Ética y Moral: Libertad, Responsabilidad y la Forja del Carácter

La Moral: Libertad y Responsabilidad

La moral es una dimensión propia de las personas y las sociedades que surge al percibir formas de vida más humanas que otras. La vida moral tiene dos raíces:

  1. Libertad: Nos permite elegir nuestra forma de vida.
  2. Responsabilidad: Nos obliga a justificar nuestras elecciones.

La Acción Moral

No hay Personas Amorales

Un ser amoral actúa automáticamente, sin ser dueño ni responsable de sus actos, como los animales. Las personas, en cambio, somos morales o inmorales. Al actuar, no lo hacemos automáticamente, sino que imaginamos posibilidades, elegimos una y la justificamos (si queremos ser racionales). Una persona inmoral no actúa según las normas de conducta establecidas.

La Forja del Carácter

Ética (ethos) y moral (mos) se refieren al carácter que forjamos a lo largo de la vida, y a nuestras costumbres. Al nacer, tenemos un temperamento (sentimientos y pasiones), un talante (modo de afrontar las cosas) y un carácter (modo de ser) difíciles de modificar. Sin embargo, podemos adquirir un nuevo carácter eligiendo las propiedades que nos realizan como personas.

Autores como Zubiri o Aranguren plantean dos tipos de propiedades: por naturaleza y por apropiación. El ser humano, una realidad moral, tiene propiedades por apropiación. Adquirimos nuevas propiedades mediante la repetición de actos, convirtiéndose en hábitos de comportamiento. Estos hábitos, si nos predisponen a obrar bien, son virtudes; en caso contrario, son vicios.

La Conciencia Moral

La conciencia moral capta los principios para distinguir entre lo bueno y lo malo. Nos permite formular juicios prácticos considerando estos principios y nuestra situación. Por ejemplo, «no mentir es bueno», pero hay situaciones donde mentir puede ser conveniente para evitar el dolor ajeno.

Comprender un principio moral implica aplicarlo. La mentira suele ser mala porque nos instrumentaliza a nosotros o a otros.

La conciencia también realiza la autocrítica, alabando o desaprobando acciones, castigando las malas con remordimiento. La responsabilidad existe solo en seres libres y conscientes.

Libertad Externa e Interna

La libertad externa implica que nadie nos impida actuar como queramos (respetando leyes y costumbres). Es mayor en algunas sociedades que en otras, y se pierde en prisión o dictaduras.

La libertad interna (o libertad de la voluntad) permite decidir sobre cuestiones que nos afectan. Aunque no tengamos libertad externa, podemos tener libertad interna (ej. decidir no comer en la cárcel). La libertad interna es libertad moral: capacidad de conducir la vida según criterios propios. Se pierde con drogas, hipnosis, etc.

Determinismo y Libertad Interna

La libertad interna es la capacidad de la voluntad de actuar sin estar determinada por algo ajeno. Debe iniciar causas sin que el acto inicial tenga una causa (para ser libre). Hay dos posturas:

  1. Determinismo: Nada ocurre sin causa, ni la conducta humana.
  2. Aun estando condicionados, tenemos conciencia espontánea de actuar libremente.

Condicionamiento y Determinación

Estar condicionado no es estar determinado. Estar condicionado implica no tener libertad absoluta, pero sí suficiente para ser responsable. Estar determinado niega la libertad. La libertad humana está condicionada (temperamento, sociedad, economía, educación), pero estos factores no la eliminan, incluso la potencian al proporcionar la herencia cultural para elegir.

El Determinismo Cosmológico: El Destino

Los estoicos (siglo IV a. C.) creían que para saber cómo comportarnos debíamos conocer el orden del cosmos. Recurrieron a Heráclito: todo tiene una razón (causa). La serie de razones no es infinita, existe una razón primera, una ley que rige el universo: el destino (incontrolable para los hombres).

El camino ideal a la sabiduría era reconocer que, aunque la felicidad exterior depende del destino, la paz interior se logra siendo insensibles al sufrimiento y a las opiniones ajenas. La imperturbabilidad es la fuente de la felicidad. Esto originó la distinción entre dos mundos: libertad interior (depende de nosotros) y mundo exterior (no depende de nosotros).

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