1. Contexto Histórico y Cultural de Platón
El siglo V a. C. fue la época de esplendor de Atenas. El demos (pueblo) se fortaleció gracias a la democracia, surgida tras las victorias contra los persas. Los atenienses, con sus leyes emanadas del ágora (asamblea pública), consolidaron su poder.
Pericles impulsó la justicia social y la vida política, creando un sentimiento de consagración a la polis y sus instituciones. Sus reformas legislativas recortaron los poderes del Areópago (consejo de aristócratas) en beneficio de la Asamblea, donde los ciudadanos podían intervenir.
Atenas vivió un apogeo cultural. Las artes, las letras y la filosofía florecieron. El espíritu democrático promovió la participación del pueblo en el progreso cultural, educando el gusto estético con grandes monumentos públicos y estimulando el disfrute de la poesía trágica y cómica. Autores como Eurípides y Sófocles llevaron la tragedia griega a su cima. Herodoto y Tucídides fundaron el saber histórico.
Atenas logró la hegemonía sobre otras polis, pero los conflictos con Esparta y Siracusa provocaron las Guerras del Peloponeso a finales del siglo V a. C.
Platón nació en 427 a. C., en medio de estas guerras. La derrota de Atenas acentuó la crisis, y los aristócratas instauraron la Tiranía de los Treinta, acabando con los derechos democráticos y desencadenando una guerra civil. Esta inestabilidad política pudo influir en el interés de Platón por la política, aunque más tarde se desencantaría. Tras conocer a Sócrates, sus planes cambiaron. Acusó a la política ateniense de ciega por condenar a Sócrates a muerte.
Tras la muerte de Sócrates y con la democracia restaurada, Platón se refugió en Mégara. Luego viajó a Siracusa para influir en el gobierno de Dionisio I, pero fracasó. De vuelta en Atenas, fundó la Academia, dedicándose a la enseñanza durante veinte años. Regresó dos veces a Siracusa con el mismo objetivo, hasta que el asesinato del sobrino de Dionisio I lo alejó definitivamente de la política.
Durante la primera mitad del siglo IV a. C., la situación política seguía inestable. El esplendor cultural decayó, aunque Praxíteles, Escopas y Lisipo introdujeron el «estilo bello» en la escultura, e Isócrates y Demóstenes llevaron la retórica a su esplendor.
La vida intelectual de Platón se centró en la organización de la ciudad. La Academia fue crucial para preparar a los gobernantes del futuro mediante la reflexión, la crítica y el conocimiento, buscando un estado ideal, culminando en La República y Las Leyes.
2. Contexto Filosófico
La obra de Platón, en forma de diálogos, se divide en tres periodos:
2.1. Diálogos Socráticos
Escritos tras la muerte de Sócrates y su primer viaje a Sicilia, exponen el pensamiento socrático con pocos elementos platónicos. Destacan: Apología, Protágoras, Gorgias y Menón. Estos dos últimos, con teorías propias de Platón, se consideran de transición.
2.2. Diálogos Doctrinales o de Madurez
Escritos durante su etapa en la Academia, hasta su segundo viaje a Sicilia. Sócrates, personaje central, expone una doctrina mediante preguntas y respuestas, ilustrándola con mitos. Destacan: Banquete, Fedón, República y Fedro.
2.3. Diálogos Críticos o de Vejez
Platón critica su propio pensamiento, incluyendo su doctrina política, la teoría de las Ideas y su cosmología. Destacan: Parménides, Sofista, Político, Timeo y Leyes.
El pensamiento de Platón busca superar la brecha del relativismo y escepticismo sofistas, que impedían la búsqueda de la verdad y la ciencia. Su objetivo es encontrar algo permanente e inmutable frente al cambio de las cosas sensibles, para hallar un saber estable: la ciencia. Para Platón, la esencia de las cosas es permanente, una y la misma en todas las cosas de la especie. A esta esencia inmutable la llama Idea.
Platón elabora su teoría de las Ideas recogiendo la herencia de los primeros filósofos griegos y de Sócrates. En La República, destaca la justicia como armonía social e individual, la educación del gobernante-filósofo y cómo este, mediante la dialéctica, alcanza la Idea de Bien.
3. Resumen del Pensamiento Platónico
El objetivo de Platón era diseñar el Estado Ideal, donde reinara la Justicia absoluta. Esta implicaba la existencia de “absolutos” en ética, política, antropología, epistemología y ontología. Como en este mundo todo parecía relativo, Platón postuló otro mundo para los “absolutos”, estableciendo un dualismo a nivel onto-epistémico y ético-político.
3.1. A Nivel Onto-epistémico
- Dualismo ontológico:
- Mundo Suprasensible: Ideas (inmateriales, únicas, inmutables).
- Mundo sensible: cosas (materiales, plurales, cambiantes).
- Dualismo epistemológico:
- Conocimiento auténtico (Episteme): sobre las Ideas.
- Conocimiento aparente (Doxa): sobre las cosas.
- Dualismo antropológico:
- Alma racional: entidad absoluta del Mundo Suprasensible.
- Cuerpo material: entidad relativa del Mundo sensible.
El Mundo Suprasensible, o inteligible, se accede con la inteligencia. El Mundo sensible contiene las cosas percibidas por los sentidos, materiales, plurales y cambiantes, sin realidad verdadera, con un conocimiento aparente (doxa). En el Mundo inteligible están las Ideas, inmateriales, únicas e inmutables, las verdaderas realidades, objeto del conocimiento verdadero (episteme). Las Ideas no son productos mentales, sino arquetipos o modelos ideales de las cosas (su esencia). Platón afirma la superioridad del Mundo inteligible. Concibe al ser humano como dual, con cuerpo material (Mundo sensible) y alma racional (Mundo inteligible), dotando al alma de características positivas y divinas, y despreciando al cuerpo. Este dualismo ha influido en la interpretación del mundo, especialmente por su incorporación al cristianismo.
3.2. A Nivel Ético-político
- Dualismo ético:
- Moral absoluta: del filósofo, guiada por principios absolutos (Idea de Bien, Justicia, etc.).
- Moral relativa: del vulgo, guiada por principios relativos.
- Dualismo político:
- Estado perfecto: modelo ideal en el Mundo Suprasensible (Estado Ideal).
- Estados imperfectos: aristocracia, timocracia, oligarquía, democracia, tiranía (Mundo sensible).
La ética platónica se centra en la mejora del hombre mediante la educación. No nacemos virtuosos, nos hacemos. Su modelo educativo se basa en la gimnasia (fortalecer la voluntad) y las matemáticas (desarrollar la mente). El esfuerzo físico e intelectual de la educación platónica será una constante del Humanismo Occidental (“mens sana in corpore sano”). Platón cree que la ética debe desembocar en la política, buscando el bien común. Su modelo educativo (30 años) formaba a los futuros gobernantes del Estado Ideal, quienes alcanzarían el conocimiento de las Ideas, especialmente la Idea de Bien.
Platón usa mitos, símiles y alegorías para ilustrar su pensamiento. Destacan:
- El símil de la línea (Libro VI de La República): ilustra la correspondencia entre conocimientos y niveles de realidad.
- El mito de la caverna (Libro VII de La República): ilustra el ascenso del filósofo desde las opiniones (sombras) hasta el conocimiento verdadero (seres luminosos).