Análisis Comparativo de la Filosofía Occidental
Apariencia y Realidad
Nietzsche defiende que la realidad es puro cambio, puro devenir, siguiendo la postura de Heráclito. Considera que todo lo estático e inmutable no es «ser», sino «no-ser». Para él, no existe la antítesis apariencia-realidad, ya que la apariencia lo es todo. Niega la existencia de la realidad en sí kantiana, porque solo existen los fenómenos, es decir, las apariencias.
Platón, por otro lado, divide la realidad en dos mundos:
- El mundo de las Ideas: El mundo real, inmutable y perfecto, formado por las Ideas, que son la verdadera esencia de las cosas.
- El mundo sensible: Una copia imperfecta del mundo de las Ideas, un mundo engañoso de cambio y devenir, formado por las sombras o imágenes de las Ideas.
Según Platón, el mundo sensible fue creado por un Demiurgo, un Artífice, tomando como modelo el mundo de las Ideas. Consideraba que el ser humano solo debía ocuparse de las realidades inmutables (Ideas) a través de la ciencia y la dialéctica.
Heráclito, de quien Nietzsche tomó la idea del cambio y del devenir, resume su filosofía en la máxima “todo fluye, nada permanece”. Para él, la realidad es puro cambio, negando el ser inmutable. Defiende que la realidad sensible se percibe a través de los sentidos y está compuesta por elementos en continua lucha.
Dios
Una de las tesis centrales de Nietzsche es la «muerte de Dios», considerando esta idea como la más perjudicial para la humanidad. Argumenta que el ser humano débil recurre a Dios para escapar del sufrimiento. Con la muerte de Dios, desaparecería la moral impuesta y el ser humano se liberaría, situándose más allá del bien y del mal.
Para Kant, Dios es un postulado de la razón, una realidad sin experiencia ni conocimiento, pero necesaria como garantía de la existencia humana. Solo Dios puede avalar que quienes se han hecho dignos de la felicidad la alcancen. Dios, junto con la inmortalidad del alma, garantiza que virtud y felicidad se identifiquen.
Feuerbach argumenta que Dios es producto de la alienación religiosa del hombre, una proyección del ser humano fuera de sí mismo. Cuando el hombre se da cuenta de esto, se atribuye las cualidades divinas y deja de estar alienado.
Ética
La ética de Nietzsche se basa en la crítica y transvalorización de los valores occidentales. Critica la metafísica, el conocimiento, la ciencia, la moral y el cristianismo. Con el superhombre, se crearían los valores verdaderos de la moral de los señores.
Kant propone una ética formal, sin contenido, que determina la forma de actuar. Sus imperativos categóricos obligan al cumplimiento sin condiciones: «Actúa según aquella máxima por la cual quieras, al mismo tiempo, querer que se convierta en ley universal» y «Trata a todo ser humano no como un medio, sino como un fin en sí mismo». Actuar éticamente es actuar desinteresadamente, por respeto al deber.
Para Aristóteles, la ética es un saber práctico con dimensión teleológica: actuamos buscando un bien. El Bien Supremo es la felicidad, aunque se encuentra en algo diferente para cada uno. Su ética es material, indicando qué hacer para alcanzar la felicidad. Destaca las virtudes éticas, que controlan los deseos y pasiones, y la prudencia, que nos hace actuar correctamente.
El Ser Humano
Para Nietzsche, el hombre occidental es débil, temeroso de la vida y dependiente de un ser divino. Presentan la moral de los esclavos, resentidos e incapaces de crear valores.
Platón considera al ser humano un ser dual, con un alma inmortal e inmaterial (psique) atrapada en un cuerpo (soma). El alma comunica el mundo divino con el terrenal. Diferencia tres psiques: el nous (gobierno y conocimiento), el thymos (valentía) y la epithymia (deseos y pasiones).
Para Aristóteles, el hombre es un ser animado con alma, principio vital que da energía al cuerpo. Alma y cuerpo son complementarios. Distingue tres almas: vegetativa (plantas), sensitiva (animales) e intelectual (humanos).