Noción 1. Movimiento y Primer Motor
Una de las cinco maneras por las que Santo Tomás demuestra la existencia de Dios es a partir del movimiento. Tomás de Aquino toma los fundamentos y la terminología del movimiento aristotélico y lo define como el paso de la potencia al acto. Para Aristóteles, el movimiento era una propiedad de los seres físicos, el resultado de la tendencia de la naturaleza a perfeccionarse, lo define como el acto de lo que está en potencia en cuanto que potencia. La principal diferencia entre ambos era que, para Tomás de Aquino, algo podría ser simultáneamente acto y potencia, pero para Aristóteles, una cosa era o acto o potencia (ej. una semilla era un acto semilla y árbol en potencia), aunque en ambos pensadores el primer motor y origen de todos los demás motores y movimientos era acto puro. Para Aristóteles, existen dos tipos de movimiento que Tomás de Aquino defiende:
- Movimiento substancial: la modificación total de una sustancia hasta convertirse en otra, la aparición de una nueva sustancia y la desaparición de esta.
- Movimiento accidental: el cambio que modifica a los accidentes provocando cambios en sus características. Distinguimos 3 tipos: cambio que afecta a la categoría cantidad (aumento o disminución), que afecta a la cualidad (alteración) y de cambio de lugar, desplazamiento (el más frecuente es el movimiento).
Aristóteles y Aquino tienen una ontología para llegar al conocimiento de la naturaleza y el origen del movimiento. Son muy parecidas, las dos parten de un primer motor inmóvil. Para Aristóteles, todo lo que se mueve es movido por otro, salvo que tuviera en sí el principio de su propio devenir, luego ese primer motor movía sin ser movido y carecía de toda potencia, siendo acto puro. Del mismo modo, Santo Tomás dice que todo lo que se mueve necesita ser movido por otro. La principal diferencia es que Aristóteles llega a esta conclusión por el camino de la física, para él, el primer motor vive de espaldas al mundo, y Tomás de Aquino transforma ese concepto en teológico y mantiene que Dios es el primer motor inmóvil.
Noción 2. Causa Eficiente y Ser Necesario
La vía etiológica se basa en la observación de las causas y los efectos de estas sobre las cosas, en una observación empírica de la realidad. La causa eficiente aristotélica, recogida por Tomás de Aquino, es el agente que causa un movimiento. Todo movimiento es resultado de una causa eficiente, causa que es a su vez efecto de otra causa, y así sucesivamente. Ante el rechazo a remontarse en el infinito en este orden causal, Santo Tomás alega que hay una primera causa no causada a la que se conoce como Dios. Aunque es empleada por el filósofo cristiano, es una de las cuatro causas aristotélicas:
- La eficiente: el agente que causa el movimiento.
- La final: la que causa en cualquier movimiento de cambio (nada sucede sin una finalidad).
- La formal: aquella que actúa en la forma.
- La material: aquella que actúa en la materia.
Santo Tomás acepta esas causas, pero siente la necesidad de perfeccionarlas realizando una distinción. A las dos primeras las clasifica dentro de un grupo que llama extrínsecas, es decir, actúan desde fuera del cuerpo, mientras que en otro grupo está el de las intrínsecas, que abarca a las causas material y formal, puesto que actúan desde el propio cuerpo. Respecto a la vía metafísica, se basa en la existencia de seres contingentes para explicar la existencia de Dios; según él, el mundo está formado por seres contingentes, es decir, seres que pudieron no existir, y por ello tuvo que haber un momento en que nada existió, pero esto es imposible, puesto que de la nada, nada puede surgir; por lo tanto, existe un ser cuya existencia fuese esencial, es decir, un ser necesario, el cual es Dios. Con estas dos vías, Aquino emplea la observación causa-efecto en la naturaleza para explicar que tiene que haber una causa inicial, que debe ser Dios, y, por otro lado, que tiene que existir un ser necesario para que los contingentes hayamos logrado existir.
Noción 3. Ser Perfectísimo e Inteligencia Ordenadora
La cuarta vía de Santo Tomás está basada en la observación natural de las cosas, los ideales ordenados de menos a más en un grado de perfección establecido; a esta vía se le denomina axiológica, es la de los valores. Para cada concepto (ser, belleza, bondad, etc.) encontramos una jerarquía de valores que se aproximan más o menos a un valor máximo, una idea suprema de lo que estamos hablando. Aquí, Aquino muestra una influencia platónica en relación a la idea de bien. Santo Tomás concluyó que Dios es la causa de que existan cualquiera de esos arquetipos, es decir, Dios es el grado supremo de perfección, establece una relación con la idea de bien de Platón. Santo Tomás defiende que los valores máximos son la causa de que existan los que pertenecen a sus respectivos géneros; ahora bien, para que existan esos valores perfectos, tiene que existir algo causa de ellos, ese ser ha de ser Dios. La quinta vía (teológica) hace alusión al telos, a la observación del fin de las cosas. En esta vía nos encontramos una clara inspiración en Aristóteles. Todas las cosas, las que poseen conocimiento como las que no, persiguen una finalidad, obrando para conseguir lo mejor. Tomás deduce, por lo tanto, que, si las que carecen de conocimiento obran intencionadamente, deben ser guiadas por alguien inteligente, ese es Dios. En todas sus vías, Tomás prueba la existencia de Dios mediante hechos empíricos, en el caso teológico alegando que las cosas se dirigen a un fin por voluntad de Dios.
Noción 4: Existencia de Dios y del Mal
Santo Tomás plantea dos objeciones que contradicen la existencia de Dios:
- Si entre dos contrarios uno es infinito, el otro es anulado. Si Dios es el bien absoluto, no debería existir el mal, pero este se da, por lo que Dios no existe.
- Lo que existe en el mundo tiene su razón de ser en otros principios que no son Dios, por lo tanto, no hay necesidad de pensar que Dios existe.
Ante estas objeciones, Santo Tomás cita del Éxodo la frase «Yo existo» y propone las siguientes soluciones: respecto a la primera, defiende que Dios no permitiría que se diese el mal salvo que, por causa de su infinita bondad, de él sacase algún bien. Respecto a la segunda, alega que si la naturaleza obra de un determinado modo se debe a que alguien superior la dirige de esa manera. Aparte, Tomás de Aquino somete la razón a la fe, es decir, si la razón nos llevase a un camino que discrepa de la fe, es en la razón donde está el error y no en la fe, por lo tanto, estas objeciones carecerían de peso alguno. Para demostrar la existencia de Dios se apoya en las cinco vías: por un lado, muestra su existencia a partir del movimiento; por otra, debido a que debe haber una causa inicial causa de todas las demás; de la tercera deduce su existencia por ser un ser necesario causa de que existan el resto de perfecciones; y, por último, defiende que tiene que haber un ente inteligente que dirige a las cosas al fin a partir de la vía teológica. Aquino usa una serie de argumentos para alcanzar el conocimiento de Dios: el empleo de la vía analógica y la via negationis, ya que, como Dios es infinito, para que nosotros podamos comprender su existencia recurrimos a definirlo por medio de lo que no es y de la creación del mundo.
Teología Racional y Revelada
Filosofía y teología, a lo largo de la historia, han estado relacionadas. Desde un inicio, la teología cristiana ha estado ligada a la filosofía antigua, ya que, al nacer en una sociedad en la que la filosofía tenía un papel tan importante, es inevitable captar rasgos de ella. Hasta la escolástica, fe y razón han ido cogidas de la mano. El conocimiento de Dios se ha intentado alcanzar por métodos que combinan fe y razón. En Santo Tomás encontramos intentos de explicar la existencia de Dios tanto por métodos razonados como por métodos teológicos. Por un lado, desde un punto de vista de la razón, por medio de las cinco vías: con la vía cinética argumenta que ha de existir un primer motor inmóvil que mueva al resto; con la etiología explica que ha de haber una causa no causada que sea el agente que causa el movimiento (Dios); con la metafísica, para que existan seres contingentes han de existir también seres necesarios, y uno de ellos con necesidad en sí mismo; con la axiológica, para que se dé esa gradación de los valores en un género ha de existir un ser perfectísimo superior causa de dicha gradación; y, por último, con la teológica, para que las cosas se dirijan a un fin ha de existir un ser inteligente que dirija tanto a otros con conocimientos como a las cosas que carecen de él, y, basándose en hechos empíricos de la realidad, argumenta la existencia de Dios con la via negationis, con el empleo de la analogía y la jerarquía de los seres, ponemos a Dios en un plano distinto al del resto de seres. En Dios, para Santo Tomás, la esencia y la existencia coinciden, puesto que Dios es acto puro y en él no hay potencia, es un ser necesario, a diferencia de los seres contingentes. Por otro lado, a través de la revelación por gracia divina, Dios inspiró a ciertas personas para que elaborasen las Sagradas Escrituras, que tienen como misión ayudar a alcanzar la salvación divina a los creyentes cristianos. En relación con el conocimiento de Dios a través de la razón y de la fe, Santo Tomás diferenció entre verdades reveladas solo por la fe (y aquellas necesarias para alcanzar la salvación divina, a disposición de todo el mundo, y que la Iglesia tiene el deber de propugnar), las verdades alcanzables únicamente mediante la razón (que aportan orden, argumentos y datos a la religión) y aquellas verdades que, por un lado, son alcanzables por la razón y reveladas por la fe. Para Santo Tomás, el conflicto que aparecía entre la fe y la razón es solo un conflicto aparente para las verdades que son alcanzables por medio de la razón, porque las hace más universales, permite que esas verdades alcanzables por la razón se alcancen más rápidamente y, por otro lado, la razón aporta orden, argumentos, coherencia a esas verdades de la fe, y tiene la obligación de aportar argumentos contra los que niegan la existencia de Dios. Hay que tener en cuenta que Santo Tomás subraya la razón y la pone al servicio de la fe. Santo Tomás plantea la posibilidad de alcanzar verdades opuestas partiendo de un mismo hecho con la razón y la fe.
Contextualización
Esto está dentro de la obra de Santo Tomás: Suma Teológica, en la que se plasma el intento del conocimiento de Dios por parte del filósofo cristiano. Desde el Imperio romano, el cristianismo ha ido ligado a la razón, ya sea de forma excluyente o apoyándose en ella. En el inicio, esta religión acogió rasgos de corrientes y movimientos de la época. De los primeros cristianos destaca San Pablo, el cual enuncia la base del dogma cristiano, reduciéndolo a un carácter irracional. Con el paso de los años, surge un nuevo movimiento al que se llama Patrística, que produce una relación entre fe y razón: la unidad y la armonía no se separan. Su pensamiento neoplatónico se recogió en un periodo en el cual se liberalizó el cristianismo. San Agustín, maestro de la retórica, discutía con los paganos empleando la argumentación racional. Hay que marcar su frase: «Creo para entender y entiendo para creer». Con esto pone en manifiesto esa armonía que defendía y cómo la fe y la razón se ayudan mutuamente. El cristianismo se expande en Europa y se da lo que se conoce como etapa tenebrosa, en la que las ciencias y la razón decaen, hasta que en la Edad Media los cristianos empiezan a sentir la necesidad de explicar la existencia de Dios de forma razonada. San Anselmo hace un argumento ontológico y separa la fe y la razón mediante un discurso racional, y elabora posibles argumentos para demostrar la existencia de Dios. El filósofo realiza una división entre el ser en la cosa (es decir, lo que se es) y el ser en el intelecto. Su demostración se trata de una reducción al absurdo: si Dios es el ser más perfecto, debe existir, puesto que la existencia es una forma de perfección; el insensato que niega su existencia tiene en su mente la idea de Dios, por lo que se contradice. En el siglo XII destacan dos filósofos musulmanes y otros judíos que rescatan la obra aristotélica. Aunque los cristianos rechazaban lo que viniese de paganos, tradujeron los textos de estos filósofos, llegando a nuestras manos el conocimiento de Aristóteles. Coexisten con cristianos que dieron lugar a la creación de la escolástica: movimiento teológico y filosóico que se apoyaba en la filosofía para la comprensión religiosa, acoge la obra aristotélica para sustentar la idea del cristianismo. De este movimiento hay que mencionar a San Alberto Magno, maestro de Santo Tomás, que fue el máximo exponente de su tiempo y, probablemente, del desarrollo filosófico cristiano. Realizó la distinción entre las verdades y la razón, la fe, así como entre estas dos; le otorga la supremacia a la fe; dice que las verdades reveladas están al alcance de todo el mundo, mientras que las alcanzadas por la razón solo para unos pocos, y aportan orden, que ayuda a la fe. Santo Tomás defiende la teoría de la doble verdad; en su obra Suma Teológica expone argumentos mediante los cuales pretendía mostrar la existencia de Dios y el acercamiento a su conocimiento. Con el paso de los años, la escolástica cae en crisis y comienzan a aparecer voces discrepantes. Esta ruptura permite a la razón volver a desarrollarse en un campo propio, y aparecerán nuevos movimientos como el renacentista.