Filosofía Moderna: Maquiavelo y Descartes
Nicolás Maquiavelo (1469-1527)
Nicolás Maquiavelo generó opiniones contradictorias: algunos lo consideran el padre de la descreencia y apologista de la crueldad y la tiranía, mientras que otros lo ven como el iniciador del pensamiento político moderno. Su idea central es que «el fin justifica los medios».
La separación entre la política y la ética
El ser humano es fácilmente engañado por las apariencias y obedece más rápido por miedo que por voluntad propia. Por esta razón, el gobernante debe usar la fuerza para mantenerse en el poder, aunque sin abusar de ella. Los gobernantes que han hecho un uso excesivo de la fuerza no han logrado sus propósitos, ya que el pueblo se ha rebelado. Aquel que ha renunciado a la fuerza ha sido considerado débil. Por lo tanto, el gobernante debe intentar ser amado y temido, pero si no puede conseguir ambos, debe ser temido, ya que, como dice Maquiavelo, el hombre obedece antes por miedo que por voluntad propia.
El gobernante debe procurar no hacerse odioso ante los ciudadanos para evitar rebeliones. El mejor remedio para mantener el poder es dejar al pueblo tranquilo, no grabarlo con impuestos ni decisiones arbitrarias, organizar fiestas y potenciar las artes y el comercio. Maquiavelo defiende que el gobernante puede incluso matar a sus enemigos para mantenerse en el poder, siempre y cuando sea lo suficientemente inteligente como para no provocar graves consecuencias ni al pueblo ni a sí mismo.
René Descartes (1596-1650)
Descartes es considerado el padre de la filosofía moderna. Él considera al sujeto pensante como la piedra angular de todo conocimiento.
Racionalismo y método
El Racionalismo continental es un movimiento que surgió en el siglo XVII en Europa. Sus rasgos principales son:
- La importancia que da a la razón sobre la experiencia para acceder al conocimiento.
- La creencia de que en la mente de todos los individuos existen ideas innatas que se activan con la experiencia.
- Las matemáticas como modelo de conocimiento por su exactitud.
Descartes observa que las matemáticas tienen un método para hallar el conocimiento y quiere hacer lo mismo para hallar conocimientos filosóficos. Crea un método filosófico para hallar un conocimiento indudable y cierto con el que todos los filósofos estén de acuerdo. Finalmente, halla la manera de conocerlo de dos maneras: mediante la intuición y la deducción.
La duda metódica y el cogito
Descartes se propone hallar una verdad sobre la cual construir su filosofía y para ello propone no aceptar nada que sea dudable. Todo aquello que es cuestionable no se considerará verdadero. Queda descartada la filosofía medieval y los sentidos, porque estos nos han engañado en varias ocasiones. Muchas veces hemos tenido la sensación de estar en la vida real cuando en realidad estábamos soñando. Si esto ha pasado una vez, significa que puede volver a pasar; por lo tanto, los sentidos no son elementos fundamentales del conocimiento.
De igual manera, considera que las matemáticas no pueden serlo, creando la teoría de un genio maligno que, basándose en la realidad, ha hecho que veamos como exactas y lógicas las matemáticas cuando en realidad no lo son. Después se da cuenta de que se ha excedido con esa teoría y llega a la conclusión de que está dudando. Por ello, se da cuenta de que existe porque piensa, duda de que existan varias cosas pero no puede dudar de su existencia puesto que piensa y luego existe: «cogito ergo sum».
Res cogitans y mecanismo
Habiendo demostrado la existencia de los individuos pensantes, le falta por demostrar la existencia del mundo exterior y de Dios. Descartes establece la existencia de tres tipos de ideas:
- Ideas adventicias: las que vienen de fuera del sujeto, por ejemplo, un ruido.
- Ideas facticias: las que el sujeto crea con su imaginación, por ejemplo, un centauro o un unicornio.
- Ideas innatas: son las que el sujeto tiene desde su nacimiento, por ejemplo, el concepto de infinito y perfección.
La existencia de Dios se muestra de la siguiente manera: si analizamos el origen de las ideas innatas en nuestra mente, aparece la idea de Dios, y estas ideas no las hemos podido crear nosotros, solo un ser perfecto e infinito. Por lo tanto, Dios existe y es quien ha puesto en nuestro interior el concepto de infinito, perfección y él mismo.
Ahora solo falta por demostrar la existencia del mundo exterior. Esto se hace llegando a la conclusión de que si tenemos sentidos es porque Dios quiso que dudáramos para conocerle a él y al mundo exterior. Por lo tanto, este existe.