Tema 11: La Construcción Filosófica de la Ciudadanía
1. Concepto de Ciudadanía
La ciudadanía es el modo en que los ciudadanos se relacionan con el Estado. Los derechos y deberes articulan esta relación. El ser humano nace y convive en una cultura, lo que define su identidad cultural. Esta identidad cultural permite a los individuos ser reconocidos como pertenecientes a una cultura específica. Los derechos universales de los ciudadanos de un Estado son, por definición, universales.
Una nación es una comunidad histórica que ocupa un territorio y comparte una lengua y una cultura diferenciadas. La identidad cultural es un elemento configurador de la ciudadanía, pero no debe confundirse con la identidad jurídico-política de la ciudadanía. Nación se refiere a comunidades integradas en un espacio geográfico por costumbres y tradiciones culturales, sin que necesariamente estén organizadas como asociaciones políticas. El concepto de Estado, en cambio, tiene una significación esencialmente jurídico-política, refiriéndose a un poder estatal soberano.
A comienzos del mundo moderno, la nación se entendía como portadora de soberanía. Posteriormente, la nación deja de ser una comunidad de tradición cultural y de descendencia para convertirse en una nación de ciudadanos. Un súbdito está sometido a la autoridad del poder político y a la ley del Estado. El Estado puede ser democrático de derecho, absoluto y antidemocrático, o totalitario.
En un Estado absoluto, totalitario y antidemocrático, los individuos son súbditos sometidos a una legalidad antidemocrática. En un Estado democrático de derecho, los individuos son súbditos en tanto que están regidos por las leyes del Estado, pero estas leyes han sido aprobadas y legitimadas por ellos mismos.
En la construcción del concepto de ciudadanía, entran en juego varias categorías:
- Pertenencia: Condición formal de ser miembro de una comunidad política.
- Integración: Función que integra a los individuos. La ciudadanía integrada exige la universalidad y homogeneidad de derechos y deberes.
- Participación: Tener la condición de ciudadano no implica necesariamente participar activamente en la gestión de la res publica. Una acción pública mínima es el ejercicio del voto (ciudadanía pasiva). La participación política activa va más allá de esta actividad mínima.
- Inclusión y exclusión: Categorías que expresan el reconocimiento de la ciudadanía. Una ciudadanía excluyente no reconoce las diferencias culturales ni los derechos específicos de las minorías. Una ciudadanía incluyente, o multicultural, sí lo hace.
2. Génesis Histórica del Concepto de Ciudadanía
El concepto de ciudadanía se ha enriquecido y complejizado con el tiempo. Cada momento histórico relevante configura un modelo de ciudadanía, como los propuestos por Aristóteles, el estoicismo y la Ilustración.
2.1. Aristóteles
La ciudad (polis) se constituye en busca del bien común. Los hombres actúan buscando lo que les parece bueno, y la ciudad es una comunidad de hombres que buscan vivir bien. La condición humana es lingüístico-racional, con un sentido del bien y del mal, de lo justo y de lo injusto, lo que permite llegar a acuerdos sobre lo conveniente para la ciudad. La comunidad es, principalmente, una comunidad de lo justo y de lo bueno.
En la ciudad se siguen estas tesis:
- La ciudad tiene prioridad sobre los individuos.
- La justicia es un asunto de la ciudad y constituye el orden de la comunidad política.
- Una comunidad política bien ordenada debe ser justa y tender a la mayor justicia posible.
- El hombre que cumple este orden es el mejor de los animales; apartado de la ley y la justicia, es el peor.
- El hombre tiene una impulsión y deseo de formar parte de una comunidad política.
Aristóteles consideraba esencial para la ciudad y la ciudadanía el imperio de la ley y la libertad entendida como el derecho de participación en la política (gobernar y ser gobernado por turno, y vivir como se quiere). El mejor régimen sería el democrático, donde todos apelan a alguna forma de justicia. La ciudad se constituye por las necesidades de la vida, pero también por la búsqueda del bien. Según Aristóteles, la virtud y la educación dependen de una legislación justa y una comunidad libre. La condición del ciudadano depende de su constitución; la ciudad es una multitud de ciudadanos y la constitución, una ordenación de sus habitantes. No todo habitante es ciudadano (esclavos y mujeres estaban excluidos). Participar en la justicia implica tener la virtud para ello, pues sin saber no puede haber un justo ejercicio del poder. Cada ciudadano debe cumplir bien su función, lo que requiere la virtud del buen ciudadano.
2.2. Estoicismo y Roma
El estoicismo y Roma aportaron el concepto de ciudadanía cosmopolita, una comunidad de naturaleza y razón universal. Los hombres están vinculados por el derecho, basado en la razón universal y la ley, constituyendo una comunidad civil con igualdad de derechos fundamentales. El deber fundamental del ciudadano es la entrega al servicio de la comunidad, anteponiendo el bien común al propio. La ciudadanía estoico-romana, como la pensaba Cicerón, es cosmopolita y republicana, entendiendo res publica como el interés general de la ciudad y la entrega del ciudadano a los asuntos públicos.
2.3. La Ilustración
La Ilustración es un fenómeno científico, cultural, filosófico y político que configura el mundo moderno. Kant la definió como la salida del hombre de su minoría de edad y la conquista del uso de su razón. La Ilustración fundamentó la ciudadanía en la dignidad de la persona, su autonomía moral y su condición de fin en sí misma. Una historia general del concepto de ciudadanía requeriría más espacio y tiempo del que disponemos aquí.
3. Modelos de Ciudadanía
Existen tres modelos de ciudadanía:
- Elemento civil: Derechos de libertad individuales.
- Elemento político: Derecho a participar en el poder político.
- Elemento social: Derechos sociales, económicos y culturales.
Esta división ayuda a comprender el desarrollo histórico de la ciudadanía: derechos civiles (siglo XVIII), políticos (siglo XIX) y sociales (siglo XX). Muestra el carácter expansivo de la ciudadanía, que desarrolla y alcanza cada vez más derechos y dimensiones.
3.1. Tradición Liberal
La tradición liberal se basa en:
- Prioridad del individuo sobre lo público.
- Primacía de la esfera privada sobre la pública.
- Estado mínimo.
- Libertad individual.
- Ciudadanos libres e iguales que cooperan socialmente.
3.2. Tradición Republicana
La tradición republicana destaca:
- Ciudadanía participativa en la vida pública.
- Dimensión esencial de la persona en el espacio público y político.
- Compromiso del ciudadano con los intereses y valores generales de la comunidad (res publica).
- Libertad individual vinculada a la libertad de los demás.
- Ciudadanía activa mediante deliberaciones públicas.
3.3. Derechos y Tipos de Ciudadanía
Existen tres tipos de derechos:
- Derechos especiales de representación.
- Derechos poliétnicos.
- Derechos de autogobierno.
De acuerdo con esto, hay tres tipos de ciudadanía:
Una ciudadanía que integra y reconoce los derechos de representación del grupo.
La que recoge entre sus derechos las reivindicaciones étnicas.
La de autogobierno.
El comunitarismo, crítico del carácter del liberalismo, y a partir del pluralismo cultural de nuestras sociedades, se basa en comunidades concretas. La ciudadanía comunitarista es una ciudadanía nacionalista. El ciudadano necesita ser virtuoso: alcanzar, cultivar y perfeccionar virtudes adecuadas a la condición de ciudadanía.
Virtud expresa aquella capacidad y hábito que perfecciona la condición de las buenas maneras de ser. Aristóteles: “Hace que ejecute bien su operación”. Por la virtud se hace buen ciudadano y ejecuta bien la función propia de la ciudadanía.
La virtud es un hábito electivo que viene determinado y definido por la razón, es decir, la virtud encierra un momento intelectual-racional (piensas y eliges) y un momento electivo-volitivo (eliges lo que quieres) . Las virtudes cívicas son fundamentalmente para la ciudadanía. Están formadas por tolerancia, solidaridad, responsabilidad, etc.