HUME.
Origen del Conocimiento
El empirismo niega que en nuestro entendimiento existan las ideas innatas. Todos nuestros conocimientos proceden de la experiencia. Con anterioridad a la experiencia, nuestro entendimiento es como una página en blanco donde no hay nada escrito, y es la experiencia la que nos va a proporcionar el conocimiento.
Entendemos por experiencia la comprobación de un hecho, todo aquello que pueda ser sentido o medido por un sujeto. La experiencia se da por medio de los sentidos. Como la experiencia es la base del conocimiento, y los sentidos son la base de la experiencia, los sentidos tienen que ser la base del conocimiento.
Elementos del Conocimiento
Veamos un ejemplo: mira este folio y cierra a continuación los ojos tratando de imaginarlo. En los dos casos lo estás percibiendo, pero la percepción del folio es más viva cuando lo vemos que cuando lo recordamos. Hume considera que las percepciones son los elementos del conocimiento. Distingue dos tipos: las impresiones (conocimiento que nos proporcionan los sentidos en el presente) y las ideas (huellas o representaciones mentales de impresiones que hemos tenido en el pasado). Por tanto, las ideas provienen de las impresiones, derivan de ellas.
Las impresiones son más vivas, las ideas son más débiles, confusas e imprecisas. Las ideas no se encuentran sueltas en nuestro entendimiento, sino asociadas unas a otras.
Tipos de Conocimiento
Hume distingue dos tipos de conocimiento:
- Relaciones de ideas: es el conocimiento que no se refiere a hechos, sino a la relación existente entre ideas. Aunque estas ideas procedan de la experiencia, la relación existente entre las mismas es independiente de los hechos. La lógica y las matemáticas entran en este tipo de conocimiento. Sus afirmaciones son ciertas de modo demostrativo, sin necesidad de referirse a hechos. Decir 4+3=7 no es en sí mismo decir nada acerca de cosas existentes.
- Conocimientos de hechos: es el conocimiento referido a impresiones que proceden de la experiencia. Comprobamos su verdad recurriendo a la experiencia. Nuestros conocimientos están limitados por las impresiones.
El Conocimiento de Hechos y la Idea de Causa
Nuestro conocimiento de hechos queda limitado a las impresiones actuales y a los recuerdos actuales de impresiones pasadas, pero no puede haber conocimiento de hechos futuros, ya que no poseemos impresión alguna de lo que sucederá en el porvenir.
Aunque del futuro no tenemos experiencia, en nuestra vida contamos constantemente con que en el futuro se producirán ciertos hechos. ¿Cómo podemos estar seguros de que el agua se va a calentar? Según Hume, estamos seguros de que el agua se va a calentar porque el fuego es la causa de que el agua se caliente. Es decir, todos nuestros conocimientos sobre cuestiones de hechos se basan en la relación causa-efecto.
Crítica de la Idea de Conexión Necesaria
Si aplicamos el criterio de verdad de Hume, observamos que no hay ninguna impresión de esta idea de conexión necesaria. De los fenómenos sucesivos, uno de los cuales es causa del otro, solo percibimos la sucesión de ambos, pero no percibimos la conexión necesaria. Por ejemplo, lo que nosotros percibimos es el fuego por una parte, y por otra que los objetos situados junto al fuego se calientan, pero nunca hemos observado que haya una conexión necesaria entre esos dos hechos. La conexión entre ellos es algo que suponemos, pero que no podemos comprobar.
La idea de conexión necesaria, al no provenir de una impresión, no es una idea verdadera. Esto significa que nunca vamos a saber lo que va a ocurrir en el futuro. Del futuro no podemos tener certeza, sino solo creencia y suposición. Todos creemos que si ponemos algo sobre el fuego se calentará. Sabemos esto por el hábito de observar cómo siempre que ocurre lo mismo, ocurre lo segundo. El hábito se forma al observar repetidamente la sucesión de los fenómenos, pero que entre ambos exista una conexión necesaria es una suposición incomprobable.
Críticas: El Mundo
Locke justificaba la existencia del mundo distinta de la mente diciendo que la realidad extramental es la causa de nuestras impresiones.
