1.5 PRINCIPALES SOFISTAS / 1.5.1 PROTÁGORAS DE ÁBDERA (480- 411 a. C)
Nació hacia el 480 a.C. en la ciudad de Demócrito aunque su principal actividad la desarrolló en Atenas. Según Platón, fue influido por la doctrina heraclítea del fluir de todas las cosas, de la que se derivaba la imposibilidad de alcanzar un saber universal y absoluto para todos los hombres. Desde esta posición inicial, el bien del sabio y la única verdad posible se traducen en la adecuación a las circunstancias dadas y a los individuos que en estas condiciones llevan a cabo el acto de conocer. Su más rotunda afirmación expresa esta posición:“El hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en cuanto que son y de las que no son en cuanto que no son”. Platón: Teeteto,152 a . Platón explica este aserto aludiendo a la relatividad ínsita en la sensación: “¿No ocurre a veces que el soplo del mismo viento uno de nosotros lo siente frío y lo otro no?(152 b). Aceptar la verdad de esta postura significa entonces, según el Sócrates platónico, tal como me parece a mí cada cosa, así es para mí, y así como te parece a ti, así es para ti. La verdad varía para cada individuo y circunstancia, por lo que el relativismo significa aquí la negación de toda falsedad. Desarrollando esta concepción relativista, Protágoras enunció la teoría de las Antilogías o razonamientos contrapuestos, que expone la verdad como algo contradictorio y múltiple, siempre dependiente de situaciones y perspectivas. De esta manera, “fue el primero en afirmar que respecto a cualquier asunto, hay dos discursos contrarios” (Diógenes Laercio, IX,51)
Protágoras postula una teoría del conocimiento de carácter relativista conforme a la cual el hombre no cuenta con elementos objetivos que le permitan evaluar correctamente los datos de sus percepciones. De ahí que no existan medios para tener seguridad de que lo que conocemos exista tal como lo conocemos, que siempre exista la posibilidad de que el hombre discrepe en torno a toda clase de asuntos, o de que tampoco puedan llegar a alcanzar certeza en asuntos religiosos, en cuanto a la propia existencia de los dioses.Para Protágoras, lo que separa al hombre de los animales no es solamente el lenguaje y el dominio de la técnica sino la capacidad de convivir políticamente. Esta es la forma de resaltar que en la dinámica de la democracia debe cultivarse la capacidad de persuadir a partir del concepto:
La retórica o arte de convencer a través de la palabra,y la erística o arte de polemizar.Fue acusado de impiedad durante el gobierno de los cuatrocientos por negar el conocimiento de las cosas divinas y los dioses, tanto por la brevedad del asunto como por la brevedad de la vida humana
1.5.2 GORGIAS DE LEONTINOS
Nació en Leontinos (Sicilia) en torno al año 485 a. C. En 427 fue enviado a Atenas para solicitar ayuda en la guerra de Siracusa.
Gozó de fama extraordinaria por su sabiduría y su rara y magnífica elocuencia, e incluso se dice que Sócrates imitaba su estilo oratorio. Murió en Tesalia hacia 380, contando más de cien años de edad.Parece ser que redactó un escrito polémico contra las tesis parmenídeas que tituló “Sobre el no-ser o Sobre la naturaleza”. En esta obra expone cómo, a pesar de las tesis del de Elea, es posible pensar y desarrollar un discurso basado en el no-ser, así como en la incognoscibilidad del ser.En el libro titulado Sobre el no-ser o Sobre la naturaleza desarrolla tres argumentos sucesivos. El primero es que nada existe; el segundo, que aunque algo es inaprensible para el hombre; y el tercero que, aun cuando fuera cognoscible, no puede ser comunicado ni explicado a otros.Gorgias niega no sólo la existencia de toda verdad objetiva, sino también la de normas morales universales, siendo la moral para él un producto histórico que varía en relación a la época, la cultura o incluso a lo largo de la vida misma de cada individuo.Gorgias subraya la importancia de la palabra, y el arte que se ocupa de su manejo, la retórica: la única realidad es la palabra ya que en el lenguaje es donde aquella se crea, se modifica y comunica; el ser es lo que los hombres hablan, y la verdad descansa en la capacidad de persuadir con la magia y el poder de las palabras. Pues el medio con el que comunicamos las cosas es la palabra, y el fundamento de las cosas, así como las cosas mismas no son palabras. En consecuencia no son las cosas lo que comunicamos a los demás, sino la palabra, que es diversa de las cosas que existen.
2. SÓCRATES no dejó ni un solo escrito, siendo sus enseñanzas de carácter oral. Más que su vida, lo que verdaderamente ha impresionado es su muerte; en ésta se plantea de forma casi trágica la problemática relación entre el individuo, el estado y las leyes, así como la del individuo con su propia existencia y la justicia.
2.1 El OBJETIVISMO SOCRÁTICO: CONÓCETE A TI MISMO
El método socrático tiene como finalidad superar el relativismo en el que el pensamiento naufragaba desde la irrupción de los sofistas en el paisaje intelectual de Atenas.Pretende alcanzar una cierta verdad bien fundada que acabe con la decadencia política, religiosa y ética introducida por el lenguaje escéptico y crítico de los sofistas, Para Sócrates, los sofistas, interesados en el poder y el lucro, realizan una crítica incompleta de la sociedad y el pensamiento.Su proyecto pasa por desmontar los conceptos y opiniones que, sin basamento, anidan en el alma de los ciudadanos, esforzándose en la búsqueda de la claridad.Sócrates lleva acabo su programa con vistas a fundar una nueva areté (excelencia de carácter político), y a conminar a todo ciudadano a exigirse ser mejor.
Este término se traduce comúnmente por virtud. Según Aristóteles, cuenta con dos importantes instrumentos por él inventados, el razonamiento inductivo y los conceptos universales.El objetivismo socrático muestra una suprema realidad concerniente al hombre.
El conocimiento del bien
Su saber se focaliza en lo que el hombre debe conocer para conseguir la felicidad, que depende del conocimiento del bien. Plantea un giro en la concepción de la realidad, que ya no es la realidad físico-cosmológica, sino la realidad moral del hombre, estando todo estudio supeditado a ella.
2,2 EL MÉTODO DIALÉCTICO EN SÓCRATES: EL DIÁLOGO (IRONÍA Y MAYÉUTICA)
Su método consistía en, a través de un hábil juego de interrogaciones, llegar a la constatación por parte del individuo de su completa ignorancia y al desenmascaramiento de los falsos saberes tenidos por verdaderos: a través de la ironía
Sócrates desmonta las pretensiones de sus interlocutores, convencido de que sólo el reconocimiento de la propia ignorancia puede producir un conocimiento auténtico. Una vez liberada el alma de las sombras y confusiones que la atenazaban, el proceso se completa al despertar en ella los conocimientos que alberga a la sombra de las palabras no preguntadas, no puestas en duda. Este engendrar en sí misma el alma tiene un nombre:
concepto, ya que consiste en concebir, hacer nacer la verdad misma de las cosas, dar a luz la verdad (mayéutica)
(por ello Sócrates pregunta insistentemente en pos de una definición: ¿Qué es la justicia? ¿Qué es la belleza? ¿Qué la valentía?) El objetivo de la mayéutica no es otro que el de educar al hombre a través del ejercicio en busca del bien. El individuo excelente, poseedor de areté, es aquel que se introduce en esta búsqueda apasionada de una ciudad justa. La premisa que aquí se establece es que toda educación debe ser política (techné política
). Sócrates se acerca a los sofistas al afirmar que puede ser objeto de aprendizaje, ya que consiste en una determinada armonización de las potencias humanas, en una preponderancia de la razón sobre las pasiones e instintos irreflexivos, en un ejercicio del dominio de sí mismo que permite que salga lo divino que hay en el hombre, la racionalidad de su alma.
3CONCLUSIÓN: LA BÚSQUEDA DEL CONCEPTO UNIVERSAL FRENTE AL RELATIVISMO Y EL ESCEPTICISMO
Como conclusión podríamos sacar que a Sócrates pueden atribuírsele con justicia dos adelantos científicos: el empleo de los razonamientos inductivos y de la definición universal, Sócrates inaugura en la filosofía la búsqueda del concepto, rechazando así el relativismo moral y el escepticismo en el conocimiento de los sofistas y afirmando como objetivo de nuestro conocimiento la búsqueda de la Verdad y el Bien y de una sola Verdad y un solo Bien que terminan identificándose.
La premisa que aquí se establece es que toda educación debe ser política (techné política). Sócrates se acerca a los sofistas al afirmar que puede ser objeto de aprendizaje, ya que consiste en una determinada armonización de las potencias humanas, en una preponderancia de la razón sobre las pasiones e instintos irreflexivos, en un ejercicio del dominio de sí mismo que permite que salga lo divino que hay en el hombre, la racionalidad de su alma.
2.3 LA ÉTICA SOCRÁTICA: EL INTELECTUALISMO MORAL
Frente a los sofistas Sócrates afirma que no existen virtudes particulares, sino que la virtud es una sola, a saber, la virtud es conocimiento.
Si las virtudes, tal como las entienden los sofistas, son un conjunto de habilidades, de saberes técnico-operativos, entonces no son enseñables. Ahora bien, si la virtud es sabiduría, es ciencia, entonces se puede enseñar, se puede aprender.Según Sócrates, la sabiduría y la virtud se identifican puesto que nadie obra mal a sabiendas y adrede. De modo que, si nadie obra mal voluntariamente, el mal es resultado de la ignorancia, y, por tanto, en la ética socrática no habría lugar para la culpa, ya que el mal es involuntario. Para Sócrates la virtud ha de construirse en función de la racionalidad. Y, por ello, la virtud, que tiene por fundamento la racionalidad puede, en consecuencia, enseñarse.¿Cuál es el objeto o el ser del que trata esta ciencia?: Sócrates, como hemos dicho antes, llamaba a su método de investigación mayéutica haciendo que los demás diesen a luz en sus mentes ideas verdaderas, con vistas a la acción justa.Esta tesis se llama por ello el intelectualismo moral.
Puesto que la virtud es conocimiento, según Sócrates, el objetivo de la educación es el conocimiento del bien, ya que conduce inevitablemente a una acción acorde con lo conocido; el conocimiento funda la moral, y no el sentimiento o la emoción, y conocer auténticamente lo bueno lleva al individuo a no poder actuar de acuerdo con el principio contrario.
Sólo es posible fundar una ciudad justa si los ciudadanos conocen el bien, porque sólo así serán capaces de apreciar la justicia por encima de la injusticia.
Mientras que el ignorante piensa que, con miras a su propio beneficio, la injusticia es más provechosa que la justicia, aquel que conoce el bien y la justicia sabe que la justicia es lo preferible y aquello que preserva el alma y permite el acceso a una buena vida (eudaimonía). De este modo, aunque parezca un absurdo para el ignorante, es mejor padecer que cometer injusticias, porque en este segundo caso lo dañado es el alma, y un alma enferma impide el desarrollo de una vida valiosa, poseedora de areté. La filosofía, que se esfuerza por lograr la plena salud, es por tanto una medicina del alma, y el filósofo un médico del alma.