Epistemología
Elementos del Conocimiento
Hume denomina a los contenidos de la conciencia percepciones, que pueden ser de dos tipos: impresiones o ideas. La distinción entre ambas radica en el grado de fuerza o vivacidad.
Las impresiones constituyen el conocimiento obtenido por medio de los sentidos (externos e internos). Hay impresiones de sensación, que nos dan a conocer las cualidades del mundo exterior, e impresiones de reflexión, que son nuestros estados de conciencia. Las impresiones son más intensas.
Las ideas son copias de las impresiones en el pensamiento y son menos intensas. Las ideas provienen de las impresiones; son imágenes o representaciones de éstas. Es imposible pensar algo que previamente no haya sido captado por los sentidos externos o internos, de aquí la negación de las ideas innatas.
Si toda idea proviene de una impresión, el criterio para establecer la validez del conocimiento es el principio de copia o correspondencia.
Leyes de Asociación
La actividad del entendimiento consiste en combinar ideas simples formando ideas complejas. Esto se realiza siguiendo tres leyes de asociación:
- Semejanza: Agrupamos ideas en virtud de un parecido.
- Contigüidad en el tiempo y en el espacio: Relacionamos ideas por su proximidad espacial o temporal.
- Causa y efecto: Observamos que a un hecho le sigue otro, de ahí inferimos que el primer hecho es la causa del segundo.
Tipos de Conocimiento
Hume hace una distinción relativa a los modos o tipos de conocimiento:
- Conocimiento de hechos: Es un conocimiento factual; proposiciones acerca del mundo externo que nos informan de hechos de la realidad. Es el conocimiento propio de la física y se formula en proposiciones sintéticas y contingentes, por lo que el predicado no está contenido en el sujeto y es posible negarlas sin caer en contradicción. Para comprobar su validez, es necesario recurrir a la experiencia: verificar con hechos comprobándolos experimentalmente. Este conocimiento es solo probable.
- Conocimiento de las relaciones existentes entre ideas: Se halla solo en el pensamiento, con independencia de lo que sucede en el mundo. Es propio de la lógica y las matemáticas. Sus proposiciones son necesariamente verdaderas y su negación conduce a la contradicción. Es independiente de los hechos aunque proceda de la experiencia y se formula en proposiciones deductivas. Son analíticas y necesarias. El predicado está contenido en el sujeto; no pueden negarse sin caer en contradicción.
Metafísica
Crítica al Principio de Causalidad
Hume plantea que se puede estar seguro del conocimiento de las impresiones del presente y el pasado. El problema está en el futuro, del cual no poseemos impresiones. Sin embargo, hay acontecimientos futuros que parecen absolutamente seguros. El conocimiento sobre cuestiones de hechos se basa en la relación de causa y efecto. La relación entre causa y efecto se establece a partir de la experiencia; sabemos que a la causa seguirá el efecto. Por ello, la relación causal no se comprende analíticamente; la causalidad no es un razonamiento a priori.
Sin embargo, Hume observa que no hay una conexión necesaria entre causa y efecto; son dos hechos conectados. Esta concepción es rechazada por Hume. Por ello, aplica su criterio de validez: esta conexión es una sucesión temporal, pero no una conexión necesaria, es tan solo una creencia. La creencia procede del hábito, de la costumbre, y la creencia no es una certeza absoluta. No hay certeza del futuro, sino creencia. La relación causal la concibe como regularidad y contigüidad temporal.
Crítica de la Idea de Substancia Extensa
Hume critica la idea de substancia entendida como un sustrato permanente sobre el que se producen cambios permanentes (sus cualidades), de modo que la mente se acostumbra a la unión de dichas cualidades y dicha unión se llama substancia. Es decir, es una colección de cualidades que mantienen una contigüidad espacio-temporal, pero no corresponde a nada real.
Crítica de la Substancia Pensante
Hume aplica el principio de correspondencia o copia a la idea de yo. Si hay alguna idea de yo, debería ser invariable durante el discurso de nuestra vida, pero ninguna impresión es constante e invariable. Las impresiones cambian y suceden unas a otras; el yo es una colección de impresiones (flujo de ideas). El yo o identidad personal se reduce a un conjunto de impresiones e ideas cambiantes que conectamos gracias a la memoria. El yo es un haz de representaciones.
Crítica a la Substancia Infinita
¿De qué impresión procede la idea de Dios? Contestar a esta pregunta es ir más allá de nuestras impresiones, y estas constituyen el límite del conocimiento. De Dios no hay percepción. La existencia de Dios se ha demostrado por principios causales, y Hume rechaza el valor objetivo del principio de causalidad. También se ha hecho recurriendo a ideas innatas, y Hume niega el valor a las ideas innatas. Por tanto, no hay base para la existencia de Dios. La postura de Hume conduce al agnosticismo.
Rechazo de la Metafísica
Hume tiene una postura fenomenista y escéptica. Solo conoce la realidad tal como se le aparece en las percepciones; solo conocemos fenómenos. El fenomenismo conlleva una actitud escéptica: el conocimiento no puede rebasar el límite de las percepciones. El error de la metafísica tradicional es tratar temas inaccesibles.
Ética
Según Hume, todo conocimiento es, o bien conocimiento de hechos o de relación entre ideas. Sin embargo, los juicios morales no son de ningún tipo, ya que plantean más que una descripción de hechos: son una valoración de dichos hechos. Ni las matemáticas, ni la lógica, ni las ciencias empíricas nos indican cómo comportarnos. La valoración de los hechos se basa en el sentimiento, de modo que el fundamento de la moral no es ni Dios ni la razón, sino el sentimiento (emotivismo moral).
Al expresar un juicio de valor, expresamos dos sentimientos: agrado y desagrado. En este sentido, Hume es un precursor del utilitarismo. Juzgamos a través de la simpatía, un sentimiento útil para lograr una convivencia beneficiosa. El sentimiento de simpatía es posible por dos leyes básicas de asociación: semejanza y contigüidad. La ética se basa en el acuerdo y el desacuerdo que nos producen los comportamientos de las personas.
Religión
Hume rechaza el argumento ontológico de Anselmo de Canterbury y argumenta que la existencia es un hecho y, para las verdades de hecho, su contrario no implica contradicción. Además, concebir un ser existente no conlleva su existencia. Otras pruebas parten de la experiencia de un hecho y luego se aplica el criterio de causalidad. Hume niega la validez de estas pruebas, ya que el principio de causalidad es una ley de la mente que rige la combinación de ideas. No hay un conocimiento racional de Dios.
Hume considera que las primeras religiones son politeístas y surgen de los sentimientos, es decir, la ignorancia y el miedo a lo desconocido. El pueblo adula a los dioses para conseguir favores, hasta hacerlos infinitos. Así surge el monoteísmo.