El Contrato Social en la Filosofía Política de Kant: Un Análisis

El Contrato Social en la Filosofía Política de Kant

Contexto y Bases del Pensamiento Kantiano

El pensamiento político de Immanuel Kant se enmarca dentro de la corriente del contractualismo. Su pensamiento surge en el clima de optimismo propio de la Ilustración y recoge las influencias de otros teóricos importantes como Montesquieu, Rousseau y Hobbes.

En efecto, Kant introdujo en su filosofía práctica la idea de contrato social que conoció gracias a la obra de Rousseau. Sin embargo, entre ambos planteamientos existe un salto cualitativo importante. Para Kant, el contrato social es una idea regulativa de la razón práctica, un postulado trascendental. Es decir, el contrato social es ya una norma en sí mismo, una idea de la razón pero con indudable vinculación práctica, pues obliga al legislador a que actúe “como si” las leyes que dicte pudieran haber nacido de la voluntad general de todos.

Esta voluntad general y la idea de contrato social representan un ideal de la razón. Esto significa que no se trata de hipótesis históricas, ni de algo que se podrá realizar en un futuro utópico, sino simplemente que son un punto de referencia regulativo para legitimar o deslegitimar las prácticas políticas reales.

La Soberanía en Kant vs. Rousseau

Además, existe otra importante diferencia con respecto a la idea de soberanía. Para Rousseau, la soberanía recae en el pueblo; es decir, el auténtico soberano es la voluntad unida de todo el pueblo, de tal manera que ese mismo pueblo sometido a leyes debe ser el legislador de las mismas. Todo el pueblo es legislador.

Para Kant, el soberano (monarca o diputados) es elegido por el pueblo, por los ciudadanos. Los legisladores son representantes del pueblo, a diferencia de Rousseau. Ahora bien, Kant distingue entre ciudadanos pasivos y ciudadanos activos, y otorga el derecho de participación política a los ciudadanos activos. El fundamento de esta distinción es la independencia económica de los individuos. Así pues, el ciudadano activo, que no depende de otros para su supervivencia, puede participar en la elección de sus representantes políticos. Quedan excluidos de la participación política los ciudadanos pasivos (asalariados), las mujeres y los niños, que lo único que pueden hacer es dar su consentimiento sin más a las leyes.

El Contrato Social en Kant vs. Hobbes

La concepción del contrato social kantiana guarda también semejanzas y diferencias con el contractualismo que Hobbes desarrolló un siglo antes. Tanto para un autor como para otro, la necesidad del contrato social es consecuencia de la situación de guerra y violencia entre los hombres. Kant aquí se aleja de Rousseau, que creía que el hombre en el estado de naturaleza es bueno y que es la sociedad quien lo corrompe. En el estado de naturaleza, el hombre no es pacífico y bueno, sino más bien, como advirtiera Hobbes, “un lobo para el hombre”.

Esa situación de violencia es la que exige la paz. Desde esta perspectiva, la paz se convierte en un deber moral. Y esta es la diferencia con Hobbes: la razón práctica obliga a evitar la guerra y buscar la paz. Alcanzar el Estado civil es una obligación moral. En Hobbes no existe ese deber moral, sino simplemente la necesidad y el interés de salvaguardar la vida.

El Papel del Soberano

Existe aún otra importante diferencia entre Kant y Hobbes relativa al papel del soberano. Mientras el soberano de Hobbes posee un poder ilimitado, el soberano kantiano estará siempre limitado por la idea de contrato social y la idea de voluntad general, que le obligan a dictar sus leyes como si fuesen resultado de la voluntad unida del pueblo.

La Influencia de Montesquieu: División de Poderes

Otro autor de no menos importancia al que hacíamos referencia anteriormente es Montesquieu. De él recoge Kant un elemento esencial: la división de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial. Tal división es esencial, pues garantiza que las formas de gobierno, en general, no se vuelvan despóticas.

Si no hay fuerza que se oponga a los arbitrios del soberano (pues tanto el ejército como la ley y su aplicación están de su parte), el gobierno degenera en el autoritarismo y el capricho de los gobernantes. Porque hay oposición de poderes hay protección de derechos, y se ha mostrado históricamente que los Estados a los que nada se les opone concluyen siendo Estados totalitarios. Por lo tanto, lo que Montesquieu defendía ya era una forma jurídica de organización política con un equilibrio de poderes.

La Relevancia de Kant en la Actualidad: J. Rawls

Podemos concluir señalando la estrecha vinculación que guarda el pensamiento político de Kant con autores contemporáneos como John Rawls. Este autor recoge la idea trascendental kantiana de contrato social en su obra “Teoría de la Justicia”, donde se enfrenta a posiciones neoliberales sobre el papel del Estado en el reparto equitativo de los bienes de la sociedad.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *