunda navegación» que le llevará al descubrimiento de la realidad inteligible.

La segunda navegación conduce a la distinción ontológica de dos planos de realidad: por un lado, la realidad sensible, fenoménica y visible; por otro lado, la realidad invisible e inteligible que sólo es posible aprehender con la mente. Platón expresa esta distinción en el siguiente texto del Fedón (78d): «Así, pues, esta segunda navegación marcará el rumbo que impondrá Platón en sus investigaciones. La realidad inteligible es el patrón de medida de lo visible.»

Esta distinción se expresa con claridad en el mito de la línea:

  • AC: Representa las copias: «entiendo por copias, primeramente las sombras trasladadas, y en segundo lugar, las imágenes reflejadas en la superficie del agua y en todos los cuerpos que sean a la vez compactos, lisos y luminosos».
  • CD: Representa la realidad física, que captamos a través de los sentidos, la realidad natural que se nos da en la percepción.
  • AD: Este segmento constituye la sección de lo visible: el mundo de las apariencias.
  • DB: Es lo inteligible, que sólo es captado por el «ojo del alma» (nous).
  • DE: Este segmento supone un nivel superior de conocimiento, pues trata de lo inteligible, pero, por decirlo así, no nos hemos despojado de todo lo sensible. Así, como el geómetra traza sus líneas primero en la mente y después en la superficie de una pizarra, así está quien posee este nivel de conocimiento. Lo sensible sirve para representar lo inteligible.
  • EB: Este nivel supone la visión intelectiva de lo que las cosas son. Aquí ya no es necesario lo sensible; si en el segmento anterior «suponíamos» mediante lo sensible lo que son las cosas, aquí ya no son necesarias las hipótesis, sino que intuimos lo que verdaderamente son las cosas. Estamos en el dominio dialéctico.

Platón establece para cada segmento las siguientes operaciones del alma: la inteligencia, al más elevado; el pensamiento, al segundo; al tercero le da la creencia, y al último la imaginación; y los pone en orden, considerando que cada uno de ellos participa tanto más de la claridad cuanto más participa de la verdad de los objetos a que se aplica.

3. El Mundo de las Ideas

Las Ideas son el soporte en la construcción platónica. En el orden ontológico, las Ideas constituyen los únicos objetos verdaderamente reales; en el plano epistemológico, son los objetos del conocimiento auténticamente tal; y en el plano ético, las Ideas expresan valores.

La Idea en Platón expresa algo extramental, es decir, «no son pensamientos, sino aquello que piensa el pensamiento una vez se ha liberado de lo sensible» (G. Reale y D. Antiseri); que tiene existencia objetiva (contra los sofistas). La Idea de Belleza, Verdad, etc., existen independientemente de lo que podamos decir de ellas. Las Ideas expresan el contenido del mundo inteligible. En su obra La República admite que existen Ideas de carácter lógico, ético o estético (lo bello), incluso de objetos naturales (caballo, piedra, hombre, etc.). Así, en el mundo ideal, que es el verdaderamente real, existe el caballo en sí, que en el orden sensible no es más que una copia imperfecta. En el orden inteligible existe una pluralidad que se sustenta en la Idea de las ideas, la Idea de Bien, que expresa el fundamento y condición de posibilidad de las restantes ideas.

En su diálogo Parménides revisará la existencia de Ideas de objetos naturales, rechazándolas porque, al admitir tales objetos, ¿habría que presuponer que existen Ideas de barro, basura, etc.? (Parménides 130c).

¿Cuáles son los caracteres de las Ideas?

  • Las Ideas son las causas de las cosas: las cosas bellas son tales porque imitan o participan de la Idea de Belleza.
  • Las Ideas son entidades inmutables.
  • Son simples, es decir, no se pueden descomponer en sus elementos primarios, no tienen partes.
  • Son incondicionados y absolutos, es decir, su existencia no les viene de otro principio o Idea.

En La República, el mundo inteligible estaba ocupado por multitud de Ideas que expresaban la multiplicidad del mundo sensible; sin embargo, existía un orden que se expresaba en la Idea de Bien que, en la alegoría del mito de la caverna, representaba al sol. En una obra denominada «Acerca del Bien», Platón habría expresado de forma oral el significado profundo (esotérico) del Bien. En La República recibía el nombre de Bien, pero en esa obra no escrita la denominaba «Uno», que se contraponía a un segundo principio indeterminado e ilimitado que recibía el nombre de «Díada» o «Dualidad de grande y pequeño». La multiplicidad del mundo inteligible sería explicada por la participación de ambos principios: lo uno y lo múltiple. Los dos coprincipios, Uno y Díada, dan lugar a la generación de las ideas. Esta idea de generación hay que entenderla no como un proceso temporal, sino como una graduación jerárquica (G. Reale y D. Antiseri). Después de esta graduación jerárquica vienen las ideas más generales que, en su obra Sofista, expresará a través de los cinco géneros del Ser: Ser-no-ser, cambio, quietud, mismidad y alteridad.

4. El Mundo Sensible

Platón no olvida el mundo sensible, que en su creación ha sido producido de acuerdo al modelo de las Ideas y por un divino demiurgo, como se nos muestra con claridad en el Timeo.

El cosmos, con sus aspectos materiales perceptibles por los sentidos, existe (contra Parménides). Pero, ¿qué es el cosmos? Para empezar, el cosmos es un ser vivo y, como tal, tiene alma; pero además el cosmos es, ante todo, proporción y armonía. La creación ha de entenderse como un acto de bondad. Su existencia supone tres elementos: un modelo (las Ideas), un material (chora) en el que esta construcción ha sido operada, y un obrero que ha realizado esta operación. ¿Quién es el autor de este cosmos? La respuesta está en su mito del demiurgo, que quería imponer al mundo un orden, una finalidad inteligente, pero halló ante sí a la necesidad, con la que tuvo que enfrentarse. Esta necesidad es la del material en que realizó su obra. Esta necesidad es la materia de la que está construido este cosmos, que está sometido a la perpetua fluencia del devenir.

El acto de creación supone imponer orden al desorden, y este orden es el que hace posible que este mundo sensible sea el recordatorio de la existencia de un mundo inteligible. Este acto de creación expresa la bondad del demiurgo por imponer orden en lo desordenado. La creación del mundo sensible por obra del demiurgo otorga al mundo un alma; este mundo visible se expresa también en las estrellas y los astros. El mundo ha nacido, pero no perecerá.

«El tiempo, por tanto, nació con el universo, para que, generados simultáneamente, también desaparezcan a la vez, si en alguna ocasión tiene lugar una eventual disolución suya, y fue hecho según el modelo de la naturaleza eterna para que este mundo tuviera la mayor similitud posible con el mundo ideal, pues el modelo posee el ser por toda la eternidad, mientras que éste es y será todo el tiempo completamente generado.» (Timeo, 37e-38b)

¿Qué es el tiempo? En frase brillante y críptica dirá: «[El demiurgo] hizo de la eternidad, que permanece siempre en un punto, una imagen eterna que marchaba según el número, eso que llamamos tiempo.» (Timeo, 37d).

Antes de la creación del mundo sensible no había tiempo; éste nace cuando se crea el mundo sensible. El tiempo es un desarrollo desde el es a través del era y el será. Lo propio del mundo sensible es la generación y corrupción.

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