Hume no puede aceptar esta afirmación, porque la realidad no es una impresión más, sino que está más allá de las impresiones. Si la afirmo, estoy deduciendo una cosa de la cual yo no tengo impresión alguna. Lo único que podemos afirmar es que tenemos impresiones, pero no podemos conocer más allá de estas. Para saber si las impresiones que tengo referidas al mundo exterior se parecen a los objetos externos deberíamos tener al mismo tiempo los originales y las copias, lo cual es inconcebible. Al ver la montaña en el horizonte podemos suponer que existe no solo en nuestras impresiones, pero solo podemos suponer su existencia. Afirmarla sería ir más allá de nuestras impresiones, que son el límite del conocimiento humano. Todo lo que conocemos está en nuestra mente, ¿cómo podemos saber lo que hay fuera de ella? Solo podemos suponerlo. Tal suposición es suficiente para vivir.
Dios
No niega la existencia de Dios, pero sí la posibilidad de demostración de su existencia. Las razones para oponerse a dicha posibilidad son:
- La idea que tenemos de Dios es la de una sustancia infinita con todas las perfecciones. Si aplicamos el criterio de validez de Hume, nos tenemos que preguntar de qué impresión puede derivar esta idea de perfección infinita. Según Hume, es evidente que, siendo nuestras impresiones puntuales y concretas, resulta difícil que podamos tener una impresión de infinito, ya que ella misma habría de ser asimismo infinita. Por lo tanto, la idea de sustancia infinitamente perfecta se queda sin impresión que la legitime, y hay que concluir que no existe ningún tipo de conocimiento de Dios.
- Tradicionalmente se ha intentado demostrar la existencia de Dios fundamentándose en el principio de causalidad. Los acontecimientos en la naturaleza han sido concebidos como efectos de una Causa Primera, que es Dios. Pero en dicho argumento descubre dos puntos erróneos: primero, ninguna percepción tenemos de la naturaleza y segundo, como Dios no es objeto de impresión alguna, es imposible demostrar su existencia.
Ahora bien, ¿de dónde vienen nuestras impresiones? Hume responderá que no lo sabemos ni podemos saberlo.
El Yo
Todos nuestros contenidos cognoscitivos se reducen a impresiones e ideas; por tanto, la cuestión será: ¿tenemos alguna impresión de nuestro yo? No. Luego el yo resulta imposible de conocer. No es ninguna impresión, sino aquello que se supone como sujeto desde el que tienen lugar nuestras impresiones. Tendemos a pensar que el yo es algo constante. Pero una impresión sucede a otra. Nunca existen todas al mismo tiempo, sino que se suceden. Sin embargo, nuestra identidad personal debería ser permanente. En consecuencia, no existe el yo como sustancia distinta de las impresiones.
La cuestión es: ¿cómo podemos explicar la conciencia que tenemos todos de nuestra propia identidad? Hume lo explica con la memoria: gracias a ella conocemos la conexión existente entre las diferentes impresiones que se suceden; el error consiste en que confundimos sucesión con identidad. Termina comparando al yo con un teatro en el que las distintas percepciones se suceden unos a otros, entran, salen y se mueven de mil maneras diferentes, pero con la peculiaridad de que no sabemos exactamente en qué lugar se representa, es decir, sin escenario.
El Emotivismo Moral en Hume
: -¿Que es lo que permite que a una ccion particular pueda aplicarsele el calificativo de buena o mala? Unos creen que lo bueno y lo malo estan en los juicios de la razon, otros en las acciones. Hume, cree que no son ni una no otra cosa. -Podemos decir que un codigo moral es un conjunto de juicios a traves de los cuales se expresa la aprobacion o reprobacion de ciertas conductas. -Hume considera que el conociemiento intelectual no es ni puede ser el fundamento de nuestros juicios morales. Su principal argumento es: la razon no puede impedir ni impulsar nuestro comportamiento. Ahora bien, los juicios morales impulsan e impiden nuestro comportamiento, luego, los juicios morales no provienen de la razon. -La moralidad no es una cuestion de hecho. Las acciones en si mismas no son ni buenas ni malas. Los juicios morales, por tanto, tienen su origen en los
sentimientos que nos provocan determinadas acciones. -La moralidad no esta en los hechos ni en la razon. La razon nos permite discenir la verdad de la falsedad, pero no es por si misma motivo para que nuestra voluntad actue. ETICA UTILITARISTA: en el agrado y la utilidad coinciden todas las acciones que originan los sentimientos de aceptacion, y los de repulsa en lo contrario, por lo que es legitimo concluir que ellos son el fundamento ultimo de la moralidad y que, por tanto, la etica de Hume es utilitarista. Hume piensa que la utilidad ha de referirse a los demas en no menor medida que a si mismo.