Jean-Jacques Rousseau
En su recorrido por Europa, Jean-Jacques Rousseau fue criticado y admirado a la vez, perseguido por católicos y protestantes, enemistado con enciclopedistas como Voltaire. Su Discurso sobre las ciencias y las artes, ensayo con el que gana el Premio de la Academia de Dijon, pone de manifiesto que la ciencia, las artes y la filosofía son fruto de la ociosidad de los hombres y de su deseo de destacar sobre los demás. La envidia y la vanidad son las debilidades humanas que han llevado a esta carrera desenfrenada por el progreso.
Crítica al Optimismo de la Razón
La idea de progreso es dominante en la civilización europea del siglo XVIII hasta nuestros días, aunque ha entrado en crisis gracias a corrientes como la Escuela de Frankfurt. Rousseau cuestiona la cultura del optimismo, fundada en una técnica creciente y una economía en progresiva consolidación.
El Hombre en Estado de Naturaleza: Su Antropología
El motivo dominante de la obra de Rousseau es el contraste entre el hombre natural y el hombre artificial, origen de la desigualdad y de todos los males. El lustre que la civilización ha dado al hombre es solo apariencia y vanidad. Aunque Rousseau parte de la hipótesis del hombre en estado de naturaleza, tiene un enfoque diferente al de Hobbes, pues no es un estado de guerra de todos contra todos, sino de felicidad total. El buen salvaje es el arquitecto del hombre rousseauniano, un ser humano bueno que busca su autoconservación. El hombre, antes que razón, es sentimiento, y los sentimientos dominantes en su naturaleza son el amor a sí mismo (instinto de supervivencia) y la conmiseración (rechazo a producir sufrimiento ajeno). Por ello, el estado natural es un estado de paz, pues no hay posesiones ni pasiones por las que enfrentarse.
Del Estado de Naturaleza a la Sociedad
El fin del estado de naturaleza se produce como un cambio con pasos sucesivos. Al crecer las necesidades, surgen la competencia y el conflicto. La única amenaza en el estado natural es la propia naturaleza (catástrofes naturales, escasez de alimentos). Con el sedentarismo y la agricultura, surge la propiedad privada y las primeras diferencias entre propietarios y no propietarios. La sociedad así constituida produce más y nuevas inclinaciones. Ese es el origen del Estado. A partir de aquí, las sociedades se multiplican, se extienden por el planeta y se inicia la decadencia moral de la humanidad, al implantarse la desigualdad generalizada. Resuena el eco de la crítica de Rousseau al liberalismo y al inaturalismo vigentes en la Ilustración francesa.
Freud
El psicoanálisis surge en la última década del siglo XIX. Sus puntos básicos son: interés por la neurosis, utilización de la hipnosis como método de investigación, descubrimiento de la acción patógena de los recuerdos olvidados inconscientes de acontecimientos traumáticos, y la expresión de las tendencias rechazadas en el inconsciente a través de los sueños. Freud elaboró la teoría psicoanalítica, donde las fuerzas contrainstintivas se oponen a la demanda de placer.
Los Conceptos Estructurales
Freud suponía que la mente está dividida en consciente e inconsciente. En la primera se encuentran las ideas, y estos sentimientos reprimidos pueden desempeñar un papel importante en la vida mental, la cual se estructura en tres partes:
El Id o Ello
Consiste en las tendencias instintivas con las que nace el individuo. Está regido por el principio del placer, es decir, está dirigido a la satisfacción de las necesidades biológicas básicas y la evitación del dolor. El Ello es inconsciente, irracional, y exige satisfacción inmediata sin reparar en las posibilidades reales.
El Ego
A medida que el niño se desarrolla, surge el Ego, regido por el principio de realidad. La actividad del Ego se da en los niveles consciente, preconsciente e inconsciente, incluyendo los mecanismos de defensa.
El Superego
Es la última parte de la personalidad en desarrollarse, a partir del Ego. Representa el conjunto de normas y principios inculcados por la familia y la sociedad, originado en un proceso de introyección. El Superego es el brazo moral de la personalidad, representando lo ideal más que lo real.
Freud demostró que el origen último de los trastornos de la conducta actuales deriva de conflictos psíquicos remotos de la infancia. En definitiva, la cultura occidental es una hipocresía civilizada que no satisface al hombre, pero que se mantiene por sus propios prejuicios.