Crítica de Nietzsche a la Tradición Occidental: Vitalismo, Moral y Nihilismo

Crítica de Nietzsche a la Tradición Occidental

El Vitalismo de Nietzsche

El vitalismo de Nietzsche designa a aquellas teorías que admiten la existencia de una fuerza vital irreductible a procesos físico-químicos: es decir, consideran que la vida es algo más que una serie de procesos y leyes meramente científicas. El vitalismo se opone al tradicionalismo, al positivismo y al utilitarismo por tratarse de corrientes excesivamente científicas y pragmáticas. Valora lo irracional, vital, impulsivo, instintivo, pasional e individual. Para el vitalismo, cuando se trata de conocer la realidad viviente humana, no cabe más que la intuición, inmediata y directiva, que no renuncia a nada.

Crítica a la Modernidad

Para Nietzsche es “decadente” todo lo que se opone a los valores del existir instintivo y biológico del hombre. La filosofía de Platón, para Nietzsche, implica darle la espalda a la esencia de la vida. Dentro de la tradición occidental, se estudian tres directrices:

  • Crítica a la filosofía tradicional (ontología y epistemología)
  • Crítica a la moral y a la religión
  • Crítica a la ciencia

Crítica a la Ontología Tradicional

La ontología tradicional procede de querer instaurar la racionalidad a toda costa. El error dogmático de la filosofía griega ha sido la invención del estatismo del ser. Por ello es preciso criticar el dogmatismo platónico. La metafísica tradicional, en su aspecto ontológico, es estática; considera al ser como algo fijo, inmutable. Solo conocemos las apariencias que de él nos muestra este mundo. Esta ontología se asienta sobre el error de creer en la antítesis de los valores, es decir, creer que las cosas de valor supremo tienen su origen en “otro mundo”. Para justificar la valoración negativa que se hace de este mundo, se inventa un mundo distinto a éste. Así, Platón divide el mundo en dos, y para Nietzsche es un error y un prejuicio contra la vida porque da más importancia al mundo de las ideas que al mundo de los sentidos. Inventar otro mundo distinto a éste implica tener recelo contra la vida. Dividir el mundo en verdadero y aparente es una sugestión de la decadencia. Nietzsche va en contra de la verdad en la trascendencia y va a destacar a la intuición por encima de la razón. Lo que hasta ahora se ha creído estático y permanente (lo temporal, lo eterno, Dios) es en realidad una invención del pensamiento; mientras que lo que se había considerado apariencia (lo sensible, el devenir) será para Nietzsche lo único real. Frente a Platón, Nietzsche critica el devenir, el cambio incesante de Heráclito.

Crítica a la Epistemología Tradicional

Nietzsche critica a los filósofos como creadores de una cultura determinada, entendiendo por “cultura” el conjunto de valores que domestican al hombre, tanto a los clásicos como a los modernos. La ontología nietzscheana defenderá este mundo con todo lo que en él hay de pasional, instintivo y vital. En realidad, para Nietzsche no existen un mundo aparente y verdadero, sino solo el devenir constante del ser creando y destruyendo el mundo. Esto supone la negación absoluta de todo tipo de ontología que menosprecie la vida tal como es. Nietzsche opondrá la pluralidad de perspectivas frente a la rigidez del concepto «realidad». Y para ello llevará a cabo la genealogía de aquellas categorías o conceptos que representan un obstáculo contra la interpretación de la realidad como devenir, logrando así desenmascararlos. Las categorías del ser verdadero de las cosas son signos del no-ser, de la nada. Para Nietzsche, la única forma de comprender la realidad es a través de la metáfora y de la intuición. El término intuición se utiliza como adivinación, como mirada previa que penetra en la esencia misma, en el auténtico ser dinámico de la realidad. El término intuición se utiliza para designar la visión directa e inmediata de una verdad o realidad; y en este sentido se opondrá al razonamiento. Nietzsche plantea una intuición sensible, corporal y biológica, en la que el cuerpo se convierte en el auténtico medio de conocimiento que se expresa a través de la metáfora, ya que es la única capaz de expresar el auténtico ser de la realidad (dinamismo permanente). Esa es la forma de conocer propia del artista. Frente al hombre conceptual, opondrá al hombre intuitivo.

Nietzsche lleva a cabo el desenmascaramiento de los conceptos mediante la genealogía que permite desvelar el proceso por el que se ha pasado desde la metáfora original a esos conceptos. Toda palabra se convierte en concepto desde el momento en que deja de servir para la vivencia, única y original, a la que se debe su origen. Se pretende que el concepto sirva para expresar una multiplicidad de realidades. Esa fijación la produce la costumbre. Y esto es posible por la capacidad de abstracción que posee el hombre: en primer lugar, generaliza impresiones, las convierte en conceptos y así cree haber hecho frente al devenir que no soporta. La epistemología tradicional afirma que la realidad se corresponde exactamente con esas ideas que la mente humana ha ido formando. Y es eso mismo lo que Nietzsche cuestiona. Nietzsche cree que las ideas han tapado a los objetos de los que procede.

Crítica a la Moral y a la Religión

La Moral

Nietzsche se refiere a aquella moral que se opone a la vida, que va contra los instintos vitales. La base filosófica de esa moral contranatural es el platonismo: el mundo de las ideas sirve de más allá religioso para los cristianos, de forma que el platonismo acabó convirtiéndose en la metafísica cristiana. Esa moral pone el centro de gravedad del hombre no en esta vida, sino en otra. La vida acaba donde comienza el reino de Dios. Esa moral, como ha sido enseñada en Occidente, no es más que un síntoma de decadencia, de nihilismo. Es un juicio valorativo que va contra la vida misma. Lo que en sustancia se critica es la idea de un orden moral del mundo que sirva para dirigir la historia del hombre. El hombre sí que tiene órdenes, metas, pero son propias, inmanentes, humanas. Una guía absoluta tal como la propone la moral tradicional solo es posible si imaginamos a alguien fuera del mundo. «Si el concepto Dios ha sido hasta ahora la gran objeción contra la vida, nosotros negamos a Dios y de esta forma redimimos al mundo.»

Nietzsche distingue dos tipos de moral: moral de señores y moral de esclavos. La primera nace de espíritus elevados, de los que aman la vida, el poder, el placer; es una moral aristócrata y caballeresca. La segunda es moral de esclavos y pretende igualar a todos cambiando los valores. En la cultura europea los valores de la aristocracia guerrera eran la fortaleza, la valentía, pero allí se produjo la primera “transvaloración” por parte de la clase sacerdotal, que derrocó esos valores e impulsó los del hombre débil. Por ello Nietzsche reclama una nueva y segunda transvaloración que invierta esos falsos valores en otros favorables a la vida. Este es el núcleo central de la Genealogía de la moral, obra que constituye un ejemplo modélico de la aplicación del método genealógico. A través de un estudio etimológico e histórico, Nietzsche llega a la conclusión de que las palabras que en diversas lenguas significan “bueno” originariamente significaban “noble” y “malo” originariamente significaba “vulgar”. Son significados no morales creados por los nobles para separarse del pueblo. Con el paso del tiempo ambas palabras adquieren sentido moral y los que eran “malos” ahora son “buenos” y los que eran “buenos”, ahora son los “malos”. Los judíos fueron, según Nietzsche, los que iniciaron esta transmutación de los valores. La religión estaría en la base de un movimiento falseador. Los plebeyos imponen sus valores sobre los nobles; la compasión o el perdón logran que la fuerza de la vida sea despreciada. Triunfa así la moral de la mediocridad.

Si la moral en que vive el hombre es una negación a la vida, debemos derrumbarla para retomar los sentidos originales de las palabras bueno y malo. Para Nietzsche, en el futuro ocupará la moral de los nobles, surgiendo así un nuevo hombre, para poder vivir más allá del bien y del mal, recobrando la inocencia, llevando a la práctica el mensaje de Zaratustra.

Crítica a la Religión

Nietzsche afirma que toda religión nace del miedo del hombre hacia sí mismo y de su incapacidad para asumir su propio destino, pues cuando al hombre le invade un sentimiento de poder lo atribuye a otro ser más poderoso, a Dios. Como consecuencia de la idiosincrasia religiosa, Nietzsche llega a afirmar su carácter decadente, pues solo fomenta los valores mezquinos como la obediencia, el sacrificio, la humildad, sentimientos del rebaño. “La religión ha degradado el concepto de ‘hombre’; su consecuencia extrema es la noción de que todo lo bueno, grande y verdadero es de naturaleza suprahumana”. En Más allá del bien y del mal critica al cristianismo porque éste:

  • Invierte los valores vitales por los de un más allá.
  • Inventa otro mundo y desprecia a éste.
  • Fomenta los valores plebeyos.

La muerte de Dios significa la liberación del ser humano, ya que la idea de Dios es lo que impide al hombre ser él mismo. La muerte de Dios significa la negación de todo tipo de valores trascendentales, como el mundo de ideas platónico, el más allá, etc. Muere la cultura europea que está sustentada en la idea de Dios. Lo que muere es el Dios monoteísta, moral, uno-todopoderoso, pero renacen los dioses múltiples finitos.

Crítica a las Ciencias Positivas

La crítica a la ciencia tiene un sentido propio y preciso: es una crítica de la matematización de lo real. Esta matematización no nos ayuda a conocer las cosas, sino a establecer una relación cuantitativa. La pura determinación cuantitativa de las cosas tiende a anular las diferencias que realmente existen entre ellas, ya que el “modelo matemático” de la naturaleza se basa en la cantidad, la igualación, y no considera las cualidades propias de cada cosa. Pero querer reducir todas estas cualidades a cantidades es un error y una locura.

Nietzsche no ataca a la ciencia en sí, sino a una metodología determinada: el mecanicismo y el positivismo de su época, cuya metodología se inspira en la lógica reductora de las diferencias. La ciencia no es la verdadera interpretación de lo real, ya que nace de la repugnancia que siente el intelecto por un supuesto caos del mundo exterior e interior.

El Nihilismo

El nihilismo es un movimiento histórico, peculiar de la cultura occidental (en parte decadente). Se trata de la esencia de todo un destino de los pueblos occidentales. El nihilismo es el diagnóstico que hace Nietzsche de la situación en la que se queda el hombre tras la caída de todos los valores suprasensibles. Dentro de la filosofía nietzscheana, el término nihilismo tiene al menos dos significados:

  • Activo: signo de voluntad de poder de la persona que supera la angustia inicial que provoca la muerte de Dios.
  • Pasivo: la decadencia propia de la persona que se hunde ante la falta de referente y que vive “desfondado”, sin llegar a abrazar los valores de la vida.

Si la voluntad de poder se reduce, aparece el nihilismo pasivo. Cuando la vida pierde todo tipo de referentes, Nietzsche piensa que está a punto de surgir en Occidente. Con el pasivo surge inquietud y angustia, con falta de sentido. Pero existe una respuesta a esta crisis: es la fuerza capaz de sobreponerse a la crisis del nihilismo pasivo, potenciada por una enérgica voluntad de poder (activo). El nihilista activo derrumba sus propios valores. En su pensamiento encontraremos tres grandes momentos por los que pasa tal movimiento:

  • Nihilismo como consecuencia inmediata que sigue a la destrucción de los valores que habían estado vigentes hasta ahora. (Momento de la tremenda duda.)
  • Nihilismo como afirmación del propio proceso nihilista en tanto que consecuencia necesaria para superar el pensamiento platónico-cristiano. (Momento de la reflexión.)
  • Nihilismo como punto de inflexión hacia una nueva perspectiva del ser y del hombre. (Momento de la nueva elaboración sobre la vida.) Este tercer momento no es recorrido por la reflexión de la razón, sino por la voluntad de poder.

El nihilismo representa la opción de monoteísmo, por la existencia de una única verdad superior que guía al hombre a través de la razón. La frase “Dios ha muerto” nos desvela las dos caras del nihilismo antes estudiadas.

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