Hume: El Problema del Conocimiento
Entendemos por experiencia la percepción externa (sentidos) o percepción interna (emociones). Percepción es todo aquello que sucede en nuestra mente. Cualquier idea tiene como causa una impresión, y las impresiones pueden ser simples o compuestas. De cada impresión surge una idea. Para Hume, la experiencia es el origen de nuestros conocimientos, pero también un límite infranqueable: no podemos conocer lo que está más allá de la experiencia y, al mismo tiempo, el conocimiento basado en la experiencia pasada nunca tiene seguridad absoluta.
Hume distingue entre dos formas de conocimiento, y ninguna ofrece seguridad ni fiabilidad:
Conocimiento basado en la experiencia
Este conocimiento se establece a partir de nuestra experiencia sensorial, de la observación mediante los sentidos de lo que ocurre a nuestro alrededor. Nuestros sentidos nos proporcionan datos, a los que Hume llama “impresiones”, y la mente, a partir de dichos datos y usando sus propios mecanismos, elabora ideas más o menos complejas. Hume considera que estas ideas no son seguras ni totalmente fiables, ya que, por muchos casos iguales que se hayan observado, el siguiente caso puede ser distinto y, por tanto, invalidar la generalización obtenida de la experiencia pasada (Problema de la inducción). Según Hume, la confianza en la inducción es psicológica y se basa en la costumbre o el hábito: al ver que ciertos acontecimientos han sucedido siempre de una determinada manera, se produce en la mente humana la creencia de que sucederá siempre así. Lo mismo ocurre con el mecanismo causa-efecto, que parece garantizarnos que las relaciones causales observadas en el pasado se conservarán en el futuro.
Conocimiento metafísico
La segunda forma de conocimiento criticada por Hume es la que pretende conocer lo que está más allá de la experiencia. Esto es lo que en filosofía se llama conocimiento metafísico: el conocimiento de entidades como Dios o el alma humana, para las que no poseemos experiencia sensorial directa. Aquí el argumento de Hume se limita a aplicar uno de los principios esenciales de su filosofía: no podemos conocer nada si nos faltan los datos sensoriales correspondientes. Y ese es el caso cuando pretendemos saber algo sobre Dios o sobre el yo personal. Dios no puede ser percibido y, por tanto, nada podemos asegurar racionalmente sobre su existencia o no existencia. De la idea de un yo personal tampoco tenemos impresión directa, porque nunca logramos percibir el yo como algo diferente de todas nuestras percepciones. Hume, por tanto, declara sin valor el conocimiento de lo que está más allá de la experiencia.
Tomás de Aquino: El Problema de Dios
Respecto al problema de Dios, Aquino diferencia entre fe y razón. Establece que ambas proceden de Dios, pero que, al mismo tiempo, contraponiéndose a la teoría de la doble verdad de Averroes, son independientes. La razón puede alcanzar la verdad por sí sola y ayuda a la fe aportando datos para esclarecer la verdad revelada, y la fe ayuda a la razón guiándola cuando esta se confunde.
Aquino analiza el ser y los seres partiendo de la existencia de un ser creador que existe por sí mismo y cuya esencia es la existencia, es decir, es eterno y no muere. Este ser es Dios y se identifica con lo que Aristóteles llamaba “acto”. También analiza la existencia de los seres creados, que existen por otro (Dios) y cuya existencia es la no-existencia (morir), los cuales se identifican con la “potencia” de Aristóteles.
Sobre la existencia de Dios, Tomás de Aquino establece que Dios no es evidente y que es necesaria su demostración, la cual no puede ser a priori, sino a posteriori de la experiencia. Esta demostración se realiza a partir de las cinco vías:
- El movimiento: Todo ser es inmóvil y debe ser movido por otro.
- La causalidad: Ninguna cosa puede ser causa de sí misma, ya que existiría antes de existir (lo cual es imposible); por ello, necesita la causa incausada, que es Dios.
- La necesidad: Los seres contingentes exigen la existencia de un ser necesario, porque, al tener la posibilidad de no existir, significa que en algún momento no han sido y alguien les ha hecho ser.
- Los grados de perfección: Todo ser imperfecto necesita a su perfecto, y el punto culminante es Dios.
- La inteligencia ordenadora: Como todo ser ordenado requiere un ordenador supremo, debe existir algo o alguien que ordene.
Estas cinco vías suponen la demostración racional de Dios, siguen el método aristotélico de observación directa y su forma de conocimiento, pasando de lo concreto a lo general. Además, siguen una estructura que pasa por la experiencia sensible, el principio metafísico y la imposibilidad del infinito para finalmente llegar a la solución.
El Problema del Hombre
La antropología tomista explica al hombre siguiendo la teoría hilemórfica, donde la naturaleza humana es un compuesto de materia prima y forma sustancial, componiéndose esta última de alma racional y materia prima, formando un único ser. Al morir el cuerpo, el alma deja de informar a este y se corrompe, pues necesita del cuerpo para ejercer la sensación y parte de la experiencia, ya que Aquino afirma que la unión entre alma y cuerpo no es castigo, sino que saca provecho (esto es un claro signo de monismo aristotélico). Por otra parte, con esta unión es difícil afirmar la inmortalidad del alma, pues esta es incorruptible, una forma subsistente que puede existir sin necesidad del cuerpo.