Exploración de los límites del conocimiento humano y la metafísica

Noción 1: Hume y los límites del conocimiento

En su obra Investigaciones sobre el entendimiento humano, Hume intenta señalar los límites dentro de los cuales la razón ha de desenvolverse si no quiere caer en el error. Pretende fijar los límites del conocimiento humano afirmando que no hay posibilidad de verdades absolutas. Los elementos del conocimiento, según Hume, son las impresiones y las ideas.

Las impresiones son las percepciones sensibles vivas e inmediatas. Son los datos inmediatos de la experiencia. Hume distingue dos tipos de impresiones: sensación y reflexión. Las primeras brotan en el alma por causas desconocidas, y las segundas derivan de las ideas.

Las ideas son reproducciones de percepciones anteriores y que, al ser mediatas, son más débiles y pálidas. Las ideas proceden de las impresiones y son imágenes o representaciones suyas. Tanto las impresiones como las ideas pueden ser simples o compuestas. Son impresiones e ideas simples aquellas que no admiten distinción ni separación, mientras que las complejas, lo mismo impresiones que ideas, se pueden dividir en partes. Las ideas complejas son el resultado de combinaciones que la mente humana realiza con las simples. Hume denomina percepciones a todos los contenidos que el hombre posee en su conciencia, de los cuales podemos distinguir entre impresiones e ideas.

Noción 2: Los límites del pensamiento según Hume

Hume se pregunta si el pensamiento humano tiene algún límite. Según él, son dos los límites del pensamiento. Por un lado, lo “que implica contradicción absoluta”, ya que nadie puede pensar un círculo cuadrado. Es decir, nadie puede pensar en contra de las leyes de la lógica.

Asimismo, las ideas son copias de nuestras impresiones o percepciones, por lo que estas son un límite de nuestro pensamiento. No podemos tener idea de un color si carecemos de visión, ya que para Hume no hay ideas innatas. Una idea solo puede tener significado para nosotros si la experiencia correspondiente, de la que es copia, nos es dada.

El principio de copia establece la diferencia entre un conocimiento válido y un conocimiento metafísico. Si un determinado término no puede remitirse a una impresión de la que es copia, carece de significado y debe rechazarse como falso. Esto es lo que le sucede con conceptos tales como causa, sustancia, etc.

Con esto, Hume establece que el conocimiento humano descansa en la experiencia, rechazando todo tipo de conocimiento que no tenga su origen en ella.

Noción 1: Nietzsche y la crítica a la razón y el cuerpo

Nietzsche dirige sus ataques contra dos objetivos centrales:

  1. La imposición de la razón hecha por Platón tras la huella de Sócrates como única vía legítima para acceder al conocimiento y a la verdad, con el consiguiente rechazo de la vía de los sentidos y el cuerpo, que nos mantienen encadenados en el fondo de la caverna.
  2. La transformación que se hizo en el cristianismo, universalizando la separación y la diferencia valorativa entre lo espiritual divino y lo corporal humano.

La tradición rechaza los sentidos y el cuerpo porque considera que no nos permiten conocer la auténtica realidad y también porque nos inducen al pecado. Esto es así porque los filósofos identifican Ser (Verdad) con Bien (Moralidad). La filosofía, mediante aquella “mala comprensión del cuerpo”, ha conducido al hombre al extravío con respecto a sí mismo, y su vida queda marcada por la decadencia. Para él solo hay experiencias sensitivas.

Nietzsche propone poner el cuerpo como centro de gravedad otra vez, pues nos integra en la realidad y posibilita el conocimiento del mundo y de nosotros mismos. Este es una manifestación de la voluntad de poder y es lo que unifica la pluralidad de fuerzas que hay en nosotros.

Noción 2: La muerte de Dios y el superhombre

La invención del mundo racional trae consigo la invención de los conceptos base de toda la metafísica tradicional. Platón crea un mundo perfecto, ideal, absoluto, y relega al mundo de la apariencia lo que se ofrece a los sentidos. Las categorías metafísicas son invenciones para encontrar en ellas el reposo, la regularidad y la calma ausentes en el único mundo que existe, que es el de los sentidos. Los filósofos confunden lo último con lo primero porque los conceptos metafísicos son posteriores a la experiencia sensible. Son el resultado de palabras que fueron metáforas. La metáfora integra una diversidad sin caer en el dogmatismo porque se mantiene siempre abierta, y no es simplificadora como el concepto.

Cuando Nietzsche se refiere a Dios, se refiere al Dios cristiano, pero también a todo aquello que puede sustituirle; porque en realidad Dios no es una entidad, sino la metáfora que expresa la realidad absoluta, la realidad que se presenta como el ámbito objetivo que sirve de fundamento a la existencia y le da sentido. Con la muerte de Dios podremos vivir sin lo absoluto, en la “inocencia del devenir”. Acabamos con la distinción entre Verdad/Apariencia, Bien/Mal, Necesario/Contingente. Por ello, dicha muerte es la condición para la aparición del superhombre.

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