La transvaloración nietzscheana: Crítica a la metafísica y afirmación de la vida

Introducción

El crepúsculo de los ídolos es un libro de 1888 perteneciente a la última etapa de la vida de Nietzsche. En esta obra, que lleva el subtítulo de cómo se filosofa con el martillo, propone una inversión radical de la metafísica. Su crítica arremete contra una concepción trasnochada del mundo que había invertido los valores del conocimiento y el sentido de la realidad.

Texto 1

En este texto se muestra el estilo de Nietzsche que nos acompañará en los demás textos, ya que no se ajusta a la forma de escribir de los demás filósofos. En este texto nos habla de la primera idiosincrasia que aplica a los filósofos: no somos capaces de percibir una realidad que cambia de forma continua. A partir de la filosofía platónica, que manifestó percibir la realidad desde una visión universal y eterna, lo cambiante queda condenado a no tener valor. Una vez considerado que la realidad no está sometida al cambio, los filósofos determinan que los sentidos nos engañan. Nietzsche declara que la desconfianza en los sentidos nos incapacita para comprender el verdadero sentido de lo real. Son la razón y el entendimiento lo que han trastocado en el hombre su capacidad para valorar. Nietzsche defiende el escepticismo. El ser queda petrificado y desprovisto de todo tipo de dinamismo. La negación del devenir corre paralela con la negación de la vida.

Texto 2

En este texto Nietzsche muestra una gran admiración por Heráclito. Y, sin embargo, Heráclito tampoco fue justo con los sentimientos porque creyó que no mostraban la plenitud del cambio. Los sentidos no nos engañan; es la razón la que falsea el testimonio de los sentidos. La mentira introducida por la razón es la mentira de la metafísica. Nietzsche acepta la enseñanza de Heráclito de que el ser es una mera ilusión y también nos dice que el mundo en el que vivimos es el único que existe. El mundo de las ideas es el engaño de la razón.

Texto 3

En este texto Nietzsche sigue concretando su crítica a los filósofos y las filosofías anteriores, tal y como ha ido haciendo en los dos textos previos. Nos habla de que es inexplicable que la filosofía se haya empeñado en negar la veracidad de los datos proporcionados por el conocimiento sensible. Es grande la ironía de Nietzsche al afirmar su admiración por la nariz y escandalizarse porque ningún filósofo haya hecho nunca una alabanza con conversación y con gratitud sobre las cualidades maravillosas del olfato. No comprende que los filósofos se hayan conspirado para despreciar el conocimiento sensible. A los sentidos les debemos una buena parte de nuestra capacidad para adaptarnos a la realidad. El conocimiento y la ciencia dependen de forma directa de la configuración del conocimiento de los sentidos.

Texto 4

El texto se está refiriendo a toda la filosofía anterior a él. Nos dice que la metafísica platónica y el cristianismo han constituido el sentido del mundo en la cultura occidental. La mentira fundamental se ha dado en la inversión de un mundo falso, pero también en la confusión de lo primero con lo último. El carácter del filósofo consiste en odiar la vida y el sentido del devenir. Los conceptos supremos son la base de la idea de Dios. El hombre ha creado a Dios, pero la categoría a la que responde el concepto de Dios es la más vacía, una realidad inventada. La fuente del concepto de Dios es la condición patológica del ser humano. Dios ha trastocado el sentido de la realidad en la medida en que ha pervertido el sentido del mundo. El nihilismo es la consecuencia de la tradición platónico-cristiana y el engaño de la metafísica. La condición necesaria consiste en renunciar a Dios como el centro del universo. Con la muerte de Dios, el hombre empieza a adquirir el sentido de la tierra. El nihilismo reactivo abre todas las posibilidades de devenir activo, del cambio de la negación por la afirmación de la vida en la Tierra.

Texto 5

En este texto Nietzsche denuncia la superstición del lenguaje. El lenguaje detiene el tiempo, paraliza el fluir de la realidad. Los conceptos paralizan la realidad. La inversión de la metafísica lleva a Nietzsche a sentir los valores y la capacidad de valorar como la base del conocimiento. El error de la metafísica consiste en haber creído que los valores no provienen de este mundo. El resentimiento contra la vida ha promovido la necesidad de generar un mundo verdadero sobre el mundo en el que vivimos. Desde esta solidificación se ha constituido la sustancia del yo, el ser como unidad estable, permanente y eterna, el fundamento de Dios. Es desde el yo desde donde se crean las cosas del ser, desde donde se sustantivan las realidades. Al entender el yo como una sustancia, la metafísica clásica ha proyectado la sustancialidad sobre todas las cosas. Por debajo del yo solo hay una pluralidad de instintos y de pulsiones. La cultura occidental se basa en la creencia de la conciencia y del yo. Se cree que el yo es un ser que magnifica lo que nombra y se constituye como cosa y causa. El recurso nietzscheano del superhombre responde a la necesidad de afirmarse en la Tierra y potenciar la vida. La razón en el lenguaje es la fuente del engaño.

Texto 6

En el último texto, Nietzsche nos expone las cuatro tesis con las que intenta aniquilar los fundamentos del platonismo:

  • Primera tesis: nos dice que todas las razones que ha aportado la filosofía platónica para demostrar que el mundo en el que vivimos es aparente han conseguido fundar su realidad y su verdad. Lo que cambia son los atributos de la única realidad. La verdadera realidad es la que se ha considerado aparente en el sistema platónico.
  • Segunda tesis: El ser verdadero se ha convertido en los signos de la nada. Una realidad con esas características no puede existir. La metafísica es el efecto de la capacidad de valorar de los seres decadentes, de quienes no han tenido fuerza para soportar la vida, el sufrimiento y la muerte. La teoría de los valores es fundamental en el pensamiento nietzscheano. No existe una esfera de la realidad pura e incontaminada. La razón pura es el engaño del idealismo; vivir supone ya valorar.
  • Tercera tesis: La filosofía platónica imaginó la existencia de una esfera de la realidad separada del mundo en el que vivimos. La ilusión se ha convertido en la fantasmagoría con la que se ha garantizado la existencia de una vida distinta y mejor.
  • Cuarta tesis: La división platónica de los mundos es un síntoma de la decadencia. La enfermedad, el miedo y la debilidad son los que han potenciado las ilusiones y las mentiras de la metafísica y de la religión. Nietzsche se rebeló contra el socratismo, el platonismo y el cristianismo. Nietzsche abogó por la alegría de la creación del pensamiento trágico y dionisíaco.

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