Metafísica Cartesiana
Los Tres Ámbitos de la Realidad
Descartes distingue tres ámbitos de la realidad: Res infinita (Dios), Res cogitans (el pensamiento o alma) y Res extensa (la materia).
Descartes aplica el método a lo teórico y no a “las costumbres”.
El Racionalismo y la Duda Metódica
Para el racionalismo, las ideas han de deducirse a partir de las ideas innatas. Este punto de partida ha de ser una verdad absolutamente cierta, para lo que hay que eliminar todos los conocimientos que no aparezcan como absolutamente ciertos. Emprender la duda metódica es la única manera de fundar la filosofía sobre un principio que sea realmente indudable.
La racionalidad de la duda es progresiva y se divide en 4 niveles:
- Los sentidos nos engañan a menudo; dudar de los sentidos nos permite dudar de que las cosas sean como las percibimos.
- La imposibilidad de distinguir el sueño de la vigilia. Esta razón para dudar afecta a la existencia de las cosas, pero no de algunas ideas.
- Las matemáticas no son absolutamente indudables, como ha ocurrido algunas veces en paralogismos.
- La hipótesis del genio maligno permite extender la duda a todo el ámbito del saber.
El Cogito y el Dualismo Antropológico
“Cogito, ergo sum” (Pienso, luego existo) es una verdad tan firme que ni las más extravagantes dudas escépticas podrían atentar contra ella. Puedo dudar de la existencia de lo que veo, imagino o pienso, pero no puedo dudar de que estoy pensando y que para saberlo tengo que existir.
La función es doble: por el mero hecho de dudar, tiene que existir. La existencia del sujeto pensante es una evidencia que está por encima de la existencia del cuerpo y del mundo. El yo es el alma que se define por ser pensamiento.
La consecuencia más importante de esta certeza es el dualismo antropológico. El yo no necesita de ninguna condición material, por lo que es independiente y distinto de cualquier sustancia material. También el alma es más fácil de conocer que el cuerpo, ya que tenemos una certeza inmediata de ella.
Definición de Sustancia
Definición de sustancia: una cosa que existe de tal modo que no necesita de ninguna otra cosa para existir. Según esta definición, sólo podría existir una sustancia: la sustancia infinita o Dios, ya que los seres finitos son creados y conservados por Dios. El cogito es el primer principio del conocimiento de certezas.
Criterio de Certeza
La primera verdad y la primera certeza es también el criterio de todo lo que hayamos de considerar como verdadero en adelante. Criterio de certeza: todo cuanto perciba con igual claridad y distinción que esta primera verdad, será verdadero y podré afirmarlo con toda certeza.
El Problema del Solipsismo
Hay una grave consecuencia que se deriva del planteamiento cartesiano: el encierro del sujeto dentro de sí mismo, el solipsismo. La única verdad que se ha salvado de la actividad intelectual, la existencia del yo, no implica la existencia de ninguna otra realidad.
Las Ideas y la Realidad Extramental
El yo tiene ideas. Ya tenemos una proposición absolutamente verdadera. Con esto se deberá elaborar un sistema filosófico. Descartes demuestra la existencia de la realidad extramental a partir de la existencia del pensamiento. Para llevar a cabo tal deducción, Descartes cuenta con el pensamiento como actividad y las ideas que piensa el “yo”.
Concluye Descartes que el pensamiento recae directamente sobre ideas, es decir, que el pensamiento piensa siempre ideas. Para Descartes, el pensamiento no recae sobre las cosas, sino sobre las ideas de las cosas. Aquí la idea es una representación mental. De ahí el problema, porque ¿cómo garantizar que a la idea de mundo le corresponda la realidad mundo?
Tipos de Ideas
Como actos mentales, todas las ideas tienen la misma realidad, pero en cuanto a su contenido objetivo, su realidad es diversa y distinta porque representan seres con distintos grados de realidad.
Las ideas adventicias parecen provenir de nuestra experiencia, las ideas facticias, de otras ideas, y las ideas innatas son poseídas por el pensamiento en sí mismo.
Las Pruebas de la Existencia de Dios
Descartes demuestra la existencia de Dios mediante tres argumentos: dos causales y el tercero ontológico:
- 1º causal: Dios es la causa de la idea de ser perfecto, porque al igual que lo más no puede provenir de lo menos, yo no puedo tener la idea de perfección, puesto que no soy perfecto; algo perfecto la tuvo que poner en mí.
- 2º causal: Si soy imperfecto, pero tengo la idea de perfección, tiene que haber una causa que me haya hecho con tales ideas, esa causa es Dios. Si yo fuera causa de mí mismo, me habría hecho perfecto.
- Ontológico: la existencia es una perfección, como Dios es perfecto, Dios existe.
Este último argumento garantiza la verdad de la demostración, no la existencia del objeto, pero la idea de ser perfecto contiene la existencia de ese ser.
Descartes afirma que no solo el alma, sino también Dios, es más fácil de conocer que lo sensible. La idea de Dios y de alma son innatas. Los escolásticos negaban las ideas innatas. Descartes se ve obligado a reformar su posición con dos nuevos argumentos para criticar la escolástica: el primero afirma que los sentidos no pueden conocer lo inteligible y el segundo, que lo que nos proporcionan los sentidos es dudable.
La Existencia del Mundo
Aunque se tenga la “seguridad moral” de que el mundo existe, no se puede tener la “certeza metafísica” de su existencia hasta haber demostrado que Dios existe.
Dios existe y es bueno y veraz, no puede permitir que me engañe al creer que el mundo existe, luego el mundo existe. Tengo ideas sobre realidades materiales y sensibles, pero mi pensamiento no es la causa de ellas ni Dios puede engañarme poniendo en mí tales ideas provenientes de los cuerpos. Por tanto, deben existir las realidades que producen en mí tales ideas.