El Pensamiento Cartesiano: Cogito, Substancias y Existencia Divina

La Ontología de Descartes

El Problema del Solipsismo

El primer problema al que se enfrenta Descartes, una vez desarrollada su teoría del conocimiento, es el solipsismo. «Solipsismo» significa «encierro del sujeto en sí mismo». Descartes resuelve este problema en dos ocasiones:

  • La solución gnoseológica consiste en sostener que las matemáticas funcionan como puente de comunicación entre el sujeto y el objeto de conocimiento.
  • Motivado por los argumentos escépticos más radicales, ofrece una respuesta metafísica que otorga garantías de realidad al conocimiento humano.

La Duda Metódica

La duda metódica consiste en usar la duda como método para alcanzar verdades indudables. Descartes asume el papel de un escéptico radical para encontrar verdades a prueba de bombas, con el fin de forjar una base sólida para el «edificio del saber». Se realiza en tres pasos:

  1. Dudar de los sentidos. Descartes acepta provisionalmente la hipótesis escéptica de que todo lo percibido es engañoso y falso, como espejismos en el desierto.
  2. Dudar de la diferencia entre sueño y vigilia. Descartes considera la hipótesis escéptica de que desaparece la distinción entre realidad y ensoñación, basándose en la experiencia común de soñar situaciones verídicas.
  3. Dudar de la universalidad de la razón. Descartes afirma que la inteligencia humana no es «una e idéntica», sino que varía de persona a persona. En las Meditaciones metafísicas, introduce la hipótesis del genio maligno: un ser todopoderoso que nubla nuestro juicio, haciéndonos creer, por ejemplo, que 2+2=4 cuando en realidad 2+2=5.

Tras estos pasos, Descartes afirma que hay al menos una verdad indudable: que somos seres que dudamos. «Yo dudo, por lo tanto soy». Dudar es una operación del pensamiento, por lo que la expresión se convierte en «pienso, luego soy» (cogito ergo sum, o ego cogito, «yo pienso»). Con la duda metódica, Descartes establece la idea clave de la modernidad: el sujeto de conocimiento como primer principio teórico.

Las Tres Substancias: Res Cogitans, Res Extensa y Substancia Divina

La primera substancia que establece el pensamiento racional es la res cogitans, la «cosa pensante». Por oposición, aparece el mundo físico material, la res extensa. Pensamiento y extensión tienen modos de ser opuestos: el primero es incorpóreo, mientras que la res extensa es corpórea, física, ocupa extensión y es numerable, calculable. Ambas substancias configuran el sujeto y el objeto de conocimiento. Descartes propone la necesidad metafísica de la substancia divina para garantizar la existencia real e independiente de ambas.

Las Demostraciones de la Existencia de Dios

Descartes ofrece tres argumentos para demostrar que Dios es bueno, perfecto y existe:

  1. Dios como idea innata. Descartes distingue tres tipos de ideas: adventicias (origen empírico), facticias (creadas por la mente) e innatas (inherentes a nuestra naturaleza). La idea de Dios, infinitamente perfecto, no puede ser adventicia ni facticia. Su origen debe ser Dios mismo.
  2. Perfecciones infinitas en seres finitos. Siendo finitos e imperfectos, no podemos ser la causa de las ideas de perfecciones infinitas. Dios debe ser la causa de dichas ideas.
  3. El argumento ontológico. Siendo Dios ilimitado e infinitamente perfecto, tiene que existir necesariamente, ya que su inexistencia implicaría limitación. La bondad de Dios está en su esencia, ya que la maldad sería una imperfección.

Los tres argumentos concluyen que Dios existe, es infinitamente perfecto y bueno. Garantiza la existencia de las otras dos substancias (pensamiento y mundo), la validez del conocimiento racional y elimina el escepticismo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *