El Pensamiento Filosófico en la Antigua Grecia

Filosofía Antigua: De Sócrates a Aristóteles

Sócrates

Método Socrático

Quien hace el mal es porque está equivocado y cree erróneamente que tal acción es buena y, por tanto, le llevará a la felicidad. Por este motivo, solo se alcanzará esta si se obra el bien, pero, para ello, hay que saber qué es el bien. Esta teoría que basa la acción moral en el conocimiento del bien se denomina intelectualismo moral.

El único punto de partida del conocimiento es el interior del propio hombre, el conocerse a uno mismo y saber las propias posibilidades. El origen del conocimiento radica en asumir la propia ignorancia, ya que el que cree saber algo difícilmente emprenderá el camino de la búsqueda del conocimiento.

El método para llegar a la verdad defendido por Sócrates se presenta en dos momentos:

  • La Ironía: Se le refutaba su definición o idea sobre un concepto o tema concreto. Se trataba de que el interlocutor viera que no sabía lo que creía saber. Con ello conseguía su misión: liberar, purificar del error el espíritu cegado por él. De esta manera, se estaba en condiciones de recuperar la vista y entrar en el camino de la verdad y, por tanto, de la virtud.
  • La Mayéutica: A partir del razonamiento de la propia ignorancia, Sócrates iniciaba su mayéutica, a saber, la función de dar a luz a los conceptos verdaderos, ocultos en la mente de cada ser humano. Con este método, Sócrates pretendía que el individuo alcanzara la virtud, que aprendiera, desde su propia racionalidad, a ser mejor, realizando su humanidad. Ahora bien, esto solo puede conseguirse en relación con los demás (diálogos).

Este método lo seguirá su discípulo Platón.

Platón

Los dos mundos

Tesis: Duplicidad de la realidad: existe una realidad palpable, con la que nos tropezamos todos los días, el mundo sensible, pero hay otra realidad, inaprensible a los sentidos, que solo puede captarse con la razón, con “los ojos del alma”, el mundo inteligible.

  • El mundo sensible es el mundo en que vivimos, es cambiante y participa e imita al mundo de las ideas.
  • El mundo de las ideas es inmutable y perfecto. A él pertenece el alma.

Tipos de conocimiento

Si el mundo de las ideas es el único auténticamente real, también es el único objeto de un conocimiento cierto (episteme), por lo que el resto de nuestras maneras de conocer solo puede ser opinión (doxa).

Cuando el alma humana se queda en las impresiones sensibles que emanan de los objetos del mundo visible, solo podemos obtener de esta información su pura opinión (doxa).

A través de las opiniones y en la búsqueda de la verdad, podemos alcanzar un auténtico conocimiento de lo que son las cosas en sí, de las únicas cosas reales que son las ideas, iluminadas por la verdad; este conocimiento es el que nos proporciona ciencia (episteme).

Conocer es recordar, reminiscencia (anamnesis).

Relación alma-cuerpo

Platón afirma un dualismo antropológico: representa al ser humano como un compuesto de dos partes diferenciadas y unidas de manera accidental: el cuerpo y el alma.

  • La parte corporal es la que nos pone en contacto con el mundo sensible.
  • El alma (psiqué) tiene una naturaleza espiritual y actúa como el aliento de la vida al cuerpo, el principio de la vida, en este caso, de la vida humana.
  • El alma es de una naturaleza distinta al cuerpo y, para ello, la sitúa originariamente en un mundo también diferente al de las cosas visibles y materiales: en el mundo de las ideas, siendo además inmortal.

Virtudes y ciudad justa

Virtud: En el diálogo de la República, especifica el carácter propio de la virtud como la función propia de algo o de alguien. La virtud es la capacidad que permite a cada cosa o persona cumplir su función propia. El ser humano se define por su alma, y el alma realiza distintas funciones, ya que está compuesta de distintas fuerzas, para que cada una de estas fuerzas realice su “función propia” debe guiarse por un principio rector. Existen tres tipos de almas: alma racional, alma irascible y alma concupiscible. Para que estas tres partes funcionen para conducir al hombre a una buena vida moral, han de estar regidas por la justicia.

Ciudad justa: Este ideal de sociedad perfecta trata esencialmente de la justicia como “excelencia” del alma y de la ciudad. Platón ofrece un modelo de sociedad jerarquizada que se establece en tres niveles:

  • Gobernantes: Alma racional (cabeza)
  • Guardianes: Alma irascible (torso)
  • Trabajadores y comerciantes: Alma concupiscible (bajo vientre)

Aristóteles

Naturaleza, hileformismo y teleología

Naturaleza: Cuando Platón habla de naturaleza piensa, sobre todo, en ellos. Pues bien, cada ser vivo desarrolla una actividad específica. Cada ser vivo pone en acción sus capacidades distintivas; se mueven y siguen unos patrones regulares. Para Aristóteles, tales regularidades solo se explicaban si las funciones vitales se ejecutan de acuerdo con un fin interno, que constituye su perfección o acabamiento. Entre las cosas reales, unas existen por naturaleza, como los seres vivos; otras existen por otras causas, aquellas que son fruto del arte o del azar. La naturaleza es el principio interno del movimiento o del reposo. El automovimiento también se da en los seres inertes, porque esas sustancias tienden de manera natural hacia una región definida del universo: el aire y el fuego hacia el extremo de la esfera del cielo; el agua y la tierra hacia el centro de la misma tierra.

Hileformismo: Doctrina que defiende que las cosas están compuestas de materia prima y forma sustancial.

Cambios accidentales:

  • Cuantitativos: crecimiento o decrecimiento
  • Cualitativos: actualidad de la cualidad: color, figura. Así aparecen tres factores: algo permanece, algo desaparece y más tarde algo sustituye a lo que desaparece.

Cambios sustanciales: En este caso, al sustrato común se llama materia prima. Es un componente completamente indeterminado, puesto que puede ser cualquier cosa. Al componente determinante, que hace que cada cosa sea lo que es y que sea distinta de los individuos de otras especies, se le llama forma sustancial.

Teleología: Los seres naturales se activan para obtener el bien o fin específico de cada uno.

De los sentidos al conocimiento

La facultad del entendimiento tiene especial interés en los hombres porque los distingue de las restantes especies. Por los sentidos, conocemos aspectos de las cosas. El sentido común relaciona varios de esos aspectos para conocer cosas. La memoria nos permite recordar conjuntos de sensaciones semejantes configurando la experiencia. La abstracción es la capacidad por la cual logramos prescindir de los aspectos particulares de algo y remontarnos a lo que ese algo tiene en común con otras (lo universal). Los objetos sensibles impresionan los sentidos externos, los datos de los sentidos externos son unificados por los sentidos internos (sentido común, memoria y fantasía), se forma el “fantasma”, es decir, como una imagen general de una clase de objetos, a partir de ese fantasma se formarán con intervención del entendimiento activo (luz que ilumina al fantasma, la luz permite que se destaquen los aspectos sustanciales de las cosas, es decir, permite la abstracción o formación de los conceptos). Los conceptos formados se reflejan en el entendimiento pasivo y son concebidos por este.

Aristóteles podrá concluir: Hay un entendimiento activo que no es individual, sino que pertenece a la especie, que lo que es individual es el entendimiento pasivo que perece con la muerte de cada hombre y que puesto que el entendimiento pasivo es la expresión más genuina del alma individual humana, esta también será perecedera, es decir, mortal; sin embargo, para el entendimiento activo es lo específico de la especie humana y, por ello, forma imperecedera y eterna.

Relación alma-cuerpo

Según Aristóteles, la relación que mantiene el alma y el cuerpo de un individuo es una relación sustancial, es decir, que están unidos. Al eliminarse el mundo de las ideas, el mundo ya no pertenece a él por lo que ya no es inmortal. El cuerpo y el alma se relacionan entre sí como materia y forma, por lo tanto solo era una sustancia, por ello el ser humano tiene una constitución hilemórfica (algo permanece, más tarde desaparece y luego se sustituye). Y, por otra parte, la forma es la expresión de la naturaleza por lo que el alma se relaciona con la forma y constituye el principio interno de movimiento o de reposo de los seres vivos:

El alma tiene tres funciones: Vegetativa, sensitiva e intelectiva.

  • Según el carácter teleológico de todo ser, el bien del hombre es una actividad del alma de acuerdo con la virtud del mismo y la virtud es aquello que nos hace mejores en cualquier sentido, hay una virtud intelectual por la que se descubre la verdad y la virtud moral que facilita el trato con los demás y define las virtudes morales como disposiciones o tendencias voluntarias a realizar determinadas acciones.

La felicidad y la virtud

Como la actividad más excelente y propia del ser humano es el entendimiento o la razón, la felicidad consistirá en el ejercicio de esta razón, es decir, en la contemplación.

  • En la contemplación, el ser humano se asemeja al motor inmóvil, cuya actividad consiste en la contemplación de sí mismo sin necesitar de más.
  • El ejercicio de las virtudes teoréticas conforma la vida contemplativa; y el de las virtudes morales, la vida activa. Para Aristóteles: el que se dedique a la contemplación tendrá que dejar de lado la vida ética o activa.
  • Entre las virtudes teoréticas y las morales se encuentra la prudencia, que conoce el primer principio del obrar.
  • Las virtudes disponen al ser humano al ejercicio excelente de sus facultades siguiendo el plan de la prudencia. Las virtudes no son facultades innatas. Sin embargo, son algo natural, porque permiten que la naturaleza humana consiga la felicidad.

Así pues las virtudes morales tienen estas características:

  • Son hábitos y, por ello, disposiciones adquiridas. Se obtienen con esfuerzo y repetición de actos.
  • Son hábitos voluntarios o deliberados.
  • Consisten en un término medio. Las pasiones están sujetas a excesos y defectos, y la virtud que las perfecciona se encontrará equidistante entre ambos.

El hombre como animal político

El hombre es un ser racional, pero la felicidad a la que aspira, la contemplación, solo puede conseguirla en el marco de una ciudad-estado. En este sentido, la vida en una sociedad organizada, en un Estado, es algo natural al hombre. Por ello, el hombre es por naturaleza, un animal político. Pero, además, Aristóteles entiende que el Estado persigue un bien “mayor y más perfecto” que el bien del individuo. Por ello, la ética, que busca el bien del individuo, está subordinada a la política.

Contexto Edad Antigua

Los primeros filósofos griegos, llamados filósofos presocráticos, tienen como finalidad encontrar la explicación última de todo lo que existe, entendiendo que la única realidad posible es la physis, la filosofía en su origen realiza una indagación sobre la realidad natural porque en ella se encuentra el principio explicativo de todos los seres. La naturaleza es concebida como un todo ordenado, como cosmos frente al caos, la naturaleza es dinámica, está en continua evolución (devenir). La naturaleza está formada por multiplicidad de seres que se distinguen uno de los otros, pero al mismo tiempo tienen algo en común que los hace ser naturales, en consecuencia, dentro de la naturaleza ha de existir un principio originador de todo lo que existe, que al mismo tiempo diversifique, este principio es el arjé. Para acceder al conocimiento del arjé se dispone de dos facultades: los sentidos y la razón.

Los sofistas fueron grandes educadores y los primeros en cobrar por dar clases, el término sofista significa sabio. A estos pensadores no les interesa la verdad, sino su tarea consiste en introducir su propia opinión en las personas que educan y enseñan a estos individuos a saber expresar sus ideas para así obtener un cargo público. En contra de este pensamiento, Sócrates intenta educar a los ciudadanos mediante el diálogo para que se descubra la verdad universal que se encuentra en el interior de cada persona. Para Sócrates es fundamental establecer un diálogo entre maestro y discípulo que permita modelar y alumbrar la vida interior, en esto consiste la mayéutica.

Por otro lado, debemos señalar que Sócrates no escribió nada y que conocemos su pensamiento gracias a sus discípulos, entre los que destaca Platón, que escribe de forma dialógica y que en su primer diálogo nos relata la vida y muerte de Sócrates, víctima de la política de su época.

Así pues, la problemática filosófica de Platón responde a los intereses de los griegos y a las circunstancias políticas que él vivió, centrándose en el intento de que los hombres vivieran en una sociedad perfecta (utopía). Las polis debían ser gobernadas por justicia y razón. Su pensamiento está encaminado a educar a los hombres para que sean buenos ciudadanos capaces de encontrar la felicidad (reacción contra presocráticos y sofistas).

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