El Problema de la Causalidad en Hume
A partir de una experiencia concreta en la que hay una conexión entre dos elementos, no se pueden inferir reglas generales. Sin embargo, partiendo de la observación repetida de una misma conexión, pensamos que existe una relación de causa-efecto entre esos dos elementos; esto es, adquirimos una creencia basándonos en el hábito, según uno de los principios de asociación de las ideas. A pesar de que pensamos que adquirimos un conocimiento, Hume considera que ninguna percepción es el origen de esta relación y, por tanto, que la causalidad no es un principio demostrable. Esta investigación se enmarca dentro del proyecto en el que trata de delimitar los límites del conocimiento empírico y de comprender por qué establecemos y damos como ciertas algunas ideas como la causalidad, si nuestro conocimiento parte de sucesos puntuales propios de la experiencia.
El Conocimiento en Hume
Hume es un filósofo empirista: la experiencia es el fundamento de todo conocimiento. Para él, conocer es tener percepciones. Éstas se dividen en:
- Impresiones: Vivas e intensas.
- Ideas: Impresiones vagas y difusas.
El conocimiento está regulado por leyes de asociación:
- Semejanza: Desarrolla los conocimientos matemáticos y lógicos.
- Contigüidad espacio-temporal.
- Causalidad: Desarrolla los conocimientos de los hechos y de la experiencia.
Rechaza el principio de causalidad entendido como relación necesaria entre causa y efecto, porque no hay ninguna impresión que lo manifieste, y lo reduce a una simple costumbre o hábito de ver unidos siempre lo que se llama causa junto a lo que se llama efecto. Sin el principio de causalidad, Hume deja sin fundamento la existencia del mundo, de Dios y del propio «yo», como conceptos generales.
El Conocimiento en Platón
La división de la realidad en dos mundos le lleva a distinguir dos tipos de conocimiento:
- Sensible: Conocimiento que tenemos del mundo sensible a través de los sentidos: opinión (doxa), no tiene garantías de ser verdadero. Dentro de la opinión, Platón distingue a su vez dos formas de conocimiento:
- Imaginación o conjetura: Capta imágenes de los objetos físicos. Conocimiento a partir de los sentidos, ayudados por opiniones.
- Creencia: Se produce a través de la experiencia con los objetos sensibles.
- Racional: Conocimiento del mundo inteligible, se obtiene a través de la razón. Es el conocimiento verdadero: ciencia (episteme). También se divide en dos:
- Pensamiento: Capta los objetos matemáticos por razonamiento.
- Inteligencia: Conocimiento basado en la esencia de las cosas. Sabiduría.
Para conseguir el conocimiento científico, Platón ideará un método denominado dialéctica, cuyo objetivo es el conocimiento de la suprema realidad:
- Proceso ascendente: Lleva del mundo sensible al inteligible.
- Proceso descendente: Una vez conocida la Idea del Bien, debemos volver al mundo sensible.
Para explicar cómo conocemos las Ideas, recurre a la teoría del alma: el conocimiento es recuerdo (reminiscencia) de las Ideas contempladas en otra vida:
- El alma es preexistente, ha existido en un mundo distinto del mundo sensible, en el cual hemos conocido ese mundo de las Ideas.
- El alma ya tenía esos conocimientos desde siempre, pero al nacer en este mundo sensible, lo visto se nos olvida.
- Puesto que las cosas imitan a las Ideas, el conocimiento sensible sirve de ocasión para el recuerdo (anámnesis). Ese recuerdo es la reminiscencia: conocer es recordar.
El Hombre en San Agustín
San Agustín recoge la tradición de Platón. El alma es una sustancia completa unida accidentalmente al cuerpo. Rechaza la teoría hilemórfica aplicada al hombre. La concepción de San Agustín es dualista. Sobre el origen del alma, el pensamiento de San Agustín pasa por dos etapas:
- En la primera, defiende el traducionismo: el alma se transmite directamente de padres a hijos en el momento de la generación. San Agustín piensa así con el fin de defender un dogma cristiano: el carácter universal del pecado original.
- En una segunda etapa, opta por el creacionismo: el alma espiritual del hombre está creada directamente por Dios, pero no define el momento de dicha creación.
La estructura del alma manifiesta la «imagen y semejanza» de Dios al crearla. La misma naturaleza del hombre hace posible encontrar a Dios en su interior. La estructura del alma es la siguiente: formando una unidad indisoluble, el hombre posee tres facultades: memoria, entendimiento y voluntad, que para San Agustín se corresponden con la Trinidad de Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo.