Nihilismo
Para Nietzsche, la fuente de todos los problemas humanos es Dios, por lo tanto, basa su obra en “la muerte de Dios”. Nietzsche entiende esta pérdida como la de la fe en la religión cristiana y de la influencia social del poder de la Iglesia. Con la muerte del Dios cristiano, nuestra vida deja de tener metas trascendentes. Además, tanto los valores de la moral como las verdades del saber dejan de ser algo establecido para aparecer como meras creaciones de los hombres. Esto es lo que Nietzsche entiende por irrupción del nihilismo. Nietzsche designa al nihilismo un significado de la situación en la que el fundamento metafísico de la verdad y del bien se descubre como inexistente realmente. Hasta ahora, los seres humanos creían que lo que ellos consideraban bueno o malo era así porque Dios lo había establecido de un modo evidente e indiscutible. Asimismo, consideraban que lo verdadero o lo falso era así según se refirieran adecuadamente o no al modo de ser de las cosas tal y como las había creado Dios. Con la muerte de Dios sobreviene una desvalorización de los grandes valores tradicionales. Si no se cree en Dios, el ser humano y su destino no tienen ya ningún fundamento divino trascendente, sino que su existencia se reduce a la vida sobre la Tierra.
Este nihilismo tiene tres facetas:
- Aspecto negativo: es un desengaño traumático o toma de conciencia de lo absurdo de la vida.
- Aspecto positivo: constituye una conquista de autosuperación y búsqueda de libertad, el hombre queda en condiciones de poder ejercer realmente la libertad. Incluso el primer aspecto queda atenuado en cierto modo por esta conciencia liberadora.
- Aspecto intermedio: Nietzsche sostiene que seguimos comportándonos ante la moral y ante la ciencia como si sus valores y sus verdades fueran absolutas e indiscutibles. Tendemos a llenar ese hueco de Dios con otras más caras, sin duda más absurdas, de la nada.
Voluntad de Poder
Para Nietzsche, la vida es devenir, es movimiento, es lucha, todo lo cual se «domina» por la voluntad, más allá de los «imperativos» morales. Por ejemplo, en la naturaleza no existen las categorías de bueno o malo. El rayo, la lluvia, el sol, el animal, el vegetal, etc., no son ni buenos ni malos, sino que solo son… A diferencia de Darwin, para Nietzsche, la lucha por la existencia en el hombre no es solo una lucha para sobrevivir o adaptarse, sino que va más allá, es una lucha de dominio, de tomar el control, de crear, de interpretar, de conocer: VOLUNTAD DE PODER. «Solo donde hay vida hay también voluntad: pero no voluntad de sobrevivir, sino (…) ¡voluntad de poder!» (Zaratustra, De la superación de sí mismo)… En este sentido, la voluntad de poder es una voluntad que «quiere». Es activa en cuanto «se propone» sin esperar pasivamente ni tratar de adaptarse… sino «dominar»…
Superhombre
Con el término «Superhombre», Nietzsche designa al ser humano no nihilista sino afirmativo y noble que acepta la más amplia identificación con el mundo en su pluralidad de aspectos, facetas y posibilidades, así como en la diversidad y riqueza evolutivas, un ser humano en fin capaz de vivir la vida tal cual es, sin subterfugios ni disimulos.
El Arte
Todavía más paradójica es la actitud de Nietzsche hacia el arte. Nietzsche mismo, como su antípoda Platón, fue un artista, y hubiera pasado seguramente a la historia de la literatura aunque no hubiese pasado a la de la filosofía. Para Platón, el arte servía como expresión humana de lo que no puede expresarse. Pero, a la vez, el arte estaba alejado (“tres grados”) de la realidad, que es puramente racional. Por supuesto, esta no es la concepción de Nietzsche.
¿Cómo veía Nietzsche el arte?
- Por una parte, el artista es creador de mundos. A veces Nietzsche lo opone al científico, que se limitaría a usar mecánicamente conceptos creados por otros. Todos los conceptos fueron, en origen, metáforas, que se han ido consolidando en una sociedad. Así que el científico solo aparece cuando el artista ha creado ya el concepto. Si no es mediante el lenguaje racional como podemos llegar a la “esencia” de la vida, a lo vital, puede ser el artista, que no se siente sujeto a la verdad, quien use el lenguaje verdaderamente creativo.
- Pero, por otra parte, el artista puede ser también quien escapa del mundo, porque no le gusta, y crea paraísos artificiales. En este sentido, el artista estaría muy próximo a la religión. Esto se aplica bien a los artistas “románticos”, pero también se podría decir de la idealización clásica.
Vitalismo
Nietzsche considera que lo real es la vida. Esta es la realmente real, paradojando a Platón. Tal elemento tiene una consideración biológica, no metafísica. La vida es inexpresable e inabarcable y, por tanto, no reducible a objetos de la ciencia. Por esta razón, es también incognoscible en cuanto que no admite distinción entre sujeto-objeto de conocimiento. Solo es realizable por aquel que llega a comprender tal acontecimiento. Pero la vida es al menos intuible, se trata de una intuición estética solo alcanzable por el artista. De aquí que Nietzsche sustituya el filósofo por el artista, ya que solo a través del ejercicio lúdico de su actividad (arte) puede alcanzar cierta comprensión de lo vital. La tarea del artista es desenmascarar todo aquello que tradicionalmente ha venido ocultando a la vida.
Establece dos categorías del arte:
- Lo apolíneo: ordenado, coherente, racional, proporcionado, bello.
- Lo dionisíaco: símbolo de la ebriedad, el desorden y la desmesura.
De esta manera, se reconoce el enfrentamiento entre lo estético trágico frente a lo estético bello. Nietzsche llegará a pensar que Apolo mismo no es nada más que Dionisios disfrazado. El autoengaño racional a que la vida se somete solo es rasgado por medio de la música y tragedia. Fue la admiración que sintió en su primera época por Schopenhauer y Wagner lo que le llevó a tal consideración.
Eterno Retorno
Esta es una de las tesis más extrañas de Nietzsche, particularmente porque parece contraria al modo dominante de interpretar la sucesión de acontecimientos: a una cosa le sigue otra, y a esta la siguiente, y las que quedan en el pasado son irrecuperables, ya no podrán darse más; las personas que creen en la inmortalidad del alma afirman, en todo caso, que los seres queridos podrán “retornar”, que volveremos a tener una experiencia de ellos, que podremos recuperarlos. Pero nadie ha defendido que otros objetos –por ejemplo, el ámbito de los objetos “insignificantes” que rodea nuestra existencia, como la piedra con la que tropiezo, o la hoja que cae sobre la acera, o el vaso que se acaba de romper, …– puedan recuperar su existencia.
Las historias de la filosofía suelen indicar que esta concepción, tan profundamente incrustada en nuestra mente, del carácter irreversible del tiempo y de todas las cosas que caen en su interior, se debe a la influencia del pensamiento cristiano. Según esta interpretación, el cristianismo introduce una visión lineal de la historia y del tiempo, una visión que establece un sentido en la historia, sentido que se expresa además en la idea del progreso: la historia comienza con la creación, tiene momentos cruciales como la encarnación de Dios en la figura de Cristo y la presencia de la Iglesia, y culminaría con la segunda llegada de Cristo, al final de los tiempos. Independientemente de si esta consideración es correcta, y de si antes de la visión cristiana las personas tenían una visión cíclica del tiempo, las tesis de Nietzsche relativas al tiempo son tan radicales y extrañas que difícilmente las podemos encontrar en alguna cultura de la que se tengan datos históricos. Según la tesis del eterno retorno, todo va a repetirse un número infinito de veces.
Transmutaciones de los Valores
Para Nietzsche la sociedad burguesa occidental estaba atravesando una completa crisis de valores (filosóficos, morales, éticos) por eso propone una transmutación, sustitución de estos. Aplicó este concepto tanto a: Filosofía: sustituir la Metafísica (proposiciones eternas y absolutas) por el Devenir (subjetivismo y perspectivismo); Religion: desaparición de la religion para acabar con los códigos morales opresores, a través de la muerte de Dios; Moral: paso de la moral descendente o de los esclavos, a la ascendente o del superhombre, la dionisíaca; Ética: la conducta no debe regirse por fenómenos morales, sino por la interpretación moral de estos. Nietzsche propone la transmutación de valores con el objetivo de invertir los valores de la moral contranatural, reemplazar los valores de la moral tradicional, que Nietzsche considera moral de esclavos, una moral que negaba los placeres de la vida y que renunciaba a ésta (los valores cristianos y burgueses). Se tomarían como valores los absolutamente contrarios a los tradicionales como la sensualidad, la ausencia de compasión o la aceptación de la vida como enfrentamiento. La transmutación de valores sólo puede ocurrir tras la muerte de Dios, una vez que muere el absoluto y desaparecen los valores de la moral que se fundamentan en él, se convierte al hombre (hijo de Dios y amante de la verdad absoluta) en el superhombre. No será el hombre el que transmute los valores, sino el superhombre, aquel que es valiente, acepta la vida, asume su dolor y a pesar de esto sigue apreciándola, además, quiere crecer y ser generoso sin esperar una recompensa en otra vida, es aquel que quiere la muerte de Dios aunque suponga la angustia.
* Idiosicrasia: es empleada por Nietzsche en su habitual sentido de Apeculiaridad, pero haciendo hincapié en lo que en ella hay de Aidiota.* Egipticismo: tendencia a la permanencia estática, a la intemporalidad, a la petrificación. Hace referencia a lo que, según Nietzsche, ocurrió en el mundo egipcio, a partir de un momento determinado, cuando el gusto por las cosas fijas se hace dominante en esta cultura.* Devenir: llegar a ser; expresión que manifiesta la concepción heracliteana de la realidad como cambio continuo de todas las cosas, frente al principio de identidad parmenídeo y platónico. La vida es para Nietzsche devenir, lucha, contradicción, y no identidad , que es muerte.* Sub especie aeterni (desde la perspectiva de lo eterno): representación atemporal de la realidad. Según Nietzsche es la perspectiva propia de la tradición filosófica, que nos proporciona un conocimiento verdadero de las cosas como son en sí, es decir, como necesarias; representaría el conocimiento de las esencias de las cosas, de lo permanente de lo real.* Real, lo que es, realidad: Nietzsche no considera real lo lógico, sino lo intuitivo, porque la auténtica realidad se escapa de todos los esquemas racionales. Lo aparente es lo real, lo que se muestra a los sentidos, lo que Platón llamaba Amundo sensible; sin embargo, lo que denominaba Amundo inteligible@, de las Ideas, y que se consideraba como el auténticamente real, es lo ilusorio. Lo real, es para Nietzsche en último término, fuerza.* Concepto: (del latín conceptus, de concipere, *concebir+; en la tradición filosófica latina, *lo concebido por la mente Según lo entiende la filosofía tradicional, es el resultado del proceso de abstracción, por el que el sujeto (que conoce) logra una representación mental del objeto (conocido) de un modo general y abstracto; sirven, según esta tradición, para reconocer adecuadamente los objetos de la experiencia (tiende a ser el sustituto moderno de las ideas platónicas o las formas aristotélicas). Para N. con ellos pretendemos expresar una multiplicidad de cosas que en realidad nunca son idénticas, prescindiendo arbitrariamente de las diferencias individuales y sustantivando y reificando la realidad. Los conceptos son para N. vaciedades, naderías gramaticales que niegan la realidad, tal y como es, al unificar lo sensible* Sensibilidad:(del latín sensibilitas, sentido, sensibilidad) facultad de percibir sensaciones, o de percibir mediante los sentidos. Para Nietzsche son los sentidos los que nos muestran la realidad tal y como es, como devenir, como cambio* Sentidos: órganos o sistemas receptores de la sensibilidad Para Nietzsche son los sentidos los que nos muestran la realidad tal y como es, como devenir, como cambio, frente a la concepción parmenídea de lo real como lo permanente, lo eterno, que -para él- es lo muerto, lo esclerotizada, lo contrario de la vida.* Monótono– teísmo: burla verbal en la que Nietzsche mezcal el monoteísmo -creencia en un solo dios-, característico del pensamiento occidental, con la monotonía, el gusto por la igualdad, por la falta de variedad en las cosas, por lo unitario.* Razón: para la tradición es la esencia misma del ser humano, la facultad que nos define como tales; es considerada como la capacidad de penetrar en la esencia oculta de las cosas. Por eso, para N., es la gran engañadora.* Dios: es definido en el texto como ente realísimo, ser supremo, poseedor y culmen de todas las perfecciones. Es considerado como origen de todo lo real y síntesis del fundamento suprasensible, para N. la tradición condensa en Él todos los valores supremos.* Lenguaje: es, para N., el instrumento en el que se hace permanente y transmisible culturalmente el engaño y el fetichismo de la razón, que es el culto al ser parmenídeo, frente al devenir heracliteano.* Contradicción: es para N. el principio de la realidad, la aceptación de la interpretación de Heráclito, frente al principio de identidad parmenídeo y platónico. La lógica de la identidad queda anulada; la vida no es identidad, que es muerte, sino lucha, contradicción, que es devenir.* Vida: es la única realidad de la que brotan todas las cualidades y todos los valores que merecen la pena ser tenidos en cuenta. Lo vital es lo irrefrenable, lo torrencial, lo que no se somete a esquemas racionales. La vida es voluntad de poder, voluntad de crecimiento, de autosuperación, que ha de conducir al ser humano a engendrar nuevos valores , anulando los antiguos (nihilismo activo) la vida expresa el carácter móvil, productivo, creador e interpretativo de la realidad. La vida que es activa, sin embargo puede devenir negativa, y con ello, reactiva.* Dionisíaco: En El nacimiento de la tragedia Nietzsche estableció la oposición entre lo que denominó Aapolíneo@ y lo que llamó Adionisíaco@, haciendo referencia a los dioses Apolo, de la mesura, de la razón y del equilibrio, frente al dios de la fecundidad de la vida, lo caótico y lo desmesurado que es Dioniso. Considera que en la tragedia griega se pone en escena esta lucha entre la razón y lo irracional, lo vital; pero que con la razón socrática se produce el triunfo de lo apolíneo, que es transmitido a través del platonismo. Sin embargo, para N., lo apolíneo y lo dionisiaco se necesitan mutuamente, pues sólo en su interna relación cada uno de ellos llega a desarrollar su verdadera naturaleza y función. En esta etapa última, lo dionisíaco es identificado con el sí entusiasta dado a la vida, con la fuerza o es amor al destino del superhombre y con la pesada carga de responsabilidad moral que representa la idea del Aeterno retorno