El Vitalismo Biológico y Cultural
En El Tema de Nuestro Tiempo, Ortega y Gasset compara el vitalismo biológico y el cultural. Argumenta que contraponer la vida a la cultura no implica rechazar esta última. Se aceptan los valores culturales, pero no como la única realidad existente. Vida y cultura se necesitan mutuamente, van de la mano. Tanto lo biológico como lo cultural son necesarios, y si se separan, desaparecen.
El Conocimiento como Adquisición de la Verdad
Ortega y Gasset aborda el conocimiento como la adquisición de la verdad. El conocimiento se obtiene a partir de verdades, que se manifiestan como verdades subjetivas. Estas verdades son eternas, únicas e invariables. El autor plantea cómo es posible el conocimiento verdadero. El racionalismo afirma que la verdad se mantiene sin cambiar, pero el sujeto tiene que ser transparente, siendo el mismo, y por tanto, fuera de la vida y la historia. Esto contradice la idea de que la vida es cambio y es historia.
La Doctrina del Punto de Vista
Ortega y Gasset presenta la doctrina del punto de vista. Afirma que la vida depende del punto de vista de la persona y sus circunstancias, lo que genera una verdad subjetiva. Sin cambio no hay verdad; la verdad no puede existir por sí misma, sino que depende del punto de vista del individuo. Esto se ejemplifica con el paisaje visto por dos personas: cada una verá algo diferente. Si consideramos que solo hay una verdad, nos limitamos en el conocimiento, como le ocurre al utopista.
Análisis de la Filosofía Aristotélica
Poiesis y Praxis
La producción (poiesis) es un saber hacer algo donde se distingue la acción que produce y el objeto producido. Aristóteles diferencia entre producción y acción, fundamentándose en la distinción entre acción técnica (en virtud de la eficacia) y acción moral (en función de la bondad). Hay dos tipos de acción: aquella cuyo fin es la producción y la que busca la realización del bien individual o colectivo. Aristóteles afirma que no hay arte de las cosas que llegan a ser por necesidad ni de las que se producen según la naturaleza. Los objetos del arte no existen por necesidad, sino que son resultado de la invención de un sujeto libre, a diferencia de los seres naturales. El arte se define como un modo de ser productivo acompañado de razón verdadera. No cualquier acción contribuye a la perfección técnica de la obra. El arte es un modo de ser productivo acompañado de la razón verdadera, es decir, la ciencia. La teckné es un saber práctico, un saber hacer acompañado de razón verdadera, superior a la mera experiencia. Esta distinción entre virtudes dianoéticas dará lugar a la clasificación aristotélica de ciencias: teóricas (metafísica), prácticas (ética, economía, política) y productivas (poética, retórica).
Virtudes Morales y Dianoéticas
Aristóteles distingue dos clases de virtudes: morales y dianoéticas. Las dianoéticas constituyen la perfección del alma racional. En ellas, la razón no solo regula las pasiones, sino que son formas superiores de conocimiento que perfeccionan la razón misma. La razón tiene dos campos de actividad: las realidades cambiantes de la vida y las realidades inmutables y necesarias. El fin fundamental de la prudencia es la acción conforme al bien. La prudencia no puede ser considerada ciencia, ya que el bien ha de realizarse en circunstancias concretas. Es la virtud fundamental del político, y la moderación es su salvaguarda. El fin del Estado es garantizar el bien supremo, estableciendo leyes justas. A diferencia de Platón, para quien el Estado es un ideal utópico, para Aristóteles, el Estado busca la realización del bien humano atendiendo a las circunstancias particulares. Por ello, Aristóteles no comparte la antipatía de Platón hacia la democracia.
Críticas a la Filosofía Platónica
Aristóteles critica la filosofía de Platón, especialmente la existencia separada de las ideas. Aristóteles rechaza esta separación, que implica separar la esencia de las cosas. Platón duplica el mundo al intentar explicarlo. Las líneas maestras de la filosofía aristotélica son: la rehabilitación del mundo sensible (solo existen seres individuales), la restauración de la unidad de la realidad (renunciando a otra realidad más allá de la naturaleza), la restauración de la unidad del conocimiento (superando la división entre sensibilidad y razón) y la sustitución del problema del origen de la realidad por el de las causas. El pensamiento aristotélico es un realismo naturalista: la realidad es lo que se muestra en la experiencia. Estos principios fueron considerados durante la Edad Media, y Santo Tomás, en el siglo XIII, demostró su compatibilidad con el cristianismo.