La crítica a la metafísica
Los conceptos más excelsos de la metafísica tradicional deben su existencia a engaños gramaticales o del lenguaje.
En definitiva, el error de la metafísica consiste en haber admitido ese desdoblamiento entre mundo verdadero y mundo aparente y en haber hecho depender este de aquel, cuando solo existe el mundo que ellos definen como aparente.
Nietzsche pone la vida como aspecto de la realidad al que todo se subordina. La vida es la realidad fundamental. Con la vida, el ser se transciende a sí mismo.
Si para la metafísica la realidad es estática, fija e inmutable podemos conocerla a través del concepto. Nietzsche critica la utilización del concepto. El uso de los conceptos hace que olvidemos su carácter metafórico y que pensemos en su realidad como algo independiente de las cosas.
Estos conceptos se articulan dentro de un lenguaje, que determinan nuestro conocimiento de la realidad.
Solo cabe un acercamiento a la realidad: la metáfora, y no el concepto, es lo que nos puede acercar a ella.
La crítica de la verdad
Otro obstáculo es la idea de «verdad». Para Nietzsche, una verdad resulta verdadera por su valor para la vida. Verdad es lo que aumenta el poder. El valor para la vida es lo que decide en última instancia. La vida determina si algo es verdad o no.
La crítica a la ciencia
En una de sus obras también arremete contra la ciencia. Nietzsche critica una determinada concepción de la ciencia no muy lejos de la metafísica tradicional, que se inspira en la lógica.
La ciencia ha derivado en un nuevo nihilismo. La nueva imagen de la realidad ha sido vivida como un gran vacío, que resulta insoportable a la conciencia e incapaz de encontrar un sentido para la existencia. No hay que buscar un sentido a la vida. La vida tiene sentido por ella misma y no necesita justificación. Sentir la necesidad de buscar sentido a la vida es interpretado por Nietzsche como prueba de que algo falla en el ser humano.
La voluntad de poder y el superhombre
La voluntad de poder
En primer lugar, la voluntad de poder es una noción metafísica original de Nietzsche. Para encontrar sus raíces habrá que buscar un poco en el problema del conocimiento. Kant distinguía de esta forma el campo de la realidad entre lo cognoscible por nosotros (fenómeno) y lo no accesible (noúmeno).
Esta solución resultó insatisfactoria. El concepto de voluntad trata de expresar la idea de que el ser es una fuerza ciega, que se encamina en alguna dirección pero que puede cambiar, autoconsumiéndose en su incesante movimiento sin sentido y sin fin.
Nietzsche añadirá a esta concepción del ser creando y destruyendo, y que tiende al poder.
En una especie de lucha sin fin. En esta idea podemos ver ciertas influencias. Aquellos seres en los que la voluntad de poder es más fuerte y patente son los que mejor realizan el sentido del ser.
En segundo lugar, la voluntad de poder no quiere decir deseo de poder; en ese sentido, poder sería «algo» a lo que habría que acceder y por lo que se otorgaría un reconocimiento. Si concebimos la voluntad de poder como querer el poder, o como voluntad de hacerse reconocer, implicaría someterse a los valores establecidos (dinero, honor, etc.) La voluntad de poder puede ser afirmativa o negativa. La voluntad de afirmar o negar constituye la cara y la cruz de la voluntad de poder. La voluntad de poder afirmativa quiere la vida. La afirmación es lo que define la voluntad. También la voluntad de poder puede ser negativa. La voluntad de poder es la idea básica que se desarrolla en la segunda parte de la filosofía de Nietzsche. Aquí se entiende la voluntad de poder como la lucha de la vida por superarse a sí misma continuamente. La vida es lucha constante. Frente a la ontología, la voluntad manifiesta una realidad múltiple y en permanente movimiento. Existe una crítica al platonismo, que distingue dos mundos: el aparente (devenir) y el inteligible (verdad). El valor para la vida es lo que decide en últimas instancias. La voluntad de poder es voluntad de apariencia, de ilusión, es voluntad de vida. El único medio de acercarnos a la realidad es la metáfora. La capacidad más significativa de la voluntad de poder es la voluntad de juzgar, la capacidad que tiene el ser humano de crear valores.
El superhombre
La postura de Nietzsche ante el ser humano es: se trata de un ser despreciable y decadente, que desprecia la vida, la tierra… y se aferra a un mundo ficticio al que considera como el auténtico y verdadero. Con Sócrates, la razón empieza a subyugar a lo instintivo, y Platón acentúa esta separación de lo vital, al desdoblar la realidad en dos mundos. Más tarde, el cristianismo es el que consumará este movimiento bajo la fuerza de Dios y la esperanza de la vida eterna.
Hasta ahora la humanidad ha valorado todo lo que se opone a la vida, y la moral procede de un espíritu enfermo y decadente.
Esta transmutación de los valores de poder, como tendencia que afirma la vida, pide al ser humano que se supere. Por eso el «superhombre» es aquel que conoce la muerte de Dios y que después se vuelve a la tierra.
El superhombre no ha existido aún. El ser humano es tan solo un paso entre el animal y el superhombre. El superhombre es la superación del ser humano.
El espíritu se encuentra en una fase de camello (el camello simboliza al animal que soporta una pesada carga). Esta metáfora se refiere al ser humano domesticado por los valores cristianos. El camello se convierte en león (es la imagen de la rebeldía, de la fuerza) y el león se convierte en niño (representa la inocencia).