Biografía de Platón
Platón nace en Atenas en el año 427 a.C., en una época de declive político y militar. Muere en el 348 a.C. Su verdadero nombre fue Aristocles, pero se le llamó Platón por sus anchas espaldas. Provenía de una familia aristocrática: su padre, Aristón, descendía del rey ático Codro, y su madre, Perictione, era hermana de Cribas y sobrina de Cármides, oligarcas del gobierno de los Treinta Tiranos (404 a.C.). Su juventud estuvo marcada por la guerra entre Atenas y Esparta, y por la inestabilidad política entre demócratas y oligarcas.
Contexto Filosófico
La filosofía presocrática se centraba en problemas cosmológicos (origen del universo, estudio de la naturaleza, búsqueda de un primer principio). Platón, en cambio, consideró que el objeto de estudio de la filosofía no podía ser la naturaleza cambiante, ya que de lo que cambia no puede haber conocimiento verdadero, solo opiniones. Se centró en las influencias de Heráclito, Parménides y los pitagóricos.
Los Pitagóricos
Platón adoptó la importancia de las matemáticas de los pitagóricos, quienes creían en una estructura matemática de la realidad. También aceptó su doctrina sobre el alma: la necesidad de liberarse del cuerpo a través de la purificación, reencarnaciones y el cultivo de las matemáticas y la filosofía. La transmigración, la inmortalidad del alma, la desvalorización del cuerpo y el conocimiento racional como purificación son ideas pitagóricas en Platón.
Parménides
Las Ideas de Platón comparten características con el ser de Parménides: son imperecederas e inmutables. Sin embargo, Platón rechazó el monismo de Parménides, defendiendo la multiplicidad de las Ideas y adoptando su dualismo epistemológico.
Heráclito
Platón aceptó la visión de Heráclito del mundo sensible como un flujo perpetuo, aunque no lo consideró como lo verdaderamente real.
Los Sofistas
La filosofía de Platón reaccionó contra la «ilustración ateniense» de los sofistas, educadores que usaban la retórica para la persuasión y el ascenso político.
Crítica a la Retórica
Platón criticó la retórica sofista por su conexión con el poder y la manipulación. Para Sócrates y Platón, el lenguaje debía reflejar la realidad, mientras que los sofistas lo desvinculaban, usándolo para convencer e impresionar. Gorgias, en su «Elogio de Helena«, destaca el poder de la palabra para influir en las emociones.
Convencionalismo y Relativismo
Los sofistas defendían el convencionalismo sobre el origen de las leyes, el relativismo y el escepticismo. Promovían el empirismo político, considerando bueno y justo lo que la mayoría acepta, sin cuestionar su verdadera bondad.