El Alma Humana: Descartes, Aristóteles y la Conciencia

El Alma Humana: Perspectivas Filosóficas

Descartes: El Pensamiento como Esencia

Según Descartes, la existencia del alma no necesita ser demostrada, ya que está presente en cualquier acto de autoconciencia. Esta queda a salvo de la duda y, por tanto, el pensamiento es la primera certeza. Es indudable que pensamos, somos pensamiento y conciencia. Luego, somos espíritu y alma. El pensamiento es el alma y es el hecho primero irrefutable. El alma es, pues, objeto de intuición, conocimiento directo. Es el objeto primero que se da en todo acto de conciencia. Pienso, luego existo.

Aristóteles: El Alma como Principio Vital

Aristóteles plantea el principio de las funciones vitales antes que el principio del pensamiento. Es aquello que lo hace posible, aquello por lo que vivimos y nos diferenciamos de los seres inertes. Los seres vivos tienen una serie de características que les son propias, como comer, dormir, nacer, morir, reproducirse, pensar (en el caso de los hombres). A esto lo llamamos operaciones vitales, y el alma es lo que las hace posibles. Los seres vivos tienen alma, están animados, al contrario de los inertes. Los seres vivos realizan esta serie de actividades, al contrario que los inertes, pero la diferencia no puede estar solamente en lo material, puesto que en ello ambos seres coinciden. Por lo tanto, no es por el cuerpo que tenemos vida los seres corpóreos, sino que hay que afirmar la existencia de otra cosa llamada alma.

Argumento de la Sensación Moral

La aspiración al bien, la necesidad de que este se cumpla y la conciencia es la esencia de la conciencia humana. Pero esto es más que un recurso para la supervivencia, esto es lo que le da sentido. Pero el bien no se cumple nunca y del todo en este mundo. La conciencia o la voluntad humana no puede realizarlo. La voluntad es pura, pero no santa. Por eso debe existir la inmortalidad del alma y una vida futura para cumplir este bien. De lo contrario, sería un absurdo, se produciría una contradicción: que la conciencia fuera la necesidad del bien y, al mismo tiempo, la imposibilidad de realizarlo. Pero la conciencia moral no es un absurdo, es lo más hermoso y digno del hombre; luego, existe una vida futura o la inmortalidad del alma.

Por el Carácter Insustituible de la Persona Humana

Tenemos que tener un alma porque, si no, todos seríamos iguales. Si todo se redujese a la actividad de la materia y a un cuerpo con un sistema nervioso muy desarrollado, seríamos todos iguales, puesto que el cuerpo es un puro mecanismo. Por mucho que una persona se parezca o identifique con otra, nunca son equivalentes. Por lo tanto:

  • La persona humana es única.
  • El cuerpo humano es mecánico.
  • Un mecanismo nunca es único.
  • Luego, la persona humana no es solo cuerpo.

Lo físico no se reduce a lo psíquico: actos mentales irreductibles a actos físicos.

Tipos de Inteligencia

La Inteligencia Humana como Pensamiento Propiamente Dicho

La inteligencia característica humana es lo que llamamos pensamiento lógico abstracto, conceptual y lingüístico. Hay dos tipos: inteligencia práctica (que es la que ya hemos explicado) e inteligencia simbólica o pensamiento (capacidad ilimitada de resolver problemas porque se tiene conciencia de la realidad). Pensar es conocer mediante conceptos y manejarlos en la conciencia, sirviéndose de representaciones simbólicas para comprender la realidad. Pensar es manejar la realidad en la mente, hacernos conscientes de la realidad como tal. Pensamiento: conocimiento por conceptos. Entendimiento: proceso de abstracción dividido en conceptos, juicio y razonamiento. Elevando de lo conocido a lo desconocido y de lo presente a lo latente.

Inteligencia como Conciencia Objetiva o Facultad de Realidad

La inteligencia como conciencia objetiva es la capacidad de comprender la realidad como tal, tomando las cosas así mismas como realidades. La inteligencia, en última instancia, nos hace conscientes de la realidad, conscientes del mundo, de sí mismo y de las cosas como entidades con estatuto ontológico. Es la diferencia cualitativa entre el animal y el hombre, no solo en la conducta, sino también en la mente. Tener sentido de lo real y del ser mismo es la inteligencia. La conciencia como autoposesión de nosotros mismos y capacidad de decisión. Esto supone la capacidad de asumirse a sí mismo y de conducirse. Detención en el mecanismo de la acción: optar por hacer una cosa o no, de quererla o no quererla y de negarse aunque estuviésemos obligados a hacerla.

La Inteligencia como Conciencia Humana y Dimensión del Espíritu

La inteligencia como conciencia objetiva no es un mero recurso al servicio de la vida, sino que sitúa al hombre en una nueva dimensión: la del espíritu. Denota un modo de ser y de comportarse y un tipo de aspiraciones que, con mucho, difieren y superan los de la vida o de los puros organismos vivos. Marca una diferencia cualitativa: no se mantiene en el interés de lo puramente vital, sino que manifiesta otro tipo de interés y de fines: el interés por el ser, la verdad, el sentido, el valor. Esto nos sitúa en el plano del espíritu. El ser humano no solo busca una satisfacción de una necesidad vital, sino la preocupación y la necesidad de ser un ser consciente, busca la verdad y darle un valor a la vida.

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