Contexto y Significado del Mito de la Caverna en la Obra de Platón

Contextualización Teórica e Histórica de Platón

1.1 El Texto en la Obra a la que Pertenece y en Relación con las Otras Obras del Autor

La República, en cuyo libro VII se encuentra el Mito de la caverna, está formado por diez libros y en ella trata de lo que el hombre es y de lo que debe ser para alcanzar la perfección. Es una obra sobre ontología (lo que es) y sobre paideia (lo que debe ser).

En esta obra Platón afirma que el único gobierno justo posible es un gobierno de filósofos, comprendiendo por filósofo aquel que puede alcanzar lo que es siempre igual a sí mismo (las ideas de Bien y Justicia), y que una polis justa será aquella que ponga en práctica la paideia: proceso educativo por el que el ciudadano, abandonando la ignorancia, alcanza el conocimiento verdadero, esto es, la perfección. La idea de Bien y la idea de Justicia son las ideas supremas. En el Mito de la caverna nos cuenta alegóricamente en qué consiste la educación.

Además, trata la democracia, que en lugar de educar al pueblo se contenta con satisfacer sus pasiones. El régimen político perfecto es aquel en el que reina la justicia individual y colectiva, reina la Verdad. Sólo el sabio (filósofo) que es capaz de alcanzar la idea de Bien es el que debe gobernar. La política sólo es posible a partir de la filosofía.

Platón dejó una extensa obra literaria. Esta obra consiste en un conjunto de diálogos en los que Sócrates es el personaje central. Su vida se extiende desde el 427 a.C. hasta el 347 a.C.

Su obra suele clasificarse en tres períodos:

1. Diálogos Socráticos

Escritos en su juventud, todos ellos reproducen fielmente la actitud del Sócrates histórico. Muestran la primacía de lo interior sobre lo exterior y exhortan a quien quiera oírle al cuidado del alma. Además, tienen importancia El Protágoras y El Gorgias, en los que Sócrates discute con los sofistas.

2. Diálogos Doctrinales

Escritos en su madurez, Platón expone toda su doctrina ontológica, pedagógica, moral y ético-política, basada en la teoría de las Ideas y en la teoría del Bien. Platón utiliza a Sócrates como mero personaje dramático, como portavoz de teorías que son sólo de Platón. Sócrates sólo interrogó, nunca quiso dar respuestas ni defender doctrinas. Los diálogos más importantes son:

La República

Se ocupa de la relación entre lo sensible y lo inteligible, se define como «imitación» y «participación». Lo que se propone es hallar los distintos caminos por los que el hombre puede alcanzar lo inteligible.

En La República el camino es la educación, entendida como liberación simbolizada por la ascensión del prisionero.

El Fedón

Propone el camino de la purificación, la separación del alma y el cuerpo, de manera que el alma pueda aproximarse a lo que es real en sí mismo de acuerdo con lo que es justo y bueno. Esta separación alma-cuerpo significa la muerte. «Filosofar, dice Platón, es morir en complacencia» y también «la filosofía es una práctica de la muerte».

El Banquete y El Fedro

Se habla de otro camino, el del amor a la belleza. Platón presenta al amor como un daimon (un genio), un intermediario entre los hombres y los dioses, porque acercaba lo humano a lo divino. Habla del recuerdo como medio para llegar a lo inteligible. Según Platón, todo el mundo sensible es una evocación del mundo inteligible que el alma contempló en su existencia anterior y que ahora debe esforzarse en recordar. Para Platón conocer es reconocer y aprender es recordar las ideas a la vista de las cosas. El arte mayéutico de Sócrates sería el auténtico método de enseñanza, pues consiste en ayudar al que aprende a recordar las ideas, cuyas huellas están en el fondo de cada uno. El hombre no es sabio; sólo los dioses poseen la sabiduría. Pero el hombre sí es filósofo, ama el saber y puede aproximarse a la sabiduría de los dioses, posible por la purificación, el recuerdo y el amor.

3. Diálogos Críticos

Escritos en su vejez, hace una revisión crítica de su teoría de las Ideas y cuestiona los conceptos de «imitación» y «participación». Acaba por reconocer que el devenir y los contrarios están también en el mundo inteligible. Esta relación de oposición entre las ideas es lo que permite delimitar, definir y diferenciar el ser de cada cosa. La revisión se lleva a cabo en El Parménides y El Sofista; ya no es Sócrates el personaje central.

La Carta VII, escrita al final de su vida, hace balance de sus viajes a Sicilia y hace una crítica severa de la «escritura», como medio inadecuado para expresar el pensamiento, pues suelen creer que han aprendido algo porque saben repetir la fórmula que encontraron escrita.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *