Naturaleza Humana y Cultura: Origen y Conceptos

La Cultura: Una Segunda Naturaleza

¿Qué Entendemos por Cultura?

La cultura es la capacidad de aprendizaje para adaptarnos a situaciones nuevas. Sorprendentemente, pequeñas diferencias genéticas acaban suponiendo abismales cambios en el comportamiento, acentuadas por la aparición del lenguaje. En los humanos, la cultura actúa como una segunda naturaleza. Ninguna especie presenta una capacidad de aprendizaje tan grande y prolongada como la especie humana. Esta capacidad se ve favorecida tanto por el lenguaje como por la sociabilidad. Lenguaje, socialización y aprendizaje son los principales factores humanizadores y la base de la cultura.

El Concepto Pedagógico de Cultura

¿Cuándo aparece la cultura? Hay 5 momentos:

  1. Originariamente, la cultura no era más que agricultura.
  2. A partir del siglo XVIII, se empieza a hablar de cultura animi, es decir, del proceso de adquisición de conocimientos. Así nace un concepto elitista entendido como un saber académico.
  3. Más tarde, durante la Ilustración, la cultura es para todos.
  4. Hacia el siglo XIX, aparece un nuevo concepto de cultura: es todo aquello que los individuos aprenden en el seno de una sociedad, la cultura es todo.
  5. La cultura va ligada al aprendizaje y a la vida social. Es un paso atrás porque volvemos al principio. Toda persona tiene cultura.

El Concepto Antropológico de Cultura

Hacia el siglo XIX, aparece un nuevo concepto de cultura, es decir, todo aquello que los individuos aprenden en el seno de una sociedad. La cultura va ligada al aprendizaje y a la vida social.

¿Ángeles o Demonios?

¿Cómo es la Naturaleza Humana?

¿Nacemos sociales o aprendemos a serlo?

Sociales por Naturaleza

Es la afirmación de toda la filosofía clásica. Las personas nos buscamos las unas a las otras. Aristóteles aportaba otro argumento: la existencia del lenguaje. La palabra crea vínculos y establece relaciones. El lenguaje otorga un nuevo marco de posibilidades a la sociabilidad humana.

Movidos por el Egoísmo

No todo el mundo comparte la tesis de la sociabilidad natural. Hobbes nos muestra una visión profundamente pesimista de la naturaleza humana. Según Hobbes, los individuos somos egoístas y agresivos por naturaleza. En consecuencia, el hombre se asocia a otro hombre porque el ser egoísta se siente más cómodo en la sociedad.

Ni Ángeles ni Demonios

¿Qué conclusión podemos extraer de todo esto? Si miramos la cooperación humana, lo natural es la vida en comunidad. Si nos fijamos en la otra cara de la moneda, pensaremos que lo que impera en nuestra naturaleza es el egoísmo y la agresividad. No somos ni buenos ni malos por naturaleza. Somos seres complejos. Lo que nos caracteriza es el conflicto. Kant se refirió a la insociable sociabilidad.

En Busca de Nuestro Origen

Teorías Creacionistas

Es la primera respuesta a la pregunta del origen del hombre. Para algunos filósofos, la explicación de nuestro origen estaría en la manera como actuamos: estímulo/respuesta. Para otros, sería reducir el hombre a la mínima expresión. Para otros, somos seres creados por Dios. La palabra origen aquí se refiere a nuestras actuaciones. En esta nueva ruta, seguiremos las huellas de la biología y de la antropología cultural. Con ellas, nos preguntamos por nuestro origen. Analizaremos asimismo el papel que desempeñan la biología (en cuanto al cuerpo) y la cultura (en cuanto al alma). Hay una coincidencia de fondo en la idea de que el ser humano fue creado por un ser divino preexistente (es lo que afirman los creacionistas). Esta forma de pensar se llama creacionismo y es el sistema que define a las teorías creacionistas. Las teorías creacionistas cristianas afirman que, en lo sustancial, Adán y Eva no eran demasiado diferentes a nosotros.

El Fijismo Aristotélico

Si nos desplazamos del terreno religioso al dominio estrictamente filosófico, tampoco encontraremos ninguna huella del evolucionismo hasta finales del siglo XVIII. La teoría que dominó el panorama filosófico fue el fijismo y su impulsor Aristóteles, que decía que las especies no han sido creadas por nadie, sino que son eternas, fijas e inalterables. El fijismo coincide con el creacionismo en la negación de toda evolución. Fue necesario adaptar la teoría aristotélica a las exigencias de la Biblia, sustituyendo la eternidad de las especies por su creación por parte de Dios. Se trataba de evitar a cualquier precio la hipótesis de que las especies actuales pudiesen haber surgido por evolución de otras ya extinguidas.

